Las huellas de la vida

Las huellas de la vida, de Tracy Chevalier

Las huellas de la vida

Nunca se muy bien que me lleva a coger un libro de una estantería atestada de ellos, que es lo que me seduce para entre los miles que hay en una biblioteca llevarme un determinado titulo, cuando posiblemente buscaba otro. Una tarde como cualquier otra, me puse delante de las estanterías, antes de buscar el libro en cuestión me gusta pasear mi vista al azar entre los volúmenes expuestos, mis ojos se pararon en ese lomo verde pálido, las letras en un marrón avejentado llamaron mi atención, el titulo se clavó en mis retinas, Las huellas de la vida. Lo tomé en mis manos indecisa, la portada me cautivó, aún así le dí la vuelta al libro, buscando un pero para dejarlo de nuevo en la estantería y llevarme el libro que había ido a buscar. Craso error, porque la sinopsis mi embrujó y ya no pude más que llevarlo conmigo.

A pesar de todo no me ha resultado un libro fácil de leer, y creo que el problema estaba más en mí que en el libro en cuestión, porque no podía dedicarle a la lectura el tiempo que hubiera deseado y eso me impedía disfrutar de una historia bella, bien escrita y sobre todo edificante. Una historia narrada a dos voces, por dos mujeres antagónicas, pero a pesar de todo amigas y luchadoras. Dos mujeres que todo lo tenían en contra en la vida, pero que supieron cogerse a ella y luchar por lo que creían justo.

Aunque Las huellas de la vida parte de dos personajes históricos, Elisabeth Philpot y Mary Annig, no se trata de una biografía de estas dos pioneras de la paleontología vertebrada, si no de una ficción novelada. Con gran acierto Tracy Chevalier, autora de La joven de la perla, nos traslada ala Inglaterra del principios del siglo XIX. Un lugar hostil para las mujeres, que tenían negado el acceso al vida culta y académica, un mundo en el que dependían casi al completo de los hombres para poder participar en la vida social, incluso  para salir a la calle si se tenía una posición respetable. Una época clasista en extremo que colocaba a hombres y mujeres en compartimentos estancos, de los que era imposible salir incluso por matrimonio,  a no ser que se quisiera bajar en la escala social, subir era casi imposible, el nacimiento colocaba a cada uno en su lugar.

Me pertenece a mí. Además Mary Anning es una mujer. Es una pieza de repuesto. He de representarla, como hago con muchos vecinos de Lyme que no pueden representarse a si mismos.” (Estas son las palabras del cacique del pueblo, porque no solo las mujeres no disponían de voz, tampoco las clases sociales bajas)

dinosaurio_301_x_320.jpgNo es difícil averiguar que me ha seducido de esta novela, la personalidad fuerte y decidida de sus protagonistas, Elisabeth Philpot es una mujer bien situada en la vida, de clase media, vive una vida cómoda en Londres dedicada a la cultura. Sin embargo esta vida se ve truncada por el matrimonio de su hermano. Huérfana de padre y madre, al casarse su este, la casa familiar pasa a ser su legado y se ve obligada junto con dos hermanas más a buscar un pueblo donde la vida sea más asequible a tres mujeres solas que tienen una renta anual de150 libras. El pueblo elegido es Lyme Regis, allí lejos de la city, del bullicio, de los museos, encuentra una nueva afición, la búsqueda de fósiles. Ocupación nada adecuada para una mujer soltera de su edad y posición social, pero en este pueblo marítimo encuentra la libertad dentro de unos limites que Londres le negaba. Además se sabe poco agraciada, y sin dote para encontrar marido.

Nuestra segunda protagonista y narradora es Mary Anning, en la época en que Elisabeth llega a Lyme es tan solo una muchacha, de clase social muy baja, que se dedica a buscar en la playa fósiles con los que ayudar al sustento de su familia. Es una muchacha espabilada y autodidacta, todo lo que sabe de los fósiles lo ha aprendido de su padre y pasando frio y multitud de peligros en la playa, en verano y en invierno. Ella fue la descubridora  de los primeros dinosaurios vertebrados, reconocimiento que no obtuvo en ningún momento por ser una mujer. Pero lejos de apocarla siguió buscando más y más monstruos como ella los llamaba, que ayudarían a salir a la familia de la extrema pobreza en la que vivían.

Mary prestaba poca atención a lo que los demás decían de ella, un rasgo que admiraba y que me desesperaba al mismo tiempo. Quizá envidiaba un poco que manifestara su desprecio por el funcionamiento de la sociedad con una libertad que una mujer de mi clase no podía permitirse. Incluso en un lugar de mentalidad independiente  como Lyme, me daba perfecta cuenta de los juicios que se formaban sobre aquellos que se salían demasiado de lo establecido.

Tal vez a Mary no le interesaba la clase de vida que Lyme había decidido para ella. Había pasado mucho tiempo con personas de condición superior…, sobre todo conmigo, pero también con William Buckland y varios caballeros que acudían a Lyme tras oír hablar de las criaturas que Mary había encontrado. Eso se le había subido a la cabeza y había alimentado en ella la esperanza de que podría ascender en el mundo. No creo que pensara seriamente en ninguno de esos  hombres como posible pretendiente: la mayoría de los caballeros la veían como poco más que una criada entendida.”

