La mujer del viajero en el tiempo

La mujer del viajero en el tiempo, de Audrey Niffenegger

la mujer del viajero en el tiempo¿Es el tiempo nuestro peor enemigo? ¿Son sus agujas las temibles espadas que nos harán pleno en el corazón? ¿Será, por azares del destino, un viaje en el tiempo el indicado para llevarnos a páginas no escritas de nuestra relación? Desde siempre, cuando el amor entra en escena en alguna historia, es como si nos detuviéramos, como si no entendiéramos qué sucede o cómo es posible que nuestro cuerpo siga su camino, reconozcamos al otro, que éste nos reconozca a nosotros, y se forme una historia, la de amor, que trasciende mucho más allá del tiempo y el espacio. Y es, por tanto, mucho más raro encontrar una historia que mezcle amor y ciencia ficción de la forma en la que lo hace La mujer del viajero en el tiempo que, tras años de incertidumbre a la hora de hacer frente a la reseña, hoy me he decidido a traer aquí. No seré yo, por tanto, el que hable desde una objetividad – nunca lo hago – extrema, ya que si este libro ha estado en mi cabeza desde hace tanto tiempo ya os podéis imaginar que algo tuvo que, a años luz de lo que me hizo sentir, sigue perdurando como un poso que no acaba de irse nunca. El tiempo. Ese es el verdadero protagonista de esta historia que, como uno de esos hallazgos que hacemos al abrir un cajón que llevaba cerrado mucho tiempo, nos descubre un amor demasiado grande, tan grande que es casi imposible describirlo, casi ponerlo en palabras, o si quiera plantearlo. ¿Es el tiempo nuestro mayor enemigo?, me preguntaba al principio de esta introducción. En realidad, el tiempo no es nuestro némesis. Los verdaderos enemigos somos nosotros mismos. Eso es lo que he descubierto, eso es lo que he hallado en este camino de saltos temporales.

Henry es bibliotecario y tiene una disfunción genética que le hace viajar involuntariamente en el tiempo. Claire, su mujer, vive su relación como un desafío. Entre ellos se forma esta historia en la que el tiempo, como las brújulas que no funcionan, nos hacen plantearnos dónde estará nuestro norte y cómo es posible que permanezca a nuestro lado.

La vida como lector me ha descubierto, a lo largo de los años, historias que merecían la pena y que se convertían en esos refugios a los que volvía siempre, y otras novelas que, simplemente, eran prescindibles. En el primer grupo, sin saber muy bien por qué, se encuentra La mujer del viajero en el tiempo. Una de las cosas que siempre pretendo es ser justo con los que me leéis al otro lado de la pantalla. Por eso diré que, en un principio, es difícil meterse en la historia. Los cambios temporales a los que hace frente tanto Henry como Claire resultan un elemento desestabilizador en un principio. Después, la historia se mete de lleno, en el corazón y, por qué no utilizar un concepto romántico, el alma, ya que a pesar de todos los años en los que los libros se han convertido en mi amante predilecto, esta historia de Audrey Niffenegger hizo diana en un momento de mi vida en el que el amor desaparecía, como impulsado por un viaje en el tiempo, y no volvía a encontrármelo por mucho que yo lo deseara. Puede que, si echo la vista atrás, intente de nuevo encontrar ese momento en el que esta novela me causó tanta impresión, pero lo verdaderamente importante de esta historia no es eso, ni siquiera que yo la considerara una de las mejores lecturas de, pongamos por caso, un 2007 como otro cualquiera. Lo que importa es esa pátina de magistralidad, ese vivir metido en el libro y no soltarlo hasta la última palabra, hasta ese él va a venir, y aquí me encontrará, que estrujó el corazón e hizo soltar la lágrima que, suspendida en la cuenca del ojo, pugnaba por salir desde hacía mucho tiempo.

La mujer del viajero en el tiempo, cuando paseamos por las librerías, pasa desapercibida entre tanta novedad. Y pasa desapercibida, a la espera de que alguien acaricie su lomo, huela su interior, y descubra su apasionante historia que Audrey Niffenegger construyó para todos cuando nadie se había atrevido a escribir nada semejante. Lo valioso, lo que da valor y calidad a una obra, es un asunto propio de cada lector. En mi caso fue ese momento, ese desgraciado momento en el que un amor que adoraba, se perdió para siempre y dejó los pedazos tirados por el suelo. Y es que el tiempo, aunque no sea un enemigo, sí es un contrario que, a veces, nos hace la vida imposible. Pero otras, como con esta novela, hace que el recuerdo perdure por siempre.

3 comentarios en «La mujer del viajero en el tiempo»

  1. Nunca antes busque un libro de esta manera tan compulsiva y locamente, lo He buscado mil veces sin êxito alguno, lo leí en pdf pero siento que no es lo mismo, es una historia increiblemente bella y cursi pero al mismo tiempo excitante de principio a fin… Súper recomendado… Seguire buscandolo en mi país.

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