La legión perdida, de Santiago Posteguillo

La legión perdida

Resulta difícil volver a la vida cotidiana luego de haber viajado, una vez más, por la Roma histórica, de la mano del mejor guía posible. Esta rutina de trabajar, ver series, leer libros y disfrutar y sufrir el siglo XXI sabe a poco tras haberte puesto en la piel del más poderoso de los emperadores, de sus temibles y valientes legiones, de alguna que otra guerrera sármata o, por qué no, de cualquiera de aquellos envidiosos y condenables enemigos que, a lo largo de su paso por este mundo, cosechó y sufrió Marco Ulpio Trajano, ese hispano fabuloso al que Santiago Posteguillo le dedica la trilogía que culmina con La legión perdida, luego de Los asesinos del emperador y Circo Máximo.

Es el octavo libro de Santiago Posteguillo que reseño, o lo que es lo mismo, su bibliografía completa. Así, a la aclamada trilogía sobre Trajano, cuyo final reseño hoy, se le suma otra igualmente destacable dedicada a la vida de Publio Cornelio Escipión, compuesta por Africanus, Las legiones malditas y La traición de Roma, además de dos ensayos cortos sobre historias relacionadas con la escritura de libros, La noche en que Frankenstein leyó el Quijote y La sangre de los libros.

¿Qué nos ofrece Santiago Posteguillo en La legión perdida? Más de lo mismo. Y aunque esta expresión pueda sonar negativa, me apuro en aclarar que no, que es todo lo contrario; que a la hora de leer a este fabuloso escritor, encontrarnos con más de lo mismo significa que nos la pasaremos muy bien, que aprenderemos muchísimo y que no podremos despegarnos del libro hasta culminarlo, aunque para eso sea necesario leer más de mil páginas. Mil páginas que saben a poco, porque uno siempre se queda con ganas de más ante tamaña calidad literaria.

La legión perdida narra principalmente dos historias. Por un lado, la derrota del cónsul Craso en la batalla de Carrahe, que dio origen a la leyenda de la Legión perdida, y por otro lado, los últimos años de gobierno y el final de la vida de Trajano como emperador de Roma y de cómo éste llevó al Imperio a su máxima extensión posible. La lucha de Trajano y sus legiones para conquistar Partia enlaza ambas historias, ya que fue allí mismo fue donde 150 años antes perecieron miles de soldados romanos como consecuencia del “craso error” del cónsul abatido en Carrahe.

Estas dos historias principales se ven acompañadas con maestría por muchas otras más, secundarias pero necesarias, que sin embargo forman un mosaico de entrecruzamientos aceitados que hacen que el conjunto de la obra resulte excelente. Es que además de historia romana, la época a la que se refiere el libro hace imperioso que, a diferencia de los anteriores volúmenes que componen la trilogía, el autor se refiera también al Imperio Kushán, al Imperio Parto y al Imperio chino de los Han. Y la cantidad de personajes que surgen de todos estos lugares son tan buenos y variados que resulta difícil elegir con cuál quedarse (La guerrera Tamura, El arquitecto Apolodoro de Damasco, Orodes en Partia, Adriano en Roma, la emperatriz Deng en China, el funcionario Fan Chun, el oficial Li Kan…)

Pero principalmente, de quien más nos habla Santiago Posteguillo, es de Marco Ulpio Trajano, a quien, al cerrar el libro, no pude evitar dedicarle unas lágrimas de emoción; es que a través de la trilogía sobre su vida, y gracias a la pluma magistral del escritor, siento que lo conocí en persona, que lo vi crecer desde su nacimiento, que compartí con él sus primeros temores y decisiones importantes, que lo observé crecer física y mentalmente, que me alegré con él cuando lo eligieron como nuevo emperador, que luché, sufrí y me llené de sangre a su lado en cada una de las batallas decisivas a las que lo acompañé, que me dolieron igual que a él las traiciones que debió sufrir y que lamenté, como él, el carácter finito de la condición humana, cuya vida se nos va de las manos rápidamente y cuya experiencia nos llega cuando menos nos sirve.

A lo largo de casi 1200 páginas divididas en 137 capítulos cortos (más apéndices muy valiosos) conoceremos las luces (y las sombras) de un personaje histórico que no dudaba a la hora de actuar con el ejemplo, que era tolerante con las creencias religiosas y sobre todo honesto, muy honesto, algo casi imposible de encontrar en estos tiempos modernos y menos entre políticos cuyo legado será el de haber tenido una cuenta offshore para lavar dinero…

Si lo que buscan a la hora de leer es una buena novela de aventuras, de pulso trepidante y presentación cinematográfica, pero al mismo tiempo con rigor histórico, no dejen pasar de largo ninguna de las novelas de este escritor español, ni por supuesto, La Legión perdida, que aquí recomiendo encarecidamente.

Roberto Maydana

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