El lobo de mar, de Jack London

El lobo de marCuando este libro cayó en mis manos, sentí que volvía a tener catorce años. No fue solo por el tema, aventuras a bordo de una goleta, y por el autor, Jack London, al que no leía desde la adolescencia; fue también por la edición. Esta versión de El lobo de mar forma parte de la colección ‘Tus libros selección’ (hay que reconocer que es un nombre bastante soso para una colección) de la editorial Anaya y fue precisamente en estos tomos de clásicos dirigidos a jóvenes donde leí por primera vez a Stevenson, Lewis Carroll, Conan Doyle, Mary Shelley o Bram Stoker.

Tengo mucho que agradecerle a los editores de Anaya. Porque han tenido la valentía de poner al alcance de adolescentes, es decir, en el momento adecuado, textos que tal vez muchos jóvenes de mi generación no hubiéramos escogido porque pensábamos que eran demasiado difíciles, adultos o aburridos para nosotros. Esto no le pasó a generaciones anteriores a la mía, que saqueaban las bibliotecas de sus padres y abuelos tan alegremente y se zampaban un tocho de Verne con la misma pasión que un tebeo de Tintín. Pero los nacidos en los ochenta ya teníamos todo un mercado editorial montado a nuestro alrededor (la llamada “literatura infantil y juvenil”) y, en muchos casos, acabábamos percibiendo que lo que estaba fuera de ese nicho, no era accesible para nosotros.

Pero volvamos a la novela. El lobo de mar es una de las primeras obras de Jack London, ese aventurero-escritor cuya vida es tan fascinante como sus obras y que incluso sale como personaje en Corto Maltés. La novela cuenta la historia de un intelectual acomodado que naufraga en la bahía de San Francisco y es rescatado por una goleta foquera al mando del capitán Lobo Larsen. El capitán se niega a devolver a Van Weyden, nuestro protagonista, a tierra, así que el pobre hombre se ve obligado a trabajar en el barco y a sobrevivir varios meses en condiciones muy duras, hasta que acabe la temporada de caza de focas. Hasta aquí, el inicio es muy similar al de Capitanes intrépidos de Kipling: un hombre rico es rescatado por un barco en el que, por primera vez, tiene que trabajar con las manos y, allí, lejos de su mundo, se ve obligado a revisar su modo de vida y las relaciones que establece con los demás. Pero hasta aquí llegan las similitudes. Mientras la novela de Kipling es optimista y hace que el duro pero justo capitán Disko Troop transforme al odioso protagonista en un hombre honesto, Jack London muestra la crueldad, el desapego y la inhumanidad de la vida en el barco foquero y, sobre todo, de su capitán, el temible y arrollador Lobo Larsen.

Porque aunque el protagonista teórico de la novela es Humphrey Van Weyden, su némesis, el capitán Lobo Larsen, es tan importante que copa hasta el título del libro (el lobo de mar es, evidentemente, Larsen). Jack London encarna en estos dos personajes filosofías opuestas. Lobo Larsen es el superhombre de Nietzsche: un hombre amoral, egoísta, brutal, materialista pero también muy inteligente, culto y leído, físicamente perfecto, y con un talento inmenso que se ha visto truncado a causa de su origen social. Van Weyden personifica el idealismo, la vida fácil y la intelectualidad, pero también la creencia cristina de una vida más allá de la muerte y de la permanencia del alma sobre el cuerpo, e incluso cierta idea ilustrada de civilización y la bondad del hombre que la vida en el barco de Larsen tira por tierra.

Es en el barco foquero, entre guardia y guardia y durante el largo viaje hacia los criaderos de focas en el mar de Bering, donde Van Weyden tiene la oportunidad de ver a Lobo Larsen en acción pero también de tener largas conversaciones con él en las que discuten sobre literatura y filosofía. Aunque no os vayáis a creer que El lobo de mar se reduce a páginas y páginas de dos hombres charlando en la cabina de un barco. Porque a lo largo de la travesía las cosas se complican en la goleta. Hay motines, asesinatos, peleas, tormentas, persecuciones, huidas, naufragios e incluso una mujer, que llega a bordo para mostrarnos la peor cara de Lobo Larsen y la mejor de Van Weyden.

El lobo de mar, como muchas otras novelas de aventuras, esconde diversos grados de lectura que la dotan de una especial complejidad. Podría hablar aquí de la relación homoerótica entre Van Weyden y Lobo Larsen. Podría hacer una lectura feminista del libro y argumentar como el binomio masculinidad/ feminidad no hace ningún favor a ninguno de los personajes de la novela. Podría hablar de la obsesión con el concepto de virilidad que planea sobre gran parte de la literatura estadounidense y que en London no está menos presente que en Hemingway o Kerouac, que por supuesto han leído al aventurero-escritor. Pero entonces me alargaría muchísimo en esta reseña.

Así que, para acabar, solo deciros que si os gustan las novelas de aventuras en el mar, casi sentir el salitre y la humedad empapándoos la ropa, esta novela es para vosotros. Si os interesa Nietzsche y queréis ver la encarnación de un superhombre en acción, esta novela es para vosotros. Y, por último, si tenéis curiosidad por saber quién vence, el ingenioso Van Weyden o el implacable Lobo Larsen, no os perdáis esta novela de Jack London.