De Mecánica y Alquimia

De Mecánica y Alquimia, de Juan Jacinto Muñoz Rengel

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Desde que cayó en mis manos me sentí cómodo entre su encuadernación, su formato y su portada. Y cual no fue mi sorpresa cuando al ir a la contraportada para indagar al respecto, resultó que la imagen que adorna la portada es de una fotografía tomada por el propio autor. Se trata de un detalle del famoso reloj de Praga que, a la postre, sirve como tema central para uno de los relatos que adornan este libro.
Y es que De Mecánica y Alquimia es un libro de relatos. De once para ser exactos. Y si hablamos de relatos, especialmente en lengua castellana, este autor malagueño aparecerá por arte de magia en la conversación. Se trata de un gran especialista en este tema, que ha sido ampliamente galardonado y que, salvo paso en falso, es una apuesta segura.

Dicho esto y para aquellos no habituados a este tipo de lecturas, daré un aviso a navegantes. Cada capítulo te puede transportar en el tiempo, otras veces en el espacio, y las más de las veces, ambas cosas al mismo tiempo. Y este libro no es una excepción. Aunque tiene cierta peculiaridad que lo distingue de otros libros de relatos: existe un puente entre las historias; una pieza de puzzle que quitas de aquí y encaja perfectamente un poco más allá para conformar un conjunto sólido.

Pero vayamos al contenido. De Mecánica y Alquimia recorre leyendas e historias más o menos conocidas, infundiéndoles nueva vida. Es el caso de El Libro de los Instrumentos Incendiaros, donde el autor nos lleva al Toledo musulmán para investigar unas misteriosas desapariciones. O la leyenda del maestro Hanus de Raze, que nos transporta a la concepción y construcción del magnífico reloj de Praga.

De ahí en adelante, las historias se van salpicado de elementos oníricos, que dan al escritor la flexibilidad para construir inquietantes historias como la de la Maldición de los Zweiss, y que a la vez van dotando al libro de un tinte más sombrío.

Me ha gustado como está escrito, y creo que lo recomendaría, pero no a todo el mundo. Y es así porque al igual que los relatos se suceden y evolucionan en fondo y forma, el lector debe hacer lo mismo. Y eso no es fácil. El lector pasará de un tono simpático a uno inquietante; de relatos históricos y legendarios a otros con tonos surrealistas e incluso futuristas; en otros casos, disfrutará con sus tintes hilarantes. Es el precio a pagar por leer un libro así, donde nunca sabes dónde te transportará el siguiente capítulo. En cualquier caso, un bajo precio cuando se trata de un buen libro.

Por cierto, me ha encantado el proemio al lector… […] Haremos como si esta nota nunca hubiese sido escrita ni leída […] …

Francisco Sánchez Cid (Twitter: @LightMyWay78)

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