El atlas de las nubes, de David Mitchell

el atlas de las nubes¿Te has parado a pensar en que todo lo que haces, todas esas acciones que llevas a cabo de forma casi inconsciente, como un acto reflejo, repercuten en la vida de los demás de tal forma que es posible que sean esa minúscula chispa que con el paso de los años pueda llegar a crecer e inflamar conciencias hasta incluso llegar a cambiar el curso de la historia? Unas palabras de ánimo para aquel que su día amaneció gris. Un reproche injustificado. Un inesperado y cálido abrazo. Una sonrisa sincera. Unas palabras que rezuman bilis sin venir a cuento. Tender una mano al necesitado. Una sugerente pieza musical ejecutada con habilidad. Responder con el más flagrante desprecio al que busca refugio. La lectura de un libro inspirador en el momento adecuado. Un acto de amor o un arrebato de odio. “Todo está conectado” ¿Y si nuestra mera existencia solo fuera un insignificante pero valioso grano de arena que forma parte de una duna y esta a su vez es la pequeña porción de un inimaginable y gigantesco desierto? ¿Podría esta reseña, con este preámbulo de tintes New Age, llegar a ser el texto principal de unos panfletos propagandísticos que sembraran la semilla de una revolución? Pésima hipérbole a modo de ejemplo pero, a decir verdad, cosas más raras se han visto.

Y hablando de rarezas: ¿es raro que el Sant Jordi pasado, y sobretodo porque me atrajo la portada (¡oh sí, podéis tildarme de superficial!), me comprara Relojes de Hueso y tras terminarlo me pareciera uno de los mejores libros que he leído en mucho tiempo y por ello decidiera que, por todo los medios, aunque fuera de forma desordenada, tenía que leer todas las obras de aquel autor británico capaz de atrapar al lector con su metamórfica prosa? Debo confesar, querido lector, que con literatura de por medio mi obsesión compulsiva parece hasta beneficiosa; o como dice el refrán: sarna con gusto no pica. Sarnoso perdido. Pero sí que hay algo que me pica, y es la curiosidad de saber si David Mitchell padece algún tipo de desorden de personalidad múltiple. No logro encontrar otra explicación satisfactoria a esa capacidad sobrehumana que le lleva a escribir y a imaginar como si de seis personas diferentes se tratara. Porque El atlas de las nubes, la obra de la que hoy quiero hablarte querido lector, son seis libros diferentes que se entrecruzan. Seis géneros literarios. Seis viajes que te cambian. “No hay viaje que no te cambie un poco”. Seis protagonistas, separados por el tiempo, que descubrirán que sus vidas, que los gestos que llevan a cabo, son consecuencia de lo que previamente hicieron otros y que los suyos propios, y sin que ellos si quiera lleguen a sospecharlo, marcarán de alguna forma transcendental las siguientes generaciones.

¿No es magnífico pues, pagar por un libro y llevarse seis? Una historia de historias. ¡El vademécum de la ficción! No me odiéis por mi emoción algo sobreactuada, pero, y repito por si no ha quedado claro: en estos tiempos de crisis indefinida, ¿no es magnífico pagar por un libro y llevarse seis? Seis existencias que se cruzan sutilmente, pero fácil de percibir cuando llega el momento, a lo largo de eones y que comienzan con las prometedoras aventuras, en formato diario, de un notario a bordo de un navío en el siglo XIX. Seguidamente David Mitchell nos sumerge en la dura, bella y emotivamente desgarradora vida, narrada en epístolas, de un joven compositor arruinado. ¡Música maestro! Este tramo no se lee, se escucha con deleite. De aquí saltaremos a los años setenta y a un electrizante thriller político de ritmo vertiginoso, y antes de que podamos recobrar el aliento estaremos llenando el silencio de carcajadas con la divertida (humor inteligente y corrosivo) parte en la que un editor de libros, de nombre Timothy Cavendish, se las tiene que ver con un puñado de gente bastante indeseable. ¡Pero aún hay más lector! Faltan las dos historias de ciencia ficción: la que habla de un mundo distópico al más puro estilo Un mundo feliz de Aldous Huxley y la que finalmente nos lleva a un lugar post apocalíptico en el que primitivas microsociedades intentan evitar el esclavismo al que otros congéneres les quieren abocar. Y luego salto hacia atrás con tirabuzón y vuelta a empezar.

Y es que David Mitchell (¡qué envidia, qué forma magistral de narrar! No es peloteo, es admiración, ¡carajo!) lleva las seis historias de El atlas de las nubes al punto álgido, al cliffhanger que deja sin aliento, que obliga a roer uñas y que magnifica la curiosidad del lector. Luego, como una montaña rusa que ha ascendido seis cuestas a la vez, se lanza a descenderlas a toda pastilla, haciendo un estudiadísimo cambio de vías en pleno descenso, para saltar así a otra historia y dejarte asombrado y sin aliento. Y todo este recurso narrativo “condensado” en casi 700 páginas sirve para mostrarnos que la tiranía de aquel que ejerce el poder siempre pervivirá. Pero de igual forma lo hacen el amor, el coraje y la amistad, además de la insaciable búsqueda de la verdad y la sed de conocimiento, ascuas imposibles de extinguir que son el germen de las rebeliones que buscan un mundo justo, libre e igualitario.

3 comentarios en «El atlas de las nubes, de David Mitchell»

  1. Hola María, como bien te ha comentado Iván, a través del enlace que él te ha facilitado podrás hacerte con el libro. Te gustará. Saludos y buena lectura.

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