La hija del sepulturero

La hija del sepulturero, de Joyce Carol Oates

La hija del sepulturero

Voy a empezar hablando de la autora, porque creo que no hay nada mejor que eso en este libro. No hay muchas personas que puedan escribir así, asi que vale la pena que le dediquemos algunas líneas a ella. Tampoco voy a escaparme de la primera persona, porque quiero que esta reseña sea personal y única; quiero llevar mi experiencia a este texto y lo que sentí mientras caminaba sobre sus páginas.

Joyce Carol Oates escribe DEMASIADO bien. Perdón por la vulgaridad, pero es la manera más sencilla de decirlo. Sus libros son una atmósfera de magia, violencia, desigualdad y tesón: mucha voluntad. Escribe con giros virtuales donde se mezcla el pasado con el presente, la ira con la reflexión. Ella es un gran canal de talento que puede expresar una historia tan cruel en palabras sencillas y directas al corazón.

La hija del sepulturero es Rebecca Schwart, una niña nacida en Estados Unidos por un capricho del tiempo. Su madre dio a luz en un barco, apestoso y lleno de tristeza, cuando toda la familia venía de Alemania hacia América, en busca de ese “algo” que los salvara. Al llegar, el único labor de Jacob era, como padre de familia, ocuparse del cementerio de una pequeña ciudad, con lo inestable y complicado que era ese trabajo.

La familia Schwart vivía en una casita dentro del mismo cementerio aunque la muerte estaba más presente entre esos vivos que entre los muertos de las tumbas. Jacob era un padre y esposo violento, pero sobre todo, desesperanzado y sombrío. Por ser alemanes, algunos pobladores locales los llamaban judíos de una manera despectiva, como un defecto (aunque no practicaban la religión). La frustración de Schwart se transformo en violencia física hacia su familia y una total dominación de la voluntad de su esposa e hijos.

Este libro recorre la historia de Rebecca, que creció en este ambiente abusivo y que tuvo una vida sacrificada, marcada por el dolor y la falta de cariño. Tal vez esas cuestiones la hicieron más vulnerable a situaciones de violencia o abandono. De todas maneras, esta historia promete sorpresas y también sentimientos de auto superación y trabajo.

Joyce Carol Oates podría ser la próxima ganadora del Premio Nobel, tiene y tendrá con qué ganarlo. Su capacidad para generar climas de tensión y locura son magistrales. Sus historias transportan y, a su vez, reflejan lo más cruel y desalmado del ser humano. Se dice que sus obras, de las cuales sólo he leído esta, están orientadas hacia un espacio de abuso y violencia doméstica, con mujeres envueltas en situaciones complejas y decisivas. De cualquier forma, tanto por una cuestión narrativa o conceptual, estos temas atraen y a su vez, concientizan sobre el calvario que es la vida de algunos.

Con una inexplicable redacción, La hija del sepulturero no sigue ningún orden preestablecido. Rebecca tiene recuerdos de su pasado y reflexiones profundas. Es un personaje algo misterioso que queda desnudo ante el lector cuando la escritora decide contar su vida en un libro; un espacio tan íntimo, que los lectores parecemos unos introvertidos.

Georgina Marrapodi

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