Clásicos infantiles 14

Clásicos infantiles 14

clasicos infantilesAquí, donde me leéis, siempre he tenido un pensamiento sobre los clásicos infantiles. Muchas personas me han dicho que les daba miedo acercar a los niños a algunos de ellos porque los tiempos han cambiado, porque las cosas ya no son lo que eran, y porque los niños de hoy en día ya no se divierten con las mismas cosas de cuando éramos nosotros pequeños. Mi cara siempre es de estupor. ¿Por qué los niños no van a disfrutar de los clásicos? Así que pensando en qué podría enseñar a todos aquellos que nos leen desde el otro lado de sus pantallas, me decidí por dos clásicos que vienen renovados por dos de los mejores ilustradores españoles. Una oportunidad única, que se presenta pocas veces, de rescatar algunas historias que todos conocemos, y que permanecen a través del tiempo. Esta vez son estas dos, pero espero, deseo, e imploro, que sigan sacándose estas joyas, estos emblemas de la buena literatura, para que los niños pierdan ese miedo a lo que todos llamamos clásico, y sobre todo para que los padres les animen a conocer historias que, ellos mismos de pequeños, disfrutaron como si fuera el mejor de los regalos.

 

Si habláramos de una editorial que marca un punto y aparte en el rescate de los clásicos adaptados, esa sería, sin ninguna duda, Anaya. No en vano, cuando uno navega por las librerías en busca de algún libro para algún familiar, para algún niño que se ha empezado a aficionar por la lectura, ve en seguida cómo hay colecciones enteras de clásicos adaptados para todas las edades. De la mano de esta editorial es posible disfrutar de, por ejemplo, Comillo Blanco o cualquiera de las obras de Poe, como por ejemplo, Los crímenes de la Rue Morgue. Y no es un tema baladí, no os penséis que lo digo por decir, porque precisamente es gracias a este tipo de adaptaciones como los pequeños van comprendiendo que la literatura va mucho más allá de las nuevas colecciones que han estado leyendo, ampliando sus horizontes y acercándose a historias que, cuando sean más mayores, podrán disfrutar en su versión original, sin textos adaptados, pero sabiendo en todo momento que realmente merecen la pena.

la-liga-de-los-pelirrojosLo que os traigo hoy son dos regalos. Y los llamo regalos porque no puedo tratarlos de otra forma. ¿Cómo si no podría llamar a La liga de los pelirrojos? Mirad por un momento su portada, esa portada que se ha sacado de su buen hacer Iban Barrenetxea y estarán de acuerdo conmigo en que sólo con ella uno ya siente la necesidad de llevarse a casa esta auténtica maravilla. ¿Que si hay alguna razón más para leerlo? Claro que sí, y la más evidente no es otra que se trata de una historia de Arthur Conan Doyle, el padre de Sherlock Holmes, el precursor de la novela de detectives, el creador de un personaje que permanece vivo por mucho que pasen los años y que es sinónimo de sorpresa, de crímenes resueltos y de lecturas inolvidables. Pero si todo ello no fuera suficiente, aunque debería serlo, la verdad sea dicha, estamos ante una de esas ediciones que respiran, que nos hablan sólo con las imágenes, y que ayudan a esos niños que buscan historias diferentes a aficionarse con los autores más clásicos que hay en el mundo de la literatura. No es una necesidad, porque en realidad la lectura tendría que ser un deber, un oasis en el que todo el mundo quiera refugiarse alguna vez en su vida, o quizá la vida entera. Por eso estamos aquí al fin y al cabo, ¿no?

Pero si siguiéramos echando una mirada por esta colección que nos presenta Anayael-diablo-embotellado descubriríamos otro clásico, otra historia de las de verdad, de las que llevaron a toda una generación a venerar con fundamento a un autor como lo es Robert Louis Stevenson que no sólo nos trajo La isla del tesoro sino historias oscuras como este El diablo embotellado, toda una obra maestra del relato que hoy podemos observar con las también maravillosas ilustraciones de Raúl Allén y que nos envuelve con su halo de misterio y de oscuridad. Historia de diablos embotellados, historias de viajes al infierno, historias adultas para un público joven que hoy en día puede disfrutar de ellas gracias a estas dos ediciones de las que os hablo y que no me cansaré de recomendar. Porque cuando uno abre un libro como cualquiera de los que aquí os he comentado, repito, cualquiera, se encontrará con todo un mundo que, una vez abierto, ya no será posible dejarlos.

La buena literatura, los clásicos, no deberían dar miedo a los jóvenes de hoy en día. La literatura, los clásicos, deberían aunar a varias generaciones, unidas por las mismas lecturas, y que convierten los libros, nuestra pasión por ellos, en algo general, no sólo para unos pocos.

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