Celda 211

Celda 211 de Francisco Pérez Gandul


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Celda 211 está en boca de todo el mundo. Con dieciséis nominaciones a los premios Goya, se ha convertido en la revelación cinematográfica española del año pero poca gente sabe que el guión está adaptado de un libro del periodista Francisco Pérez Gandul publicado en 2004 por la editorial Lengua de Trapo que acaba de ser reeditado para la ocasión.

El libro comienza con la llegada de Juan Oliver a la cárcel de Sevilla. Nuestro protagonista, un chico de pueblo, decidió dedicarse a estudiar duramente para sacar unas oposiciones y llegar a ser funcionario de prisiones. La historia tiene lugar su primer día de trabajo, bueno, no exactamente el primer día ya que Juan decide ir el día antes para echarle un ojo a las instalaciones de la prisión donde pasará una buena parte de su futuro, y también para conocer a sus compañeros. Pero las cosas no salen como esperaba ya que los presos tenían preparado un motín para ese mismo día y Juan se queda encerrado con ellos mientras sus nuevos compañeros escapan, lo abandonan a su suerte y su esposa Elena —que estaba embarazada —lo espera fuera. Nuestro protagonista se hará pasar por un interno más y conseguirá ganarse la confianza del instigador del motín: Malamadre, un delincuente que parece estar dispuesto a todo para mejorar las condiciones de los presos.


Una de las grandes virtudes de la novela es que va al grano. El motín tiene lugar en la página 15 y a partir de ahí tiene lugar una arrolladora sucesión de acontecimientos que no terminará hasta que la terminemos. Algo que es de agradecer y que nos mantendrá pegados a sus páginas hasta terminarlo. Para facilitarnos la tarea, Celda 211 está dividido en cómodos capítulos que no tienen relación ninguna con la narración, pero que nos ayudan a fraccionar la lectura, por si fuera necesario.

En el terreno narrativo, nos vamos a encontrar con tres voces en primera persona que serán las encargadas de relatarnos la historia: Juan Oliver, Malamadre y Armando, uno de los funcionarios que logró escapar justo antes de que tuviera lugar el motín. Cada uno de los personajes está perfectamente caracterizado mediante la dicción y el orden de ideas. A través de sus voces, nos relatarán la historia desde su punto de vista, conoceremos también el pasado de los dos personajes principales y, dependiendo del locutor, nos será más fácil o difícil seguirla. Así, la voz de Malamadre será una voz de los barrios bajos, con ideas desornadas colocadas una después de otra sin ton ni son y con un vocabulario que no le irá a la zaga. Por el contrario, Juan Oliver tendrá una narrativa clara y ordenada con la que será difícil perdernos. Esta característica es una de los grandes puntos a favor de la novela pero puede llegar a ser un arma de doble filo ya que hay momentos en los que seguir la voz de Malamadre puede llegar a ser todo un suplicio.


A este respecto también veremos otro de los grandes logros narrativos, y es que, Juan Oliver, termina siendo un preso más y esto es algo que también se acabará reflejando en su manera de hablar y de pensar, por lo que en los últimos compases del libro veremos como sus ideas empiezan a desordenarse y empieza a actuar de una manera mucho menos meditada.


La de Celda 211 es una historia triste y cruel pero que, perfectamente, podría ser parte de nuestra injusta realidad. Es un viaje a lo más hondo de la naturaleza humana, ese lugar donde cualquier cosa puede llegar a ser lo correcto. Un gran libro que no se ve para nada nublado por el gran éxito que ha cosechado la adaptación cinematográfica y que será igual o más interesante para aquellos que ya hayan visto la película.

5 comentarios en «Celda 211»

  1. Es cierto, es una gran novela que ha facilitado la construccion de una excelente película. Yo la leí después de haber visto la pelicula y me sorprendió igual o mñas la acciòn, porque aunque comparten parte de la trama, tanto la narracción como muchos giros de la historia son nuevos y eso te absorbe de una manera total. No tengo nada contra los Dan Brown y demás autores de best sellers, pero es triste que una novela como esta no tenga la repercusión que se merece en el mercado al lado de importaciones yanquis claramente inferiores.

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  2. Cierto Nestor. Como comenté en mi blog personal, es posible que Celda 211 no pase a la historia del cine ni la de la literatura pero no se le puede negar a Francisco Pérez Gandul el grandísimo mérito de crear una historia magnífica que ha sido perfectamente transvasada al lenguaje cinematográfico.

    Y, como comentas, ojalá se consumieran más grandes historias y menos grandes nombres.

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  3. No creas, Susana, incluso creo que es mejor que veas la película y leas después la novela. Está tan bien estructurada, tan bien narrada, que te va a sorprender igual y no te perderás los giros de la película -todos contenidos en la novela, salvo el final- que son en realidad los que la hacen grande. Da igual que veas o leas antes, sorprenden por separado.

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