El mes más cruel

El mes más cruel, de Pilar Adón

Pilar Adón - El mes más cruel

 

Catorce relatos sobre las infinitas formas en las que se desarrollan los lazos entre las personas; una excelente ocasión para descubrir una de las nuevas voces de la narrativa española.

 

Pilar Adón es una de las más prometedoras figuras del panorama literario español.  En realidad lo era, porque esta narradora, poeta y traductora madrileña, que ya ganó el prestigioso Premio Ojo Crítico de Narrativa en 2005 por su libro de relatos Viajes inocentes, hace tiempo que ha dejado de ser futuro para convertirse en presente.  Y este presente tiene la forma de una colección de cuentos llamada El mes más cruel, catorce historias dotadas “de una sutileza y un equilibrio desacostumbrados”.

Poco les voy a contar de los cuentos en sí: abundan los personajes femeninos, sobre todo las lectoras; los ambientes son evocadores; las atmósferas, densas; los acontecimientos parecen discurrir al margen del paso del tiempo.  El mes más cruel tiene el aroma de los cuentos de hadas, aunque en sus relatos se presiente algo terrible, casi perverso (como en realidad sucede en los cuentos de hadas de toda la vida, por otra parte).

 

Cada relato es un pequeño universo, incompleto y hermético, encerrado sobre sí mismo; un mundo sutil e ingrávido, como aquellas pompas de jabón de Antonio Machado.  Burbujas cuyo contenido no podremos conocer en su totalidad a menos que las explotemos -pero entonces perderían su equilibrio y su belleza-.  Así que debemos conformarnos con los fragmentos que nos muestra Pilar Adón, rellenar las elipsis, hacer suposiciones, poner mucho de nuestra parte, porque una de la características más notables de los cuentos de El mes más cruel es su ambigüedad.

Pero los relatos de esta colección comparten más rasgos.  ¿Cuál es el auténtico significado de los lazos que unen a las personas?  La protección y la dependencia son el hilo que enhebra un relato con otro: la sobreprotección como forma de atar, a base de mentiras o alimentando el miedo a la soledad, la independencia como renuncia, como huída de la crueldad o del abuso.  Múltiples miradas sobre un mismo punto desde distintas perspectivas se yuxtaponen hasta construir un universo de soledades y encuentros, de búsquedas y regresos.

A pesar de lo familiares que pueden resultar al lector la atmósfera feérica y ciertas reminiscencias cortazarianas, Pilar Adón emplea una voz característica, reconocible en cada uno de los cuentos que forman este título: 14 relatos escritos con una prosa sutil y evocadora, casi poética, cada uno de ellos rematado, paradójicamente, con un poema en prosa.  ¿Una moraleja? ¿Un contrapunto? La autora explicaba recientemente en una entrevista que para ella, como lectora, siempre ha resultado difícil saltar de un relato al siguiente; después de meterse en la piel de los personajes durante unas páginas, el cambio le resulta casi una traición.  Lo que pretende Pilar Adón con los poemas es facilitar esa transición a sus lectores, ofreciéndoles un espacio que tiene mucho que ver con el cuento recién terminado pero que, en cambio, ya no forma parte de él, como ese momento, nada más abrir los ojos, que no pertenece ni al sueño ni a la vigilia.

La ambigüedad.  Es difícil saber si a Arnaud le mueve la crueldad o posee una sabiduría visionaria, si Olivia va a curar a Sara o es ella misma la enferma.  Lo inicerto de los relatos de El mes más cruel casa mal con la avidez de certezas que habitualmente nos domina.  No hay respuestas escondidas entre las líneas de estos cuentos, no las busquen; lo que sí hay es un montón de preguntas

 

Javier BR

javierbr@librosyliteratura.es

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