El libro electrónico: sin prisa pero sin pausa

El libro electrónico: sin prisa pero sin pausa

papel vs ereader
¿Estamos ante el fin del libro tradicional en formato papel? Si nos atenemos a los datos proporcionados por el informe de Hábitos de lectura y compra de libros en España en 2012, publicado en enero de 2013, a corto plazo no.

En España, únicamente un 11,7% de los lectores habituales de libros lo hace en soporte digital, eso sí, la tendencia es innegablemente ascendente teniendo en cuenta que el año 2010 el porcentaje era aproximadamente 6 veces menor.

¿Por qué esta lentitud a la hora de cambiar de formato? Definitivamente por costumbres y sentimentalismos varios: no será nuestra generación la que destierre el libro tradicional y esto es única y exclusivamente por motivos culturales. Antes de comenzar a exponer mi tesis, tengo que confesar que siento pasión por los libros y la literatura, que soy poseedora de un e-reader pero no he renunciado en ningún momento al libro en papel. ¿Raro? puede ser, yo creo que la explicación es sencilla: veo y entiendo claramente las ventajas que presenta un lector digital pero que a mi edad, no se puede renunciar así como así a algo tan importante y que ha sido una presencia constante en mi vida.

Porque si nos paramos a pensarlo fríamente durante un momento, la tecnología ha avanzado hasta el punto de ofrecernos un producto que:

  • Pesa mucho menos y es fácilmente transportable a todos lados. Se acabaron los problemas con el peso de la maleta en los aviones. Llevar un libro electrónico permite llevar más ropa.
  • No es un único libro, es llevar contigo a todas partes una biblioteca entera.
  • Puede regularse el tipo de letra al gusto de cada uno.
  • En el caso de leer en otro idiomas, el diccionario o diccionarios se llevan incorporados. Además que es más fácil encontrar libros en idiomas extranjeros en este formato que en papel.
  • Si eres un lector compulsivo, se amortiza muy rápido pues consigues los libros hasta con un 50% de descuento con respecto a la edición en papel. Incluso existen libros que, por su antigüedad, no tienen derechos de autor, que se pueden adquirir de forma gratuita.

Tras leer todas estas ventajas ¿por qué no pasarse inmediatamente al libro electrónico? Confieso que en la última semana he hecho esta misma pregunta a más de 50 personas a modo de encuesta personal y las respuestas que he obtenido han sido siempre las mismas: “necesito tocar el papel”, “el olor del papel es insustituible”, “necesito sentir el peso del libro”, “es incómodo si quieres pasar de golpe un gran número de páginas”, “yo leo tomando notas y en el e-reader no se puede”, “¿y si quiero que el autor me lo firme?”, “¿qué va a pasar con las bibliotecas?”…

Como usuaria ocasional de libro electrónico, tengo que decir que es verdad que pasar un buen número de páginas de golpe es desesperante y que también me he planteado lo de las notas, las bibliotecas y las firmas de los autores. Pero también estoy segura de que a la velocidad a la que avanza la tecnología en estos tiempos, lo de pasar las páginas rápido estará resuelto más pronto que tarde, en algunas bibliotecas ya se está comenzando a poner en marcha el servicio de préstamo de ebooks (te prestan el aparato con el libro que solicitas) y en cuanto a las firmas, en el verano de 2012 fui a una de Juan Gómez Jurado y cuando le dije que me había comprado “La Leyenda del ladrón” dos veces (en digital cuando lo leí y en papel para que me lo firmase), me dijo que había ido preparado para todo y que tenía lápiz digital para Kindle. Al avance, aunque lento, es imparable.

Con respecto, al olor, tacto y peso (argumentos que yo también esgrimo cuando defiendo mi postura como lectora multiformato), no me queda más remedio que reconocer que son de tipo sentimental. Un compañero dijo en una ocasión que para nuestra generación lo que no se toca, no tiene valor. Ahora bien, las nuevas generaciones que han nacido en pleno auge del soporte digital y que van al colegio con tabletas electrónicas en lugar de libros de texto, serán las que marcarán las pautas del mercado editorial y las que, en definitiva, dictarán las reglas del juego. Eso ya no estará en nuestras manos.

Volviendo al estudio de hábitos de lectura del Ministerio de Cultura, el número de poseedores de libros electrónicos va en aumento y en el año 2012 un 9,7% de los encuestados afirma tener un ebook, un aumento considerable si tenemos en cuenta que en el año 2010 este porcentaje era del 1,7%. Eso sí, y aquí viene el siguiente dato curioso: aumenta la venta de aquellos dispositivos que no están pensados únicamente para la lectura, como tabletas o smartphones, y disminuye la venta de e-readers con excepción del Kindle.

Y mucha gente se preguntará ¿hay diferencia entre una tableta y un e-reader? ¿Cuál debería comprarme? La respuesta es sencilla: a la vista de las características de unos y otros, depende del uso que se le vaya a dar.

tablet vs ereader

Un e-reader, o libro electrónico es un dispositivo cuya principal característica es su tecnología de pantalla e-ink. Es decir, la llamada “tinta electrónica” que permite una lectura sin reflejos muy similar a la lectura en papel por lo que la vista no se cansa como sucede cuando se está un largo periodo de tiempo ante una pantalla que emite luz, como la de los ordenadores o las tabletas. En cuanto a la batería, es de larga duración puesto que únicamente “se gasta” cuando se pasa de página por lo que presenta una gran autonomía y puede darse el caso de estar semanas enteras sin tener que recargar el e-reader. Por si esto fuera poco, el peso es menor que el de una tableta.

