La puerta entreabierta

La puerta entreabierta, de Fernanda Kubbs

La puerta entreabierta es una novela publicada por Tusquets en su colección Andanzas, pero tan bien como encaja en esa colección podía haber figurado en la entrañable serie El barco de vapor que deleitó a muchos jovencitos lectores, entre ellos, yo misma. Como sucedía con la mayoría de los títulos de aquella colección, La puerta entreabierta es una historia que pueden leer igualmente adultos y lectores más mocitos sin que ninguno de ellos se sienta excluido o como si estuviera leyendo algo extemporáneo y que no le habla directamente a él. El barco de vapor era una colección para niños y adolescentes que también un adulto podía leer sin sentirse tonto ni ridículo, y La puerta entreabierta, a la inversa pero de igual forma, es una novela dirigida a adultos pero que se puede leer desde edades más tempranas.

La protagonista es Isa, una periodista joven e intrépida cuya curiosidad y afán por desenmascarar mediante un engaño a una pitonisa, la famosa Krauza, reciben un insólito castigo, aunque no hay mal que por bien no venga ni bendiciones que no lleguen disfrazadas de lo contrario, por lo cual el castigo de Isa será también, como todo castigo, una gran oportunidad para aprender y mejorar. Entablará relación con  estrafalarios personajes y escuchará las historias que ellos cuenten o protagonicen, y el resultado será, como ya se pueden imaginar, pura magia.

La puerta entreabierta tiene la textura lúdica y un poco burlona de los cuentos de hadas o cuentos sobrenaturales (pero de un sobrenatural siempre amable y “blanco”) que están escritos pensando en un lector adulto. Se trata de una historia fácil de leer, pero con una segunda lectura más profunda y no siempre aparente. Están siempre presentes los desdoblamientos, los juegos de identidad, los parecidos, las conexiones entre cosas o sucesos aparentemente ajenos el uno del otro, la similitud o superposición de caracteres, personas o elementos que dan la sensación de estar separados y no guardar ninguna relación, pero cuyos nexos son casi evidentes una vez puestos al descubierto. Este juego paralelo a la historia y también juego con el lector comienza en el nombre (Fernanda Kubbs) con que la autora, Cristina Fernández Cubas, firma La puerta entreabierta: una autora que parece ser dos.

Aparte del amor por el juego como forma de descubrir la verdad, hay expresado en La puerta entreabierta otro amor: el amor por el lenguaje, los juegos de palabras y la riqueza expresiva, y, por qué no, una pequeña reivindicación de la importancia de los nombres.

Todo ello está en La puerta entreabierta, pero también podemos quedarnos, si así lo queremos, en la sorprendente, misteriosa y entretenida historia de la periodista Isa, personaje al que parece que volveremos a ver en otra novela de Fernanda Kubbs.

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