Entrevista a Ricardo Alía, autor de “El signo del dragón”

Ricardo AlíaAntes de la presentación en Logroño de “El signo del dragón”, su primera novela, Ricardo Alía, químico de profesión, nos concedió unos minutos para poder conocer un poco más de su personalidad y de su obra. Esta primera entrega de la bautizada como “Trilogía del Zodiaco” tiene como punto de partida unos extraños asesinatos que se producen en la Facultad de Químicas de San Sebastián. Según me reconoció el propio autor, le ha sorprendido el boom que está teniendo la novela, que ya es número uno en ventas en el País Vasco, si bien dice que lo que más le ha emocionado ha sido el hecho de saber que conocidos suyos que no habían leído un libro en años comprasen el suyo y lo disfrutasen como el que más.

Empezamos con una batería de preguntas para conocer sus hábitos como escritor:

1. ¿De día o noche? Suelo escribir por la mañana. La noche está para otras cosas.

2. ¿Un cigarrillo al lado? No, nunca. De hecho, cuando conocí a mi mujer ella fumaba y una de las cosas de las que más orgulloso estoy es que dejase de hacerlo por mí.

3. ¿El papel y la pluma han pasado a mejor vida? Creo que no, porque muchos escritores siguen prefiriendo el método tradicional, aunque no es mi caso. Yo siempre he sido de ordenador, por rapidez y por la facilidad para corregir errores.

4. ¿La inspiración llega por sorpresa, o sorprendentemente, siempre te pilla trabajando? No, no, por sorpresa total. Ahora estamos hablando tú y yo y me puede venir una gran idea sin saber cómo.

5. ¿Quién es tu mayor crítico? Mi mujer sin duda. Lee antes que nadie mis novelas y me mete mucha caña.

6. ¿Qué personaje te gustaría que leyese tu libro? Yo creo que Max, quizás por el hecho de que no sea un lector habitual. Y creo que le gustaría.

7. ¿Qué libro(s) estás leyendo ahora? Suelo leer varios libros al tiempo. Ahora estoy con “Un millón de gotas”, de Víctor del Árbol y he empezado “El verano de los juguetes muertos”, de Toni Hill.

8. ¿Qué libro guardas como el más valioso? Una edición antigua de “El Quijote” que heredé de mi padre y que guardo con mucho cariño; lo tengo como oro en paño.

9. ¿Qué usas para marcar las páginas? Soy de marcapáginas tradicional. De hecho, tengo tantos que se puede decir que los colecciono.

10. ¿El mejor lugar para leer? Cualquier lugar es bueno. Sin mucho ruido, eso sí.

Ahora que te conocemos un poco mejor, hablemos de “El signo del dragón”, tu primera novela.

1. En la novela hay mucho de tu vida reflejado (la química, el ajedrez, la propia San Sebastián…) pero, ¿cómo ha sido la labor de documentación para aquello que no te era tan próximo, como la investigación criminal?

Bueno, en la investigación criminal me ha ayudado mucho un amigo, que trabaja en la academia de ertzaintzas de Arkaute. Pero además soy un lector empedernido de novela negra, y eso te da una cultura de asesinatos, de investigaciones… y lo que no he conseguido a través de esas fuentes lo he buscado en libros e internet, ya que soy muy ratón de biblioteca.

2. ¿Cómo has hecho para compaginar tu profesión con la escritura de las novelas y, actualmente, con su promoción?

Está siendo un proceso complicado, aunque el lado bueno es que ya tengo las tres novelas escritas. Tengo la capacidad de escribir muy rápido. Quizás la novela que más me costó fue ‘El signo del dragón’ al ser la primera, tener que desarrollar los personajes, la trama…pero luego ya todo fue mucho más fácil. Para que te hagas una idea, ‘El salto del caballo’, la que cierra la trilogía, la escribí durante las vacaciones de navidad pasadas, en apenas un mes, y se me fue a más de quinientas páginas.

3. ¿Y cuándo te surge la idea de esta trilogía?

 La idea primitiva surge a finales de los años noventa, cuando yo estaba estudiando en la Facultad de Químicas de San Sebastián. Ahí tengo una primera aproximación a la futura historia, ya que le empecé a dar vueltas a qué podría pasar en un sitio tan laberíntico y oscuro como yo lo veía en aquel momento, con esos experimentos que dejábamos de un día para otro. Ahí surgió la primera idea, pero no me lancé; me quedaba una novela muy gore, muy de terror, pero yo quería contar algo más.

Y es ya en 2014 cuando tengo la segunda idea que enlaza ya con toda la “Trilogía del Zodiaco”; fue viendo un documental en el que buscaban los huesos de Federico García Lorca y se me ocurrió llevarlo al País Vasco: fosas comunes, huesos que reclaman venganza…Y  estas dos ideas tan raras, tan diferentes y tan extremas me animaron a escribir…y hasta ahora.

4. ¿La trilogía consideras que ya está cerrada o te tienta hacer alguna modificación de última hora?

Ahora vamos a empezar con la corrección de la segunda novela y cuando empecemos con toda esta dinámica de borradores, manuscritos, galeradas…puede que haga pequeños cambios, pero el conjunto ya está completo y es de lo que más orgulloso estoy. Por ejemplo, en esta primera novela aparecen detalles que yo sé que tienen que ver con la tercera y eso me da mucho juego, y creo que el lector cuando lea las tres va a notar esta continuidad.

5. Uno de los aspectos que más me han gustado del libro ha sido la construcción de los personajes ¿dónde has buscado la inspiración para crearlos?

De todo un poco. Voy a contarte algo que no había dicho nunca: cuando escribo, suelo tener la orla de mi graduación de la Facultad de Químicas enfrente; ahí tengo un montón de personajes y es un caldo de cultivo muy bueno para inspirarme. Luego ya hay casos como el de Max, que me gusta pensar que es un yo modelado, aunque también Erika tiene cosas mías (Max y Erika son dos inspectores de la Erzaintza, protagonistas de la novela). Y la verdad que me gusta mucho trabajar tanto los personajes principales como los secundarios. De hecho, ya he comentado que hay un personaje secundario que sale en el segundo y en el tercer libro y que me tiene enamorado, pero que no hubo manera de incluir en el primer libro. Para mí los personajes son más importantes incluso que el caso.

6. ¿Qué la inspectora Erika sea lesbiana tiene la intención de que no se produzca la ya tan trillada relación amorosa entre la pareja de detectives?

Posiblemente. Me gusta escapar de los estereotipos, y por eso juego también con la tercera pata que es Joshua (policía de la científica), para que sea un trío y no una pareja de detectives. Y a Erika sí que la quería dotar de una vida aparte de la policía, y quizás por eso inconscientemente no quise que tuviera relación con Max. Es más, en el primer borrador Erika no existía, sino que eran dos detectives varones y uno de ellos era homosexual, pero me acabó cuadrando más el personaje femenino.

7. ¿Qué nos puedes adelantar del siguiente libro (“El vuelo de la serpiente”) a los que nos hemos quedado con ganas de más?

Salimos de la Facultad de Químicas, que apenas vuelve a aparecer. La historia se desarrolla en varios puntos de la provincia de Guipúzcoa, no sólo en el centro de Donostia y lo que yo quise en esta segunda novela es que tanto Max como Erika tuvieran caminos separados. Creo que no desvelo nada al lector si les digo que cada uno va a ir por un camino. Y sí que habrá un caso principal que se resolverá, como en el libro anterior, pero la trama principal seguirá in crescendo.

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