La bella bestia

La bella bestiaLa bella bestia, de Alberto Vázquez-Figueroa

Irma Grese fue conocida con el sobrenombre de “Ángel rubio de Auschwitz”. Fue la más cruel celadora de dicho campo de concentración y la persona más joven, 22 añitos, de los criminales nazis condenados y sentenciados  a muerte en los juicios ejemplarizantes de Nuremberg.Numerosos testigos detallaron las torturas, golpes y malos tratos que daba a los reclusos y el desmedido placer que mostraba con ello. (Sirvió de inspiración para la cinta “Ilsa, la loba de las SS”, de 1975, un rollo, por cierto).

Su sadismo continuaría después en los campos de Bergen-Belsen (entre las SS era conocida como “la perra de Belsen” por sus crueles métodos de tortura) y Ravensbrück.
Podría dar muchos ejemplos de ese sadismo que aparece en La bella bestia, pero tal vez sea mejor no herir sensibilidades y que quién esté interesado en ellos lea el libro.

 

 

No sé porque pero siempre me han gustado los libros y películas sobre el holocausto. La lista de Schindler, La hora 25, Un saco de canicas, La vida es bella, El pianista,… tantos y tantos títulos. La lista es interminable y seguirá creciendo. El argumento suele ser el mismo con variaciones, pero da igual: siempre caigo como si un imán tirara de mí. ¿Será la mezcla de fascinación y rechazo, que también se menciona en el libro, lo que me hace caer en esa atracción? Sea como sea, es innegable que esa atracción existe y que por más que intentemos entender cómo fue posible llegar al punto al que se llegó, no lo conseguiremos.

En La bella bestia Figueroa se ¿inventa?* dos personajes: un editor, Mauro Balaguer, y una anciana, Violeta Flores. El editor da una charla sobre el libro digital y al finalizar se le acerca la anciana, le entrega una tarjeta en la que se lee “La bella bestia”, le muestra un tatuaje y le dice: “Fui su esclava y ésta es la prueba. Si quiere conocer más detalles, llámeme”.

Como no podía ser de otra forma, y oliéndose un posible éxito editorial, Mauro la llama y así comienza la historia. Invitado a escucharla (y sorprendido por la inmensa voracidad de la anciana de 93 años) Mauro asistirá a las penalidades vividas por Violeta preguntándose cuánto habrá de cierto, cuánto de inventado y cuánto de mezclado con sus propias pesadillas.

Así, valiéndose de estos dos personajes, Figueroa nos desgrana la terrible e inagotable maldad que, sorpresivamente, habitaba en una persona tan joven y hermosa y nos ilustrará sobre su “currículum”, jugando con unos hechos reales narrados por un personaje ¿ficticio? aunque muy verosímil, que fue sirvienta, cocinera y esclava sexual bajo amenaza de matar a su familia.

Sobre Mauro también conoceremos algunos rasgos (la preocupación por heredar el Alzheimer de su padre, el alcoholismo de su mujer,…) pero lo realmente importante es la figura de la anciana. Figueroa lo sabe, le otorga todo el protagonismo y le da alas, (y hambre, mucha hambre),componiendo una mujer que quiere aprovechar (y saborear) al máximo cada día de su vida y resarcirse de los años de privaciones, esclavitud y, sobre todo, de miedo, transcurridos al lado de Irma.

La bella bestia es el segundo libro que leo de Figueroa (el primero fue el muy recomendable El señor de las tinieblas) y he de reconocer que, si bien el estilo es algo mejorable (en ocasiones da la impresión de haberlo escrito a toda prisa, sin pararse a hacer una segunda lectura o a pulir aquí o allá), los temas que desarrolla son muy atrayentes y en seguida consiguen atraparte.
Además, me gusta mucho que no se ande con rodeos y que casi desde la primera página nos meta en el meollo de la trama. Directo y al grano.

La bella bestia deja también una pregunta interesante al lector:¿el nazismo creó a éstas personas sacando lo peor de ellas o fueron éstas personas las que posibilitaron el nazismo?

Un libro entretenido con el que experimentar eso que tan bien conocía el general Kurtz: “¡El horror! ¡El horror!”

* El 30 de abril en el periódico el Mundo, Castilla y León aparecía un reportaje titulado “La bella bestia nazi y su esclava española” donde habla de una española que fue esclava sexual, entre otras labores, de Irma Grese, la bella bestia.
Dice que volvío a Cordoba en 1949 y que el relato de su vida ha sido convertido en novela por Alberto Vázquez-Figueroa “La bella bestia” después de la confesión al autor en los últimos días de su vida.

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