Nubes de kétchup

Nubes de kétchup, de Annabel Pitcher

nubes de ketchupCarta a una escritora

Hola Annabel Pitcher:

Puede que esta carta no llegue nunca a su destino, pero como a los protagonistas de tu última novela, a mí también me queda el consuelo de escribir, de rozar el bolígrafo con el papel y creer que las palabras lleguen a su destino, aunque sea sólo en mi cabeza, puede que incluso en mi corazón. Somos interesantes los seres humanos. Guardamos secretos, nos los contamos a nosotros mismos esperando encontrar la solución al problema, y de repente la encontramos, en un libro, cuando leemos una sola frase que hace que un mundo entero se remueva. Es como la teoría esa del aleteo de una mariposa que crea un tsunami en la otra parte del mundo. Así ha sido esta experiencia, y aunque puede que, como he dicho antes, estas palabras no lleguen nunca a su destino, debía escribirlas, porque no hay nada peor que guardar un secreto tan adentro que empiece a carcomerte y acabes con tu mente en otro lugar, en otro sitio, impidiéndote disfrutar de lo que vives, de lo que sientes, de lo que es la vida entera, porque de eso es lo que trata “Nubes de kétchup”. Una historia de secretos, de los secretos que todos tenemos, de aquellos actos que acaban definiéndonos y que debemos sacar a la luz como si fuera nuestro bote salvavidas. El problema es cuando ese secreto acaba con nuestro futuro, amargándonos el presente. Esa es la verdadera naturaleza que tendríamos que erradicar.

 

Paseé por tu libro con un sentimiento de tranquilidad, repasando con mis ojos cada letra y queriendo meterme en la historia de Zoe, de la niña de los Pájaros que intenta volar pero no lo consigue, porque las cadenas que la atan a la tierra son más fuertes. Y me vi reflejado, como si fuera un espejo que dentro del libro sacara a relucir una imagen que tenía olvidada. Y es que yo también he guardado un secreto, y también lo he escrito en un papel para poder hacerlo volar, para que aleteara y se fuera lejos. Y aunque yo no decidí escribir a un preso, a un asesino en serie que pudiera entender aquello que había hecho, sentía que la vida me pesaba demasiado y solamente un cuaderno, un diario que vivía en mi estantería, fue el fiel compañero que encerraba entre sus páginas un secreto tan grande a esa edad que simplemente el hecho de verlo ahí, guardado pulcramente, me hacía sentir que mis palabras estaban encarceladas y que nadie sería capaz nunca de descubrirlas. El tiempo pasó demasiado rápido, yo crecí y mis secretos se quedaron agazapados en la oscuridad, sin necesidad de removerlos. Pero el destino es traicionero, el destino juega unas cartas con las que no contamos y es entonces cuando tú, Annabel Pitcher destapaste una caja largamente cerrada con cinco cerrojos, y fue entonces cuando lloré al leer tu libro, al sentir que la historia de Zoe era la mía, la de todas aquellas personas que se enamoran pero por el camino se encuentran con un bache que les separa de la persona amada. Porque tu libro sirve para entender que el amor puede doler, pero a la vez sirve para abrirnos al mundo, realmente, por primera vez en la vida. Fueron estas, y no otras, las palabras que me hicieron estremecer:

– Se me va a hacer muy largo, Chica de los Pájaros – dijo en un susurro enfatizando sus palabras.

 – A mí también – admití, porque una vida sin él iba a ser interminable 

Y así es como fluimos los seres humanos. Por un río que toma direcciones que son inesperadas. Recorriendo los caudales de un mar que sube y baja sin que nosotros podamos hacer nada por evitarlo. Y es que la vida nos enseña, como “Nubes de kétchup” que hay errores insalvables, que hay sentimientos que son más grandes que la misma vida, que trascienden mucho más allá de nuestras palabras y que amar, a veces, es un lastre que llevamos amarrado a la mochila que cargamos a nuestra espalda. Pero en el fondo, aunque duela, ha sido un placer recorrer tu libro y acompañarte en el viaje de su protagonista. Raras veces ocurre, pero ahora que los secretos ya han salido a la luz, no puede haber nada que sea lo suficientemente duro para hacerme caer. Por mucho que ellos, los secretos, se empeñen en destruirlo todo.

 Gracias Annabel Pitcher. Gracias por una historia increíble

 

5 comentarios en «Nubes de kétchup»

    • Gracias Ana, es un libro que se te queda pegado al corazón. Cuando llegues al final, es irremediable que no lata con fuerza! Gracias por tus palabras!!

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  1. Es hermoso, yo no podía dejarlo; era media noche hace una noches y tuve que levantarme para saber en qué terminaba y terminé con el corazón hecho pasa y un llanto de esos que escondes porque nadie más podría entenderte… sabiendo que nada diferente me habría parecido tan maravilloso como ese final que no se si podría volver a leer; el resto ya lo he repasado un par de veces. Leerte ha sido como charlar de eso que siento y que transmites en cada palabra.
    Coco

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