Mañana lo dejo

Mañana lo dejo, de Gilles Legardinier

mañana-lo-dejoEl amor. Difícil para algunos, fácil para otros. Pero para nadie indiferente. Ser amado o no, una cuestión que se traspasa, de generación a generación, como un mueble antiguo y lleno de recuerdos que con los años pasa por numerosas habitaciones, vidas ajenas que pueden no conocerse entre ellas. El amor. Un sentimiento lleno de interrogantes, y casi ninguna respuesta concreta. Divertido al mirar a los ojos, triste cuando nuestra cabeza se queda fija observando el suelo. ¿Es el amor lo que hace girar al mundo? Si cierras los ojos, si piensas por un momento en lo que podría convertirse tu vida si no hubiera algún tipo de amor revoloteando a tu alrededor. Será entonces cuando descubras la verdad a la pregunta que te he formulado. El amor. Sí, esta historia trata del amor, de lo que supone para las personas quererse. Pero sobre todo es una historia sobre lo que significa para las personas encontrar a alguien, mirarle y, sin saber por qué, encontrarte atado a un alma que llevabas esperando desde hace tiempo.

Julie lo tiene claro: en su vida ha hecho muchas estupideces. Pero la mayor de todas es obsesionarse por su nuevo vecino. ¿Quién es? ¿Qué esconde? ¿Por qué la atrae tanto? Y mientras cambia su vida radicalmente, se dará cuenta que lo importante en esta vida no es lo que posees, sino lo que te hacen sentir los que están a tu alrededor porque ¿quién te dice a ti que esa nueva persona no es la que llevabas esperando durante tanto tiempo?

 

Reconozco no ser adicto a este tipo de literatura. Supongo que han sido tantas las historias de amor que me he llevado a las manos que, al final, he acabado un poco saturado de tantos corazones flotando en el ambiente. No soy de los que celebran San Valentín, pero sí de los que hacen detalles porque sí cualquier día del año. No proclamo cien veces al día lo que quiero a mi pareja, pero cuando lo pronuncio, sabe que es de verdad. No vivo pendiente de su compañía, pero cuando estoy a su alrededor algo se me enciende y no puedo ser más feliz. ¿Por qué os hablo de esto? Porque en “Mañana lo dejo” me ha sucedido una cosa extraña: me he sentido identificado con algunas de las situaciones a las que se enfrenta la protagonista. Y es cierto, aunque pueda parecer pretenciosa, aquello que me explicaron, que leí en alguna que otra publicación sobre la novela que esta historia me ha hecho sentir bien. No sé explicarlo de una manera concreta, ni siquiera puedo poner en palabras detalladas el por qué de esta sensación, pero lo cierto es que su tono amable, su edulcorado contexto lleno de olor a pan y tartaletas (sólo aquel que lo haya leído podrá entenderme), y los personajes secundarios que aparecen caminando por la acera del pequeño barrio parisino, te hacen sentir una sonrisa en el interior, aunque sea de pequeño tamaño.

Hoy en día, estamos acostumbrados a leer novelas duras, historias que nos llegan dentro y nos sacuden con una fuerza sobrenatural. Pero de vez en cuando, como si de una petición de nuestro cuerpo se tratase, sentimos la necesidad de escoger historias honestas, amables, llenas de un humor blanco que nos atrapen y nos permitan descubrir que, la vida, puede ser diferente si solamente lo pretendemos. Gilles Legardinier sabe amarrar las palabras con las cuerdas de un amor que sobrevuela nuestras cabezas como los cables de alta tensión de las ciudades. Y es que lo decía al principio, lo diré siempre: el amor es una fuerza tan sobrehumana que a todos arrastra en algún momento determinado. Y es a nosotros, en historias como la que cuenta el autor, a los que nos toca tomar riendas de ella. Porque de nada sirve conocer sin experimentar, ni experimentar sin sentir ningún tipo de emoción.

Dice la protagonista de “Mañana lo dejo” que en esta vida hay que entregarse, entregarse hasta el fondo aunque después te sientas decepcionado. Yo opino lo mismo. En esta vida en la que palabras como crisis y derivados aparecen como si fueran la lección de cada día, ¿no es agradable encontrar una historia lo suficientemente honesta como para, simplemente, hacerte sentir lo suficientemente bien que acabes sus páginas con una sonrisa? Porque, tenedlo claro, el amor es una gran fuerza, en eso estamos todos de acuerdo, pero lo que también cuenta, en algún punto intermedio entre el día y la noche, es saber sonreír sin miedo, gracias a que hay libros que te despiertan de un letargo en el que habías estado durante mucho tiempo.

2 comentarios en «Mañana lo dejo»

  1. Sergio, siempre es un placer leerte. Y cuando me reconozco en tus palabras, más todavía. Ayer terminé este libro y coincido en casi todo lo que has comentado en la reseña. Es una novela que se lee con una media sonrisa en la cara, porque sí. Pasa lo mismo que cuando ves las películas disney, con su príncipe y su princesa de turno: que sabes que todo es ficción, una ficción imposible de traspasar a nuestra realidad, pero aun así la aceptas y, mientras dura la película, la disfrutas como si de verdad pudieran suceder cosas así. Como si el amor, el verdadero, fuera tan fácil y tuviera siempre finales felices. Cómo no sonreír.

    Luego, guardando las distancias, te das cuenta de los recursos facilones para lograr algo así. El humor blanco que comentas; el conjunto de personajes maravillosos, que con sus imperfecciones encantadoras rozan la perfección; problemas que dejan de serlo cuando alguien decide convertirse en héroe y solucionarlos como por arte de magia… Y también, por qué no decirlo, ese ambiente bohemio y tierno que sólo se le puede otorgar a la literatura francesa.

    Así que sí, el resultado es una novela destinada a tener éxito, por su sencillez y su simpatía, por su “buen rollo” pegadizo… Anima, aunque todo sea una gran mentira surrealista.

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    • Gracias por esas palabras Judit! Me emocionan especialmente viniendo de ti. Siempre recuerdo esta novela con esa mezcla de querer encontrar el amor a pesar de todas las dificultades que comporta la vida.

      Si todo es una mentira surrealista, seamos surrealistas!

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