Mãn, de Kim Thuy

MãnNo se precisa un gran esfuerzo de sinceridad para reconocer que no es uno experto es literatura vietnamita, pero sí puedo decirles que si el nivel general es el que muestra Kim Thuy en esta pequeña maravilla llamada Mãn no conocerla es una verdadera lástima. Esta es una obra cargada de lirismo, aferrada a sus raíces como sólo puede agarrarse quien lo hace desde la distancia (la autora, como la protagonista, vive en Canadá). Un país vivido en los recuerdos, en las tradiciones, en la familia y sobre todo en la gastronomía.

Las madres enseñaban a las hijas a cocinar en voz baja, entre murmullos, no fuera a ser que las vecinas les robaran las recetas y así pudiesen seducir a sus maridos con los mismos platos. Las tradiciones culinarias se transmitían en secreto, como trucos de magia que pasasen de maestro a aprendiz, un gesto por vez, según el ritmo cotidiano. El orden natural era que las niñas aprendiesen a medir la cantidad de agua para el arroz con la primera falange del dedo índice, después a picar los “pimientos perversos” (ót hiêm) con la punta del cuchillo para transformarlos en flores inofensivas, después a pelar los mangos desde la base para no llevarle la contraria a las fibras…

En el párrafo que acabo de citar hay muchas claves para entender esta novela, porque esta es la historia de vidas que se susurran, de mujeres que aprenden a sentir entre murmullos y a hacer magia, pero no a disfrutarla. Esta obra pequeña, sutil y elegante es el relato de cuando alguien que vive en voz bajita siente ganas de gritar, de reír, de amar. Cosas de las que no se creía capaz y que de hecho considera una catástrofe.

Julie fue la primera en asomar el rostro por la ventana por la que sacaba los platos. Su sonrisa se extendía de un lado a otro de la abertura. Me saludó con el entusiasmo de una arqueóloga que hubiese descubierto la huella del primer beso.

Mãn cuenta su vida, la que vivió en Vietnam y después la que transcurrió en Canadá gracias al matrimonio de conveniencia que la convirtió más en cocinera de un restaurante que en esposa. Kim Thuy invierte en ambas vidas una carga lírica de gran calado, las narra de un modo muy dulce pero sin esconder la terrible realidad de las vidas vividas para los demás sin más posibilidad de realización personal que el cumplimiento de los que se llamaban las obligaciones propias de su sexo y condición.

Mamá me repetía a menudo que, en caso de conflicto, es mejor retirarse que insultar a alguien, aunque esa persona sea quien tenga la culpa. Si mancillamos al otro, nos ensuciamos la boca, ya que antes deberemos llenarla de ira, de sangre y de veneno.

Con todo, pese a que a nuestros ojos Mãn es una víctima de las tradiciones de su país natal, el libro es una declaración de amor a Vietnam, a sus tradiciones y a su cultura, especialmente a su gastronomía. La libertad que la protagonista descubre a través de la ventana del restaurante desde la que saca sus platos a quienes la disfrutan parece uno más de ellos: algo en lo que ella trabaja pero que está destinado a otros. Es un libro hermoso, muy hermoso, y aunque la historia es triste el tono amable, sereno, vital, resignado pero optimista de la protagonista contagia al lector y le hace leerlo con una sonrisa. Triste si quieren, pero sonrisa al fin y al cabo. Y buen sabor de boca.

Andrés Barrero
@abarreror
contacto@andresbarrero.es

2 comentarios en «Mãn, de Kim Thuy»

  1. Acabo de venir de un viaje de dos semanas por Vietnam y Camboya. Me llevé este libro al viaje para conocer un poco más de la cultura y gastronomía (¡qué gran gastronomía!) vietnamita. El caso es que con tanto ajetreo de aviones y autobuses en el viaje al final no he abierto ni un libro (es para matarme, lo sé..) pero leyendo tu reseña creo que ya tengo plan para esta tarde.
    Saludos Andrés!

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