Lunas eléctricas para las noches sin luna

Lunas eléctricas para las noches sin luna, de Belén Gache

Lunas eléctricas para las noches sin luna

Es difícil comentar de qué se trata este libro porque todavía esta rondando por mi cabeza lo que he leído. No se trata de una novela histórica pero tampoco es una completa ficción. Este es uno de esos libros que no se pueden dejar de leer y que se agotan en un par de noches de desvelo.

 

Ángela es una chica de dieciséis años que vive en el Buenos Aires de 1910. Su casa es la típica residencia de una familia  casi  acomodada. Su madre, Martirio, es el único referente que le queda porque su padre ha muerto. Sin embargo, esta casa de principios de siglo nunca es un lugar vacío. Recibe las visitas de Escudero, un médico amigo que corteja a la madre. También cuenta con las apariciones de su tía Crucifixión junto a un conservador marido y dos pequeños niños que se convierten, muchas veces, en una pesadilla.

La intrépida protagonista de esta historia es rebelde y muy soñadora. Las partes del libro en que contempla la luna o escribe en su diario son mis preferidas. Me intriga saber en qué pensaba una adolescente que, en esa época, no tenía posibilidad de entretenerse todo lo que conocemos en estos tiempos. Ángela es una heroína distinta porque quiere aprender continuamente y le gusta soñar con lo que escucha desde esta ciudad de América del Sur.

Otros personajes importantes ilustran este mundo mágico en el que vive la protagonista. Uno de ellos es Mirko, su amigo personal, al que Ángela visita en secreto porque a su madre no le agrada. Sucede que en la Buenos Aires de esos tiempos existía un peligro permanente por la aparición de ataques anarquistas. Los conservadores, como la familia de Ángela, vivían en una alerta constante por que pudiesen infiltrarse en las familias y ocasionar algún mal. Martirio entonces desconfiaba de los amigos de su hija y tendía a  desaprobar sus salidas que siempre terminaban  una aventura y con su pelo enmarañado y sin moño. Una actitud como esa no era de señoritas.

Gabino era un pintor salteño que alquilaba una pieza en la casa de Ángela. Había vivido en París y eso para la protagonista era una cuestión misteriosa y fascinante. Iba a su cuarto seguido para ver cómo pintaba y para que le contara anécdotas específicas de su vida en la ciudad europea. A partir de los personajes y la complicada situación social es que Ángela comienza a vivir episodios extraños y aventuras en la ciudad.

Este libro es un relato ingenuo pero, a la vez, intrigante. La chica de dieciséis años es curiosa y particular. Sus actitudes soñadoras la separan de la media de chicas de su edad. A través de sus ojos es posible contemplar las costumbres de Buenos Aires antiguo, sus personajes y ese incipiente miedo a los ataques. Desde la mirada de Ángela es posible comunicarse con el pánico que existía y reunirse con los datos más duros de la historia desde una perspectiva adolescente.

Es difícil, entonces, decir de qué se trata este libro. Es extraña la manera en la que está contado pues se trata de no sobreestimular al lector con información dura. La historia contiene algunos datos que no se sabe si son precisos pero que podrían estar justificados porque el relato lo cuenta una chica de dieciséis años muy distinta a los de hoy que están conectados con el mundo permanentemente. Lunas eléctricas para noches sin luna es un compilado de sueños, expectativas y diálogos que se sienten reales. No parece ficción, no parece historia: es un verdadero relato personal.
Georgina Marrapodi

 

6 comentarios en «Lunas eléctricas para las noches sin luna»

  1. Darío: espero que le guste. Es un libro muy entretenido. Saludos
    Ale: No hay problema por la confunción! Espero que puedas conseguirlo y lo disfrutes. Saludos.

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  2. Es un gran libro. Lo adquirí en una casa de libros de reventa por unos pocos pesos y me maravilló. Belén Gache es una pionera en la mixtura de libro-internet y me gusta su estilo.

    Saludos. Buen blog!

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  3. Miguel: Si, es un libro con mucho estilo, recomendable. Me alegra saber que lo has leído porque no conozco a nadie que lo haya hecho. Saludos y gracias por tu comentario.

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