Orfancia, de Athos Zontini

orfanciaDe pequeño comía de todo. Si algo no me gustaba me obligaban a quedarme en la mesa hasta que no quedara nada y, si tiempo después, el plato seguía ahí, la comida se convertía en la cena. Y así siempre que hubiera algo que no me gustaba y me resistía a dejar que penetrara en mi interior. Afortunadamente, eso ocurría pocas veces porque, como digo, comía de todo y, lo que en un principio “se me hacía bola” (recuerdo lo mucho que odié las espinacas), acababa por comerlo.

No fui uno de esos niños repelentes y mimados de ahora, cuyos padres ceden a lloros y/o berridos y los cuáles ahora que ya son mayores (y con mayores quiero decir de un mínimo de 30 años) cuando preparas una comida o una cena o merienda te sueltan un “ay, ¿has hecho esto?Leer la reseña completa del libro "Orfancia, de Athos Zontini" “Orfancia, de Athos Zontini”