El poder del ahora

¿Qué queremos decir cuando afirmamos de un libro que nos puede cambiar la vida? En realidad, cualquier lectura tiene el potencial de cambiarnos la vida; basta con que llegue a nuestra vida en el momento justo en que necesitamos el mensaje que esa lectura encierra, o el que nosotros vemos en ella. Aun así y a pesar del carácter de reclamo publicitario que ha adquirido esa expresión, El poder del ahora es uno de los libros que tiene más probabilidades de, cuando menos, añadir a nuestra concepción de la existencia algo nuevo y hacer que ampliemos nuestro enfoque mental.

 

 

El poder del ahora fue escrito por Eckhart Tolle, un hombre normal al que, de la noche a la mañana, le sucedió lo que todos buscamos: quedó iluminado. Él mismo nos cuenta, en El poder del ahora, cómo y cuándo fue: en un momento difícil de su vida, en el que estaba pasando por una profunda depresión. La iluminación sucedió sin él buscarla, y le cambió la vida. No hay ningún secreto: simplemente, de repente fue capaz de verse a sí mismo como la esencia más allá de la mente, de la razón, del análisis, de la emoción; fue capaz de verse como expresión eterna de la vida. Le sucedió lo que todos los grandes maestros del budismo, del zen, de la meditación… expresan: dejó de identificarse con la voz de la mente, con los sentimientos, con el ego, con un nombre o un país, con unas ideas, con una realidad aparente y efímera, y se dio cuenta de que todos somos consciencia.Eckhart Tolle tuvo la suerte de que a él le sucediera; a la mayoría de las personas no nos pasa así, no accedemos de buenas a primeras a esa verdad. Por eso, la gente que sí cree, creemos en esa transcendencia debemos, en la mayoría de los casos, buscarla de forma consciente y deliberada. Y el objetivo de Eckhart Tolle en El poder del ahora es guiarnos, ayudarnos, mostrarnos pistas sobre cómo podemos conseguirlo.

Hay que dejar claro que El poder del ahora no es un libro de conjuros mágicos. Puede leerse como libro de filosofía budista o como manual. La lectura es muy agradecida, puesto que El poder del ahora explica en términos muy sencillos, muy directos y muy adaptados a la mentalidad occidental las mismas cosas que maestros iluminados de todos los tiempos han venido diciendo. Ésa es su gran baza: sin contar nada que no se haya contado miles de veces antes, hace que ese mensaje eterno sea muy accesible para el lector que se acaba de iniciar en ese tema.

Como el título indica, El poder del ahora nos explica que la única forma de entrar en contacto con nuestro verdadero yo, con nuestra esencia, y abolir las barreras que nos impone nuestra mente, es vivir el momento. Y no se refiere al consabido carpe diem que se extiende un día entero, sino a existir en este momento, ahora, en este segundo. Existir, y no convertirnos en sirvientes y esclavos de nuestra cháchara mental que nos lleva constantemente al pasado o al futuro, impidiéndonos ser aquí y ahora. En otras palabras, nos muestra cómo meditar.

Naturalmente, quienes más disfrutarán de El poder del ahora serán los afines o ya predispuestos a aceptar el mensaje de Eckhart Tolle. Se lo recomiendo especialmente a quienes buscan una primera lectura en el ámbito de las filosofías sobre la trascendencia, pues es un libro que viene que ni pintado para iniciarse, aclarar algunos conceptos y, en resumen, familiarizarse con este camino. Sin embargo, pueden beneficiarse de él también personas que, aun siendo escépticas, agradezcan un nuevo enfoque sobre la vida y estén dispuestas a ensayar técnicas para vivir la vida de forma más pausada y con mayor seguridad en uno mismo.

El poder del ahora se lee fácilmente y Eckhart Tolle incide una y otra vez en el mismo mensaje, si bien utiliza diferentes recursos y nos muestra caminos diferentes, pero deja claro que, en lo tocante a la meditación, todos los caminos llevan a Roma y que, tomemos el sendero que tomemos, el que más nos guste, acabaremos en el mismo fin: ser ahora. O, como hermosamente lo dijo Jorge Guillén, nuestro poeta más misterioso y más budista: Ser, nada más. Y basta. Es la absoluta dicha.