Clásicos infantiles 11

Clásicos infantiles 11

clasicos_infantilesHace mucho tiempo, hubo una serie de libros que disfruté como si no hubiera un mañana. Una de esas series que, por mucho que leyera, no parecían cansarme y siempre quería más. Será porque yo, cuando era pequeño, devoraba todo aquello que caía en mis manos, o será simplemente, porque esos libros tenían los ingredientes necesarios para hacerme sentir especial, casi alguien que podía ser mayor en las páginas, y que disfrutaba resolviendo todos los misterios que me proporcionaban. Es curioso, pasa el tiempo y aún hoy, contemplo esos libros como uno de esos clásicos infantiles de los que creo nadie puede prescindir, si conoce lo que significa la literatura para los más pequeños. Crecemos, nos hacemos mayores, y algunas historias permanecen. Eso es lo que importa en este apartado, en esta sección de hoy domingo. Porque lo más importante que tienen estos libros es, ni más ni menos, permanecer con nosotros por mucho que los años pasen, por mucho que el tiempo corra rápido, y por mucho que, después de tanto tiempo, encontremos otras lecturas.

Os presento a “Los cinco”, una serie de libros que hicieron historia, y crearon la nuestra.

 

los cinco 1Hace poco tiempo, navegando entre las estanterías de una librería cualquiera, más en concreto en la sección infantil – juvenil, me vi agachándome, flexionando las rodillas, y viendo como una serie de libros llamaba mi atención. Una nueva edición, proporcionada por la Editorial Juventud, aparecía ante mis ojos, haciéndome recordar aquellos días de verano en los que acompañaba a un grupo de amigos resolviendo algunos casos y misterios que se quedarían conmigo a lo largo de mi juventud. “Los cinco”, esos queridos personajes que recorrían lugares, que investigaban intrigas, que se convertían en pequeños Sherlocks Holmes y que, después de mucho pensarlo, han sido considerados por mí como uno de los principales causantes de mi pasión por la literatura. Cuando crecí, cuando me hice mayor para leer algo más, ellos fueron los que tejieron la red, o mejor dicho, su autor, Enid Blyton, tejió la red para que yo me viera inmerso en una serie de libros que necesitaba con una avidez extrema y que no quería que acabaran nunca. ¿Cuál fue su secreto? ¿Alguno lo sabe? Quizás presentarnos algo nuevo, diferente, después de tantas historias casi iguales, que nos hacían sentirnos mayores y creer que era posible ser adultos, investigar, convertirnos en detectives, y correr aventuras sin la necesidad de salir de casa.

Ellos fueron la juventud de muchos. Ellos caminaron a nuestro lado como si no hubiera un mañana por el que preocuparse. Ellos consiguieron insuflar en el interior de cada uno de sus lectores la pasión por querer más, por necesitar muchas más historias, por leer una y otra vez lo que sucedía en las páginas de sus libros, y seguir mucho más allá, intentando buscar, desde el principio, los culpables, las soluciones a los enigmas, y hacernos pensar, reflexionar, y crear historias nuevas aunque nuestra capacidad para crearlas no fuera la adecuada. “Los cinco” fueron lo suficientemente grandes, como para no hacernos sentir pequeños. Y eso, en la literatura, es algo enorme para unos niños que están empezando a descubrir el mundo. Sí, yo fui un niño soñador, que pensaba e imaginaba nuevos casos, que acompañaba de la mano a los protagonistas por caminos tortuosos y casa abandonadas. Yo fui un niño que creaba su propio mundo gracias a lo que leía. Y por eso, cuando mis rodillas se flexionaron en esa librería, me convertí de nuevo en ese niño que abría los ojos como platos y decidía, como si no hubiera otra opción posible, que de mayor quería ser detective, que quería vivir esos misterios de los protagonistas, aunque mucho más tarde, cuando la realidad se impuso, fuera todo lo contrario.

Editorial Juventud reanudó, en un solo segundo, todos los sentimientos que se habían forjado en tardes de verano, en noches de invierno, en momentos donde el sueño empezaba a hacer acto de presencia, pero mis párpados no querían cerrarse. Fueron lo que muchos de nosotros queríamos vivir, y abrazamos a “Los cinco” como si fueran amigos de toda la vida, como si hubiéramos vivido con ellos todo lo importante en la vida, y a los que queríamos como si fueran parte de nosotros. Y es que, en realidad, por raro que suene, ellos formaron parte de nuestra, fueron nosotros mismos mientras los leíamos, y eso, por mucho que lo intenten, no podrán robárnoslo.

1 comentario en «Clásicos infantiles 11»

  1. Cuando era pequeña la serie de Los cinco ya no estaba tan de moda como antes pero, aun así, leí alguno que llegó a mis manos de la biblioteca del cole. También me gustó mucho y lo recomiendo a los niños de hoy también.

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