La entrega

La entrega, de Dennis Lehane

La entregaNo se trata de no pecar”, dice uno de los personajes de La entrega, “se trata de aceptar que naces caído y que la vida es un intento de redención“. Escribe pues Lehane sobre las buenas intenciones. O sobre el modo en que todo, también la literatura, tiene que ver mucho más con el fracaso que con las pequeñas o grandes victorias. Pero no siempre es suficiente con intentarlo. No lo es al menos si has nacido en el lugar donde ha nacido Bob, un barrio obrero y conflictivo de Boston, donde se entremezcla mafia, corrupción, apuestas ilegales y personajes heridos dispuestos a todo simplemente por conseguir avanzar. Algo que no parece importarle a Bob Saginowski, uno de esos tipos que no cuentan demasiado para nadie, cuando una noche después de trabajar en el bar del primo Marv, descubre un cachorro magullado en un cubo de basura. El contendor es en realidad una metáfora. Es por eso que detrás de él, como en un golpe de suerte, aparece Nadia. Días después alguien atracará el pub donde trabaja dando lugar a una serie de acontecimientos que desembocarán en otros. Supongo que algunas fronteras a veces tienen una línea muy delgada.

Así las cosas, hacía mucho tiempo que tenía ganas de leer algo de Denis Lehane. De él había oído hablar mucho, y todo bueno. Responsable de las historias de Mystic River, Shutter Island y Adiós, pequeña, adiós, es La entrega también la cuarta de sus publicaciones que se eleva hasta el séptimo arte. Una breve novela de diálogos y personajes bien perfilados que se pierden en un ambiente opresor, en divagaciones sobre la felicidad que no han conocido, la fe o sus circunstancias, donde a veces nada es lo que parece y otras es exactamente lo que es.

Algo que tiene que ver con un cachorro y las posibilidades de aprender a sacar los dientes antes de preguntar o de sobrevivir herido dentro de un contenedor de basura, y que va estrechamente unido al concepto de literatura. Hay poesía en la fealdad aparente de los suburbios, en el gris de las calles o en las alcantarillas de las ciudades. Lo hay en, sin verlo venir, reconocerse en alguien que está tan perdido como uno mismo y no saber muy bien del todo cómo reaccionar. Y por supuesto que lo hay en la hermosa sencillez del relato de Dennis Lehane donde no hay buenos ni malos, solo personajes caídos por lo que, da la sensación, parecen los pecados de otros, aunque estos terminen por convertirse en los propios.

Después lo que queda son las ganas de leer más Lehane. Como si uno tuviera la rara sospecha de que hay mucho más y de que un solo libro no es suficiente. A pesar de lo cual, es La entrega el mejor comienzo que se me ocurre que nadie podría darle a su autor. Y también está lo otro. Una historia de antihéroes, psicópatas, inspectores, mujeres misteriosas, asesinatos sin resolver y disparos, donde la mano de quien escribe nunca tiembla y que, con un manejo preciso de los diálogos, que adquieren por momentos una máxima tensión,  se desliza por las vidas de unos personajes que captan toda nuestra atención desde el principio. Por último, si a por lo que han venido es a por una buena novela negra, han llegado al sitio adecuado.

6 comentarios en «La entrega»

  1. Gracias por ésta reseña, seguramente empiece por “La entrega” cuando quiera conocer a Dennis Lehane, tu forma de describirlo me ha hecho interesarme por ésta novela. Me gusta que los personajes no sean buenos y malos, sino que sean como en la vida misma en la que todo se mezcla y no hay blanco ni negro, sino gris.

    Visita nuestro blog http://miscelaneabookblog.blogspot.com.es/ y danos tu opinión sobre literatura o cine. ¡Gracias!

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    • Hola Anabel pues siento no poder ayudarte mucho porque Dennis Lehane es un autor que siempre me ha llamado la atención pero La entrega es el primer libro que leo de él. Por sus películas de Mystic River o Shutter Island se puede saber, al menos, que tienen buenas historias, aunque en este sentido me llama más la atención la primera. En cuanto al resto de sus novelas que no se hayan adaptado al cine, he oído hablar muy bien de “Cualquier otro día”. De hecho es probable que la próxima vez que lo lea tire por ahí. Pero como te digo te hablo más de oídas.

      ¡Un saludo!

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