Rosshalde

Rosshalde, de Hermann Hesse

Rosshalde

 

En la actualidad existen opiniones que castigan a quienes todavía contemplan al arte plástico con una mirada romántica y dramática. El arte se ha convertido en uno de los negocios más prolíferos y resulta complicado relacionar un cuadro o una escultura con el alma de su creador  y los pensamientos más profundos de ese artista que luego se reflejan en su obra. Hablar de arte desde una posición romántica y comprometida en sentimientos parece desactualizado y fruto de pensamientos de siglos pasados, tan obsoletos como encantadores.

Rosshalde no es una obra de arte, como podrían haber sospechado, sino el nombre de una residencia propiedad del personaje Johann Veraguth, un pintor de profesión. Su familia era pequeña (esposa y dos hijos) y su vida un misterio tan profundo como su alma. La historia se proyecta en una sociedad protocolar y con fuertes valores; una comunidad que podría ser de principios del siglo pasado y donde se debía cumplir con rígidos mandatos sociales.

Las reglas implícitas de la sociedad parecían caer todas sobre Veraguth. Este era un hombre introspectivo, misterioso y sobrio que se dedicaba enteramente a su obra artística. Sin dudas se trataba de un pintor reconocido y de fama mundial que había logrado tener una posición económica abultada. Rosshalde,  con su esplendor y comodidad, era el espejo de la fortuna y el reconocimiento que había alcanzado el pintor.

 

Sin embargo, los mandatos sociales  habían llevado a Veraguth a contraer matrimonio con una esposa con la que mantenía un mínimo contacto y dos hijos, Albert y Pierre. Si bien no tenía la misma afinidad con cada uno de ellos, la realidad es que eran su mejor proyecto. En especial el pequeño Pierre, quien era la luz de sus ojos y del que estaba pendiente en todo momento.

En Rosshalde todo transcurría con una incómoda calma. El pintor no se hablaba con su esposa y tenía poca relación con su familia en general. Se pasaba los días solo, pintando y perdiéndose entre sus pensamientos más profundos  y atormentados. Por momentos, como lector es posible interpretar que el personaje de Veraguth detesta su rutina pictórica  aunque nunca reconocemos la manera en que se liberará de ella.

Este ejemplar es, a diferencia  de otros libros que he leído en este último tiempo, un viaje a lo más interno de los pensamientos humanos. La novela se basa en las historias que recorren la residencia de Rosshalde y que siempre están relacionadas con esa aparente frustración del pintor que repercute en el ánimo de su familia y sus servidores.

Además de tratarse de una obra profunda, Rosshalde es el primero de los libros que leo de Hermann Hesse. Si bien es obvio comprender que un Premio Nobel de Literatura se destaca en su oficio, es interesante agregar que la prosa de Hesse está cargada de virtuosismo, excelencia y sutileza. Las palabras son suaves y amenas y la redacción parece guiarse sobre un riel aceitado donde no hay piedras que impidan el entendimiento.

Rosshalde es uno de esos libros que rescatan el romanticismo que se encierra entre la personalidad del artista plástico y su obra, ese que nombré al principio y que sostengo que está subestimado en la actualidad. A través de la personalidad profunda y circunspecta de Veraguth, los lectores podemos reconciliarnos con el misterio que cubre al comportamiento de los pintores y descubrir la magia que encierra su talento y sus obras materiales.

 

Georgina Marrapodi
georginamarrapodi@librosyliteratura.es

7 comentarios en «Rosshalde»

  1. Lo primero que me voy a leer de Herman Hesse es “Demian” (ya tengo el libro), y lo segundo, si me agrada el autor, “El lobo estepario”
    Un saludo.

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  2. Muy delicada en tu reseña, me gustó.
    Para ser sincera, leí un libro de este autor…”Viaje a Oriente” y no me convenció mucho pero soy consciente que no fue por su prosa sino porque la historia no me terminó de atrapar por completo. De todos modos, tengo en la biblioteca otros títulos de él y pienso darles lugar próximamente.

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  3. Las palabras son suaves y amenas y la redacción parece guiarse sobre un riel aceitado donde no hay piedras que impidan el entendimiento.

    ¿Estás hablando del libro o de tu reseña? porque tu texto se lee como decís que se lee el libro; te felicito; dan ganas de leer a este autor =)

    Saludos!

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