De qué hablamos cuando hablamos de amor, de Raymond Carver

De qué hablamos cuando hablamos de amorVoy a empezar esta reseña con una pregunta aparentemente sencilla: ¿cómo definirías tú el amor?

Desde que leí este libro estoy intentando encontrar una canción o un poema que resuelva esa incógnita, ya que creo que por mí misma no voy a ser capaz de hacerlo. Pensé en “Every breath you take”, pero desde que Sting confesó que era una canción que hablaba sobre el acoso, la tuve que tachar de mi lista de canciones románticas. Luego pensé en “November rain” y su asfixiante solo de guitarra… pero al escuchar con detenimiento la letra me di cuenta de que en realidad es una historia de desamor —y tremendamente triste, por cierto—. Así que ya solo me quedaba “Can’t help falling in love with you”, de mi idolatrado Elvis. Quizá es la que más se acerca a lo que yo estoy buscando. Para mí, el amor es eso: algo que llega sin ser buscado, que fluye desde dentro como un río que busca su inevitable conclusión, su muerte en el mar. Es buscar un sentido a algo que ni si quiera sé que existe. Conducir a doscientos por hora directa hacia un muro, aun sabiendo el desenlace. Respirar a otra persona hasta que dos se convierten en uno.

En De qué hablamos cuando hablamos de amor vemos que lo que se puede sentir por un amante, también es amor. Que el sentimiento de un chico por una chica que le podría llevar a cometer locuras atroces con tal de tenerla, también es amor. Y que el marido que pega a su esposa, se resguarda en la excusa de que la ama. Raymond Carver analiza en diecisiete breves relatos los diferentes tipos de amor que existen, arrebatándonos a la fuerza la idea de que solo existe una manera de querer. ¿Por qué un tipo es más válido que otro? ¿Por qué algunos están mejor vistos que los demás? Y, lo más importante, ¿DÓNDE NARICES ESTÁ EL LÍMITE DEL AMOR?

Pero, ¿qué hay de la canción de Sting o la de los Guns? ¿No son otro tipo de amor? Igual de válido podríamos decir que es el amor no correspondido, el idílico sin final feliz, el que te rompe en pedazos. Igual de válido es el que te hace perseguir a una persona hasta la asfixia, a sabiendas de que esa persona quiere, necesita, respirar. Porque desde luego, la mujer infiel te dirá que quiere a su amante y el hombre maltratador te dirá que pega a su mujer porque la ama. Entonces, ¿es cierto lo que dicen? ¿eso de que en el amor y en la guerra todo vale? Obviamente, la respuesta es NO. Pero Carver nos muestra varios ejemplos que nos harán pensar en ello y darle unas cuantas vueltas en nuestra cabeza. Nos cuela en la vida de parejas que se aman, que se odian, que son infieles, que matan, que desearían estar con la pareja de su mejor amigo, que no se arrepienten de despertarse a diario al lado de la misma persona, que harían cualquier cosa por amor.

Ahora bien, volviendo al principio de la reseña, ¿podrías definir en este momento el amor? ¿podrías hacerlo después de haber leído estas palabras? Sin dudar ni un solo segundo de tu inteligencia, estoy convencida de que no serías capaz de hacerlo incluso habiendo leído este magnífico libro. Carver, como era de esperar, no nos va a dar la respuesta, pero será bonito que lo intentes.

Yo, desde luego, no soy capaz de encontrar una definición. Pero sí sé reconocer el amor: para mí es un momento. Un flechazo determinado. Puedo sentir decenas de tipos de amor al mismo tiempo y creo que, en mi caso, todos serían válidos. Siento amor por mi pareja, por mi familia, por mi perra, por mi profesión, por mis libros, por la manera en la que me siento cuando escribo, por cómo soy cuando soy feliz, al notar cómo entra el aire en mis pulmones cuando estoy en mitad de un bosque, o al sentir la falta ardiente de oxígeno cuando estoy en la inmensidad del océano buceando.

Amor. En sus cuatro letras caben infinidad de momentos. No sé si habrás sido capaz de definirlo (si es así, me encantaría que lo compartieras con todos), pero de lo que sí estoy segura es de que, leyendo estas palabras, te has imaginado a ti mismo pensando en qué hablamos cuando hablamos de amor.

5 comentarios en «De qué hablamos cuando hablamos de amor, de Raymond Carver»

  1. leí a Carver con devoción hace más de 10 años, entre ellos: De qué hablamos cuando hablamos de amor, ya casi no lo recuerdo, pero la lectura de Carver es de las que se presta a las múltiples relecturas, a ver si lo recupero uno de estos días, y vuelvo a sentir esa fuerza narrativa. Muchas veces acudo a Carver para hacer algún comentario literario, sobre todo a esta expresión que he utilizado varias veces: Esa tensión carveriana de que en cualquier momento puede pasar algo. Disfruté todos sus libros de relatos y los volveré a disfrutar, seguro. Gracias por recordarlo.

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    • Es bonito volver a releer obras como estas. No sé cuándo llegará mi momento, pero estoy segura de que en algún momento miraré la estantería y me darán ganas de revivirlo. ¡Gracias por tu comentario!

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      • Se que puede parecer tonto y no soy un fanático religioso, retrógrada ni nada pero lee esto. » Juan 3:16« puede que si te das tienpo de pensarlo encuentre la respuesta, todo depende de ti. Saludos.

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  2. Nunca he sido mucho de leer, pero la verdad me interesaría leer este texto cuando tenga tiempo. Para ser sincero me cuesta mucho descifrar el porque del amor. El amor va y viene (al menos siempre me dicen eso), y la verdad es que yo en temas amorosos he tenido experiencias. Lamentablemente ninguna se compara a la que siempre me ha faltado, el amor propio. Necesito estar con alguien para poder sentir que valgo la pena. Quizás suena un poco triste pero, de igual forma es increíble pensar que estos sentimientos son los que más te mueven y marcan en la vida..

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  3. A mis alumnos recién graduados les dediqué estas palabras de Carver. Hay muchas formas de amar o de amor. Les pedí que amasen su profesión como yo he amado la mía. Una simple gota de lluvia no es nada, pero muchas gotas de lluvia pueden llenar un océano.

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