Nacidos de la bruma 4. Aleación de ley, de Brandon Sanderson

Nacidos de la bruma 4. Aleación de leyLa fantasía, la ciencia ficción, los personajes divertidos y bien desarrollados, desconectar durante horas y no querer soltar un libro, no saber nada de un escritor y, solo con leer un primer capítulo suyo, querer saberlo todo sobre él, mola. Todo aquello que me haga pasármelo pirata mola. Y con Brandon Sanderson, todo eso que tanto me gusta, no parece tener fin. Y eso… sí, eso mola.

Hace poco terminé de leer el libro que cerraba la trilogía de Nacidos de la bruma. Canela en rama. Una maravilla. Pero, ¿ahí se acaba? No. Sanderson no da puntada sin hilo y creó una secuela que ha hecho renacer lo mejor de las aventuras de los brumosos. Un cambio de imagen, de escenarios, una nueva época. Ha llegado a Scadrial, esas tierras que dejaron de ser bañadas por la ceniza tras una batalla de proporciones bíblicas en El héroe de las eras, ha llegado, como digo, la Revolución Industrial. Continúa la magia, pero renovada en Nacidos de la bruma 4. Aleación de ley.

Han pasado trescientos años desde los acontecimientos que vivieron la banda de Kelsier y Vin. El ferrocarril, los canales, la iluminación eléctrica y los rascacielos invaden la ciudad de Elendel. Los conocimientos sobre ciencia y tecnología han avanzado mucho y pese a que la modernidad impera en el reino, el poder de la magia de los metales que se contaban en las leyendas sobre «el superviviente» siguen vigentes y tienen un fuerte protagonismo. Uno de los hombres capaz de obtener el poder de los metales es Lord Waxilium Ladrian, un alomántico y feruquimista. Él es un vigilante en las tierras lejanas de los Áridos. Por una tragedia familiar, se ve obligado a viajar a la metrópolis de Elendel donde tendrá que conseguir localizar y poner fin a una banda de ladrones que se encargan de robar la mercancía de los trenes y de secuestrar a diversas mujeres. ¿Con qué motivo? Tendrás que leerlo.

Tras los sucesos contados en las tres entregas anteriores, con un mundo de cenizas al borde de la muerte y un grupo de personajes con los que me encariñé desde el principio, tocaba un cambio necesario. Una vuelta de tuerca con un aspecto renovado pero con la esencia de Brandon Sanderson en su modo de narrar. Si el final de la trilogía me pareció una historia que funcionaba más lenta y con necesarias referencias a los libros que la precedían, esta secuela recupera la independencia con una historia completamente nueva sin abandonar la mitología de lo ocurrido en el Impero Final.

Esta historia juega con elementos acordes a su nueva época como son los robos por parte de una banda de pistoleros fuera de la ley y la importancia que cobran las armas y su fabricación. Y como no podría ser de otra forma —a estas alturas no espero otra cosa de Brandon Sanderson—, sus personajes protagonistas; Waxilium y Wayne. Una nueva pareja que con mucho sentido del humor y unos poderes muy interesantes (burbujas de velocidad, ya los leerás y seguro también te molan) consiguen hacer que el relato, más corto que los tomos de la trilogía, funcione con mucho ritmo y del modo más entretenido posible.

A la historia, además, no le falta carga de dramatismo al comienzo de la novela con un suceso cruel sobre Waxilium, pero pronto empieza a entrar en acción su compañero de batalla, Wayne, y con sus peculiares manías y sentido del humor, la diversión está asegurada.

Si eres nuevo en el universo fantástico de Sanderson, no te preocupes. Lo primero, no dudes un segundo en hacerte con la trilogía de Nacidos de la bruma. Es un buen flipe, créeme. Lo segundo, no va a haber necesidad de que te lo aconseje; tú mismo correrás a la tienda a por la secuela que estoy reseñando. Si, por otra parte, decides adentrarte a partir de esta cuarta entrega, creo que no es mala opción porque la novela puede funcionar muy bien por sí sola. Pero sí es cierto que a veces es necesario conocer las raíces ya que hace ciertas referencias a ellas y bueno, puede que la lectura quede algo coja en ese aspecto. Además, el legendario sobre Kelsier, «el superviviente», es la leche. Y lo que les ocurrió a aquellos que decidieron seguirle, igual.

Si quieres saber cómo evolucionó el mundo que crearon y soñaron los nacidos de la bruma y cómo se comportan en una tierra próspera e industrializada, debes leer Nacidos de la bruma 4. Aleación de ley.

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