Sinsajo

Sinsajo, de Suzanne Collins

Sinsajo

Las revoluciones son como el agua que se pone a hervir. Al principio, vamos notando el calor y cómo algo que está sucediendo empieza a revolverse en nuestro interior. Después, el agua empieza a calentarse rápidamente, al igual que nosotros. Y más tarde, cuando llega el punto de ebullición, es cuando explotamos, cuando saltan nuestras propias gotas de agua e inundan todo lo que conocemos. Porque ese es el significado de “Sinsajo”, eso es a lo que nos vamos a enfrentar aquí, en este libro, en este desenlace, en este punto y final de “Los juegos del hambre” que nos ha acompañado en tantas reseñas.

Katniss es la voz de los Distritos. Ha conseguido poner en jaque al Capitolio, levantar a todo un pueblo contra el orden establecido y será ahora, estando ya todo en juego, cuando tendrá que luchar con y para los suyos, para eliminar de una vez por todas a la injusticia que les había estado oprimiendo. Será en esta batalla cuando descubrirá quiénes son sus amigos, quién es ella, y lo más importante, qué se siente al convertirse en la imagen de la revolución.

Parece que veo a Suzanne Collins gritándome desde las páginas de “Sinsajo” una frase que se repite. “Esto es la guerra”. Porque por fin todo ha estallado, todo se ha puesto boca arriba y no hay un sólo minuto para pensar. Se trata de una carrera vertiginosa para conseguir la libertad, para saber quiénes somos, para encontrarnos a nosotros mismos entre tanto escombro y muerte. Porque si algo me ha sorprendido de “Sinsajo” es que no es un libro amable, ni siquiera se trata de un libro con moraleja al final. En las guerras, no todo sale como lo teníamos previsto. De hecho, creo que nada en este libro sale como uno lo espera. Y es que esta es una historia descarnada, llena de momentos que el lector que ha seguido las andanzas de los protagonistas espera encontrar, y es precisamente ese factor sorpresa, ese no esperar lo que te vas a encontrar lo que ha hecho mundial este fenómeno de la distopía.

La guerra trae consigo destrucción. Es así, y ninguno podemos negarlo. Y me parece de agradecer que Suzanne Collins no haya pretendido hacer un relato descafeinado de ello. La literatura juvenil peca a veces de excesivo azúcar en sus páginas. Pero aquí no, compañeros. Aquí nos encontramos un fuego continuo, alambres que se retuercen, armas que suenan por encima de nuestras cabezas, y una lucha por lo que es justo. Pero también encontramos el poder de la familia, de la amistad, de los valores con los que contamos y por los que luchamos. Un giro inesperado a todo aquello que conocimos en las anteriores páginas de esta trilogía, que nos lleva a un nuevo principio, cuando el final puede no gustar a muchas personas. De hecho, algo que me sorprendió antes de leerlo, fue las voces críticas sobre lo que sucede en esta parte de la historia. ¿Acaso no era previsible? ¿Acaso no es normal que en las batallas más crueles haya resultados que no nos gustan? Y después pensé que era normal, que es lo que sucede cuando el lector se enamora de los personajes, de sus historias, de sus vidas. Y es que “Sinsajo” es un final redondo, un final perfecto para una historia que se cuenta sin rodeos, sin artificios, sin poner evidencia alguna falta en el guión.

Porque cuando las llamas se han apagado, cuando todo se acaba, sólo nos queda mirar hacia delante, esperando nuevas historias, nuevos relatos, nuevos personajes que llevarnos a las manos, y cómo no, a nuestro corazón.

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