La chica mecánica

La chica mecánica de Paolo Bacigalupi

La-chica-mecanicaUn gran alegato ecológico contra el poder y la deshumanización es lo que ha pergeñado el autor en este libro. Acercándose a la tradición de la ciencia ficción más clásica compone un panorama que refleja perfectamente lo que muchos sospechan sobre la andadura del futuro terrestre que de alguna manera viene ya asolando los países más desfavorecidos. Con esta novela el autor ganó el Premio Hugo de 2010 que compartió con China Mieville. Si eres una persona a quien la ecología y el futuro de la tierra le interesa, éste es tu libro. Si además te atraen las historias con mucha información, historias dentro de otras, muy visuales y que te alejen de tu realidad cotidiana, has dado con el título perfecto.

“Anderson…Por lo general le cuesta poco trabajo perdonar la ridícula confianza del pasado (el desperdicio, la arrogancia, la absurda abundancia), pero esta vez le irrita: los rollos de grasa que cuelgan del farang, el asombroso excedente de calorías que queda en segundo plano frente al colorido y el atractivo de un mercado que ofrece treinta variedades de fruta: mangostanes, piñas, cocos, desde luego… pero ya no hay naranjas. Ya no existen estas… estas… pitayas, ni esos pomelos, ni esas pelotas amarillas, los “limones”. No queda ni uno. Muchas de esas cosas se han ido para no regresar jamás.”

Un mundo en crisis estalla en silencio a cada paso de sus habitantes. Todos huyen. Nadie corre. Cada uno hace lo que puede, eso dicen, pero en realidad, todos se esconden. Mientras, la presión aumenta. Quien más, quien menos,  nadie tiene tiempo de asimilar y ordenar lo que está viviendo en un laberinto de proclamas, consejos, aspiraciones y deseos,  donde se mezcla la vida colectiva con la personal empujándose con un hálito violento y constante El espíritu de la intensidad se desliza como un ser incorpóreo que no llega a materializarse nunca porque no nadie se conmueve ya. Los humanos han olvidado cuidar de la fragilidad. El desamparo y la desafección, la soledad más sórdida y los sentimientos más depurados se nombran, incluso con demasiada desfachatez pero se descuidan completamente. Silencios mordaces, incomprensiones lanzadas como despecho, manipulación en manos de pusilánimes llenos de excusas loables. Será justamente el ser menos humano quien liberará la contensión. El mundo puede cambiar. Indignados y cibernéticos unidos: ha llegado la hora.

Nos encontramos en Tailandia en algún momento del futuro en el que el poder está en manos de las multinacionales de los alimentos. Los peores presagios sobre el futuro de nuestro planeta ya son realidad. El caos, la pobreza, la falta de recursos y la constante sensación de un “sálvese quien pueda” de la cual ni los más poderosos se escapan debido a las constantes revoluciones y tomas de poder. Aquí sobreviven como puede Anderson Lake, un americano y representante de grandes compañías para dar con alimentos que generen energía y libres de plagas. Hock Seng colabora con él como lo haría con cualquiera ya que es un buscavidas. Jaidee como representante del ministerio de ambiente lucha por los principios en los que cree intentando que su país no se venda al mejor postor. Con ellos está Emiko, una replicante que huye de la persecución racista de la cual es objeto por parte de los humanos “normales” y pretende escapar hacia le norte donde puede que haya más como ella. En su camino se cruza Anderson que la salva de una brutal paliza y entre ellos surge una relación llena de dudas, temor y compasión, además de sexo.

La historia nos presenta a Emiko y Anderson Lake. Emiko, de origen japonés, es una replicante creada para obedecer y satisfacer cuyo propietario la abandonó en Tailandia y que busca desesperadamente su origen y un lugar en el mundo. Anderson Lake es un americano que trabaja en Tailanda par las empresas que prácticamente se han apoderado del país en busca de alimentos de laboratorio. No están solos. Los demás personajes deciden indirectamente su porvenir y su rebelión.

Hock Seng es un hombre mayor de origen chino que trafica para subsistir, es el típico hampón de poca monta que a veces tiene suerte, pero la mayoría de las veces ha de salir huyendo por sus pobres cálculos de provecho inmediato. Suele trabajar para Anderson quien en más de una ocasión se aprovecha de él. Su ayudante es Mai, thailandesa y un pequeño pajarillo desesperado y huérfano de quien al final Hock parece apiadarse.

Jaidee es un capitán del ministerio de medio ambiente, muy estricto e idealista que no transige con el poder hasta que no le queda más remedio. Kanya, su compañera y consejera; de pequeña perdió a su familia a causa de las practicas abusivas del gobierno contra el cual siente una auténtica rabia. A veces se debate entre sus ideales y su respeto por Jaidee. Al final se convierte en una especie de Lenin bajo el ala protectora del poder real del país.

El caos se respira, se puede ver y abrazar el paisaje desolador del futuro. El cuidado detalle del escenario contrasta con la anonimidad de los personajes. Nos encontramos con una heroína fuerte y rebelde con un punto de familiaridad y cotidianeidad así como con un villano conservador e indolente con un punto de familiaridad también. El héroe es un hombre apocopado que tiene la oportunidad de ser algo más y abrazar un destino más de aventura. Los personajes principales se reconocen poco a poco aunque están ínfimamente descritos, lo cual contrasta con la riqueza del escenario. Hay varias líneas argumentales y cada una de ellas gira alrededor de un personaje principal. El personaje de Emiko es el que da lugar al título y que cierra la historia al final, pero no lleva el peso del relato. Éste parece concentrarse en el personaje del americano Anderson Lake, que desde el comienzo es el conector de todos los hilos argumentales y de los diferentes personajes importantes que lideran la historia.

El estilo se acerca al del documental, fluctúa entre lo puramente periodístico y la narración. El lenguaje es rico y en más de una ocasión, poético. Las frases están cargadas de fuerza. A pesar de ser cortas dan la sensación de alargarse  y no tanto por las estructuras empleadas sino por la adjetivación y el vocabulario elegido. Hay una profusión de gerundios importante si bien lo demás siempre está narrado de manera activa y en presente. Se intercalan muchas palabras de origen thai, japonés y chino que al lector español sonarán exóticas. Los diálogos resultan naturales y aportan ligereza. El tono y muchos aspectos de la trama me han trasladado a la magnífica película de Michael Winterbottom Código 46:

la-chica-mecanica-paolo-bacigalupiPaolo Bacigalupi, aquí a la izquierda, tiene las ideas claras y sabe lo que quiere decir. Es directo, generoso y sincero en estos tiempos de refritos mentales que no van más allá de la convicción desarmante. Se nota que confía plenamente en su mensaje más que en su historia o en las pulsiones a menudo trágicas de los personajes. Bacigalupi está convencido de que la grandeza consiste en el objetivo, en el mensaje final, además de viaje en sí mismo y sin engañar jamás al lector sino en embaucarlo y seducirlo tal como es capaz de hacerlo con Emiko. Y por eso la verdad incontestable de este libro reside no ya en las miradas y contradicciones de sus personajes sino en el mensaje que pretende comunicar.

 

3 comentarios en «La chica mecánica»

  1. ¡Muy buena reseña! No lo conocía pero me ha llamado mucho la atención, es un tema que me interesa y algo muy distinto a lo que suelo leer así que está bien para variar. Espero poder leerlo. ¡Un beso!

    Responder

Deja un comentario