Subir a por aire

Subir a por aire, de George Orwell

Subir a por aire

Cuando escucho siempre el nombre de George Orwell me viene a la mente su obra “1984o Rebelión en la granja. Parece una de esas maldiciones que, mientras van pasando los años, nadie recuerda la obra completa de un autor que fue prolífico en lo que escribía. Así que yo, declarado admirador del autor, cuando vi este nuevo título me lancé como un loco a leerlo, a ver con qué nos sorprendía este autor que, a pesar del tiempo que ha pasado, se mantiene en la actualidad más absoluta. Y me asaltaban preguntas sin respuesta: ¿será esta una buena novela? ¿estará a la altura de las que ya me he leído? ¿me aburriré o, por el contrario, me lo pasaré en grande? Para conocer las respuestas, debéis seguir leyendo la reseña, pero desde ya os digo que, el humilde lector que suscribe estas palabras, encontró las respuestas en la página número 3, cuando ya me había metido en la historia.

George Bowling es un agente de seguros que tiene una vida aburrida. Un buen día, cuando tiene que ponerse una dentadura nueva, siente la necesidad de subir a por aire y decide, en ese mismo momento, volver al pueblo que le vio nacer y donde podrá recordar qué es lo que se ha perdido desde que se fue.

Se ha descrito esta novela de George Orwell como una novela de humor, como una novela cómica donde un personaje nos va narrando la historia con ironía y corrosión. Y aunque estoy de acuerdo con Austral en que esta novela es una de las más amables del autor, sin duda alguna, aunque la novela destila frases lapidarias y que te mantienen con una sonrisa en gran parte de la historia, se trata de un viaje interior a la infancia, a los recuerdos, y también una crítica social a la época que se describe y, sobre todo, a la guerra. “Subir a por aire” es un intento de conseguir descansar, de lograr un retiro interior en los recuerdos que a uno le hacen feliz, para después poder enfrentarse a lo que se tienen con otra visión, con otro punto de miras. Un retorno provocado por algo insignificante que te hace recordar aquello que habías perdido y el deseo de volver a reencontrarlo. Según las páginas pasan, según el autor nos mete en la historia con una facilidad asombrosa, te vas encontrando en un nuevo lugar, en una nueva edad en la que todo es posible. George Orwell consigue, con pocas palabras, hacerte partícipe de la vida anodina de un protagonista que, con apenas nada, ha sido feliz. Esa es la magia de la literatura. Y por eso, una vez acabada la historia del señor Bowling, de ese señor gordo que gracias a su aspecto es capaz de caer bien a