¡Odio el gym!

“¡Odio el gym!”, de Sergio Verón

odio el gym¡Odio el gym! Así, entre signos de admiración, grito al viento con enfado…En realidad, no lo odio (creo). Voy cada vez con menos ganas, me cuesta más, soy perezoso… Lejos están los primeros días en los que era una actividad nueva y acudía con la mochila con una sonrisa en la boca dispuesto a sudar la gota gorda para esculpir el cuerpazo… que aún no tengo.

Cuatro años después, la rutina se ríe de mí. Ni siquiera los cambios del repertorio musical, que de vez en cuando hago en mi reproductor de mp3 para luchar contra la también rutinaria y machacona música de los 40 que atruena el gimnasio, pueden con ella.

Pero sigo yendo. Soy más fuerte que todo eso… Eso y que además tengo un año más pagado y no lo voy a desperdiciar…

¡Odio el gym! es ideal para cuidarse, para hacer ejercicio sin tener que acudir a gimnasios ni tener que comprar mancuernas, esterillas y otras zarandajas con las que entrenarse en la propia casa y dejarse los cuartos en tiendas de deporte.

El autor es muy consciente de los obstáculos que nosotros mismos nos ponemos para posponer o eludir la actividad física diaria o con un mínimo de constancia (“no tengo tiempo”, “me canso”, “no me gusta sudar”, “odio el ejercicio”…) y por eso dedica parte, sobre todo el inicio del libro, al tema mental. A mentalizarnos de que el ejercicio es bueno y a rebatir nuestros autoimpuestos obstáculos. Nos sugiere ideas para no dejarlo, nos recuerda los beneficios y también nos propone cómo hacer de manera amena los ejercicios e integrarlos en nuestra vida.

Empieza de cero, explicando lo que son actividades aeróbicas y anaeróbicas, las categorías básicas( resistencia, fuerza, flexibilidad y equilibrio) y contiene una serie de test para saber qué nos corta el hacer ejercicio, el ambiente que tenemos en nuestro hogar así como hojas para marcarnos objetivos y anotar nuestros progresos…

Y después de eso, viene ya lo interesante, el motivo por el que este libro te ha llamado. ¿Cómo y qué hacer en tu propia casa?

Con cosas tan básicas como botellas de agua, latas de conserva, libros… tienes ya montada tu sala de musculación.

Acto seguido comienzan los ejercicios. Todos ellos muy bien explicados tanto verbal como gráficamente con fotos claras, algunas incluso desde varias posiciones, para evitar mal entendidos. Ese es el punto fuerte del libro. Las fotos y las instrucciones de los movimientos. Y vienen unos cuantos de cada tipo, lo cual se agradece.

Destroza también unos cuantos mitos sobre la actividad física, da consejos para mantener la actividad a lo largo del tiempo y unas cuantas notas sobre alimentación y hábitos saludables.

Completito, como debe ser.

¿Funcionan los métodos propuestos en el libro? ¿Son efectivos?

Realmente, no puedo afirmar ni negar nada al respecto. No he practicado todavía nada de ¡Odio el gym! (pero lo haré). Estas cosas llevan tiempo y precisan constancia, pero quiero creer que sí, que estos ejercicios, sin ser nada del otro mundo, pueden servir de algo, siempre que se haga caso a la parte inicial: seguir los consejos, preparar el ambiente, los trucos para no abandonar… la parte más psicológica en definitiva, que es algo que no he visto tratar en ningún otro libro y, de hecho, es tan importante como la de la preparación física.

Muy recomendable para cualquiera que quiera ponerse en forma gastando media hora de tiempo cada día, de forma amena, clara y sin grandes aparatos ni inversiones.

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