La máquina de hacer españoles

La máquina de hacer españoles, de Valter Hugo Mãe

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Señoras y señores, tengo que anunciarles algo: José Saramago sigue vivo. Es absolutamente mentira que falleció el 18 de junio de 2010. Acabo de encontrarlo más que vivo y con historia nueva; seguramente se aisló en algún lugar del planeta para vivir en paz sus últimos años de vida, pero su amor por los libros pudo con él y no aguantó más tiempo sin volver a publicar. Para que la gente no se entere, lo hace con un nombre ficticio.

Y hasta se inventó una biografía para despistar. Se hace llamar Valter Hugo Mãe y dice que nació en Saurimo (Angola) en 1971. Asegura que es Licenciado en Derecho y posgraduado en Literatura Portuguesa Moderna y Contemporánea. Dice que vive en la localidad costera de Vila do Conde, en Portugal y hasta afirma que ya publicó varios libros, como O nosso reino, el apocalipsis de los trabajadores o remorso de baltazar serapiao (¡Que ganó el Premio José Saramago! ¡Qué divertido!)

Y por si fuera poca tanta mentira, el chico que se hace pasar por él es también calvo y se le parece bastante… ¡Saramago está vivo! ¡Y nos espera con muchos libros nuevos!

Cuando antónio silva cumple ochenta y cuatro años su mundo se transforma violentamente, como ya se había transformado una vez, con la muerte de laura, «la mujer que amó y con quien lo compartió todo durante medio siglo». En el momento más árido de la vida, es sorprendido por la tardía aparición de una alegría. Una alegría compleja, difícil de aceptar incluso, que le obliga a desmentir su convicción de que en la vejez ya nada puede aprenderse y sólo queda desaprender.

¿Qué importa el nombre del autor si la magia es la misma, no?

Porque leer a Valter Hugo Mãe es leer al Nobel de Literatura, al genio de la escritura, a aquel portugués que no solo nos atrapó noches enteras con su pluma exquisita, sino que además nos hizo pensar como nadie, llorar como pocos, reír como ninguno.

La máquina de hacer españoles es una historia trágica y divertida que reflexiona acerca de la sociedad portuguesa, del amor y la amistad, la vida y la política, y confirma el talento de valter hugo mãe, elogiado por José Saramago y António Lobo Antunes, y saludado por la crítica española como «uno de los creadores más profundamente poliédricos y originales de la cultura lusa actual»

Porque leer a Valter Hugo Mãe es adentrarnos en ese tipo de escritura sin mayúsculas, puntos y estructuras de diálogo que recuerdan al Saramago de siempre, ese que o te encanta y enamora, o te cuesta un siglo seguir.

La máquina de hacer españoles nos habla de todo un poco, (así como Ensayo sobre la ceguera no es solo la historia de una simple ceguera), pasando por varios temas entre los que se destacan la soledad de la vejez, la inminencia de la muerte y la posibilidad de encontrar sentimientos en un tiempo en el que ya nada parece poder brotar, un tiempo más de despedida que se inauguraciones, un tiempo en el que el día y la noche pasa por el recuerdo del pasado y ya parece no haber tiempo para el presente, ante un futuro que parece corto, ante una realidad en la que el cuerpo se transforma en nuestra propio enemigo y lucha día a día para matarnos.

Y de fondo, la dictadura militar de António de Oliveira Salazar, que gobernó con puño de hierro la sociedad portuguesa entre 1926 y 1974 y que marcó las vidas de todos, entre ellos las de los personajes inolvidables que conforman este libro. El personaje principal, Antonio Silva, (barbero jubilado) recordará en la soledad de su nueva vida en un internado cómo eran aquellos tiempos en los que era preferible callar y hacer bien las cosas, aunque eso significara ser egoísta, en un ejercicio de autocrítica realmente magnífico que también nos hará pensar en nuestras actitudes ante la vida y los acontecimientos políticos. La sociedad portuguesa, esa que según el autor, “grita su soberanía pero envidia a los españoles” y parece “no estar bien en lugar ninguno” es también presentada y analizada en cada línea.

Durante su estancia en el internado, Antonio Silva, además, recibirá a sus familiares (historias de amor y odio) y conocerá la amistad verdadera junto a compañeros como Américo, el Doctor Bernardo, Pereira o Esteves, para mí el personaje más mágico, ya que asegura haber sido elegido por el mismísimo Fernando Pessoa para la creación de uno de sus poemas.

A La máquina de hacer españoles no podría calificarla como una historia triste, porque por momentos hace reír y mucho, al tiempo que tampoco es un relato divertido, porque la tristeza rebaza cada una de sus páginas. Como en las mejores novelas de José Saramago, lo que subyace contantemente es la inevitable y dolorosa condición finita del ser humano, esa que nos recuerda siempre que apenas estamos de paso en este planeta tierra, que somos parte prescindible de un granito de arena que flota en medio del universo, universo que nació de un simple accidente cósmico.
Roberto Maydana

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