Por contra, un libro electrónico no está pensado para navegar por Internet: el navegador es rudimentario y en la mayoría de los casos sólo sirve para conectarse con la tienda de e-books o para compartir tus lecturas y compras de libros con las redes sociales. Asimismo, la pantalla solamente puede verse en blanco y negro con una escala de grises determinada (aunque seguro que es cuestión de tiempo que salga la pantalla a color) y únicamente lee archivos en formato de texto (txt, pdf, mobi, epub…) y, por lo tanto, no sirve para ver contenidos multimedia (fotos, juegos, vídeos…)

En cuanto a las tabletas, viene a ser como un ordenador portátil que sólo tiene pantalla pues la función teclado se realiza de forma directa sobre la pantalla táctil, más grande que la de los libros electrónicos y en color. En una tableta pueden reproducirse archivos multimedia y navegar por Internet con facilidad. También archivos de texto pero no tiene tinta electrónica ni pantalla sin reflejos ni brillos: es como leer en la pantalla del ordenador. Además, cae de cajón que la batería tendrá una duración mucho menor que la de los libros electrónicos.

Una vez leídas las bondades de unos y otros la pregunta que uno debe hacerse es ¿qué tipo de lector soy? Porque si lo que busco es leer cuanto más rato mejor, mi vista me agradecerá enormemente que me decante por un libro electrónico. Pero si soy un lector ocasional y lo que pretendo es navegar por Internet, ver fotos, series y películas, definitivamente tengo que decantarme por una tableta. Creo que queda claro que el uso de ambos dispositivos no es excluyente, sino más bien complementario.

9 comentarios en «El libro electrónico: sin prisa pero sin pausa»

  1. Después de leer tu artículo pasó a darte brevemente mi opinión y es totalmente favorable al libro electrónico y las razones ya las expresas tu.
    Siempre lo llevo en el bolso y no pierdo minuto que tengo libre para leer.
    Soy una gran lectora,en cantidad, y en nada lo amortizas y bueno así muchas….
    Aunque tengo Ipad no leo nunca en ella,siempre en el libro .
    Y sabes que si acabas un libro estés donde estés siempre tienes otro preparado….soy mayor y estoy encantada.

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    • No siempre te apetece leer el mismo tipo de libro, depende en gran medida (o por lo menos a mi me pasa) del estado de ánimo en ese momento: el libro electrónico te da muchas opciones.
      Uso gafas desde los cuatro años y, aunque ahora me defiendo, en un futuro a medio plazo, agradeceré enormemente el poder ampliar la letra.
      Me pasa como a ti, siempre llevo un libro en el bolso y noto cuando se trata del libro electrónico o cuando es en papel.
      No puedo decir nada malo del libro electrónico, pero no soy capaz de desprenderme del libro tradicional: me encanta ver como mi pequeña biblioteca crece (las mudanzas son más sencillas con el e-reader) y, para mi, uno de mis momentos favoritos de mi vida cotidiana es ir a la librería y estar un buen rato totalmente concentrada revolviendo entre libros hasta que encuentro el que me voy a llevar (a 50 metros de la librería ya me voy poniendo las gafas). Todavía no estoy preparada para renunciar a eso 🙂 pero también veo que, definitivamente, es el futuro

      Un saludo y muchas gracias por tu comentario, Amparo.

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    • No te preocupes, Susana que a la velocidad a la avanza la tecnología, antes de que te des cuenta fabricarán libros electrónicos que reboten cuando caigan al suelo 😉

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  2. Recientemente leí un artículo sobre el desarrollo del libro electrónico en Estados Unidos (que en este tema nos llevan unos cuantos años) que era bastante esclarecedor. Cuando todo el mundo auguraba la muerte del papel, los últimos estudios revelan que el crecimiento del libro electrónico se ha ralentizado y, a día de hoy, los expertos creen que se llegará a un punto de equilibrio en el que el mercado se repartira entre un 70% para el papel y un 30% para el digital. ¿Sorprendente verdad?.
    Una de las razones para esta situación se apoya en los estudios científicos realizados sobre los procesos mentales de lectura en los dos soportes. Todos ellos concluyen que la lectura en formato electrónico es menos profunda, atenta y se retiene peor lo leído. Es más, los periodos de lectura se reducen cuantitativamente comparados con la lectura tradicional. Ello hace que el libro electrónico se utilice para literatura ligera, que no requiere de una gran atención o implicación por parte del lector.
    Yo soy lector tanto de papel como de electrónico y estoy totalmente de acuerdo con esto. Leo en digital novela que me exige poco esfuerzo pero sería incapaz de leer, por ejemplo, a Proust. Y las veces que he intentado leer algo de ensayo lo he dejado porque tenía la impresión de que no me estaba enterado de nada. No me quedaba con las cosas.

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  3. los libros impresos siempre serán de ayuda indispensable en todas las generaciones, y con ello, no digo que los libros electrónios no son importantes, más bien, es un complemento ante el avance de la tecnología.

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