La afición de ambas mujeres a la paleontología, aunque cada una en una rama diferente, les llevo a ser amigas a pesar de que la diferencia de edad era notable y la pertenencia a distintas clases sociales la hacia imposible. Al de tratarse de una ficción novelada hay acontecimientos reales en ella, sin embargo, la autora, dada la monotonía de la vida de Mary Anning que pasaba día tras día en la playa sin hacer casi otra cosa, se vio obligada a convertirla en un personaje de ficción, que se adaptara bien al carácter reservado de esta mujer y a su interés por la paleontología.

Además de estos dos personajes reales por Las huellas de la vida se pasean otros ilustres de la época, como el reverendo William Buckland, colaborador de Mary Annig, que puso nombre a varios de sus descubrimientos, el geólogo Henry de la Beche, amigo y benefactor de Mary, el reverendo William Conybeare, que describió varios de los plesiosauros e ictiosauros que Mary descubrió y Georges Cuvier el padre de la anatomía comparada. A partir de hechos reales como el descubrimiento de los esqueletos fósiles y de estos personajes  construye una historia llena de dinamismo, al tiempo que se permite ciertas licencias cronológicas reconocidas en el apéndice de su libro. Al tomarse esas licencias ha pretendido dar voz a dos heroínas que apenas tuvieron su reconocimiento a pesar de los avances que sus hallazgos supusieron, y recrear el mundo a partir de sus preocupaciones diarias: las diferencias entre las clases sociales, la desigualdad entre sexos y la posición en que ello las colocaba, el conflicto entre avance científico y religión, muy patente en esta novela…

También se menciona a Jane Austen, de la mano de la soñadora hermana de Elisabeth Philpot, se sabe que esta viajó a Lyme en 1804 y que conoció al padre de Mary Anning, y precisamente en   Lyme  ambienta su novela Persuasión, la autora también utiliza la intromisión de este personaje para marcar la barrera que separa a Margaret de su docta hermana Elisabeth, más centrada en un mundo académico que le impide su reconocimiento, a pesar de alimentarse tanto de sus conocimientos y descubrimientos, como de los de Mary Annig.

Ambas solo consiguieron una pequeña mención en algunos artículos científicos. El nombre de Mary Annnig salió a la luz por primera vez en 1825, en Francia, y en Gran Bretaña tendría que esperar reconocimiento hasta 1829, y  murió en 1847 víctima de un cáncer. Reconocimiento semejante alcanzó Elisabeth Philpot en el campo de los peces fósiles, aunque esta sobrevivió a Mary. Las convenciones de la época evitaron que ninguno de los descubrimientos de estas mujeres llevaran sus nombres. Y en este aspecto la novela de Tracy Chevalier supone el espaldarazo que la sociedad científica les negó a estas valientes mujeres que lucharon contra las convenciones sociales y religiosas de una época que les fue hostil.

Carmina
De tinta en vena

10 comentarios en «Las huellas de la vida»

  1. Este, por lo que nos cuentas, es uno de esos libros que tendré que leer, por la temática y si además está bien escrito…, una de esas reseñas que me empujan.

    La portada también me ha atraido a la lectura de la reseña (jejeje)

    Bienvenida por estos lares amiga!

    Un abrazo!

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  2. Susana no sabes la de veces que pensé mientras lo leía que este era uno de los libros que a tí te podrían gustar… esta bien escrito, la temática se adapta a tus gustos y lecturas, me alegra que mi reseña te empuje algún día a leer este libro.

    Que decir de la portada, que es todo un acierto…

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  3. Bienvenida, Carmina! Qué gusto y qué alegría poder leerte también aquí! Entre tu reseña y la portada, que me han encantado, me han entrado ganas de leer el libro. Gracias por compartir tu opinión con todos nosotros y también la historia de cómo llegó el libro a tus manos. Un abrazo muy fuerte.

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  4. Goizeder la portada atrae muchisimo y es un primer paso ganado hacia la lectura del libro, en cuanto a la reseña, es un libro facil y dificil de reseñar, es fácil porque hay muchas cosas anexas al libro que se pueden utilizar, dificil porque puedes caer en el error de que pueda parecer un libro aburrido, y no lo és, al contrario es muy interesante. Suelo siempre compartir como llegan a mí los libros, porque cada uno es diferente, este por ejemplo me eligió el a mí, yo iba a por otro libro y se cruzó en mi camino y se empecinó en que me lo llevará y lo consiguió, otros a veces no tienen tanta suerte.

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  5. Yo también me sentí atraída por la portada de este libro, pero su argumento fué lo que finalmente me decidió a comprarlo. Al final, con tanta lectura pendiente aún no le ha llegado su turno, pero después de tu estupenda reseña tengo claro que me gustará y haré por leerlo pronto.
    Un abrazo.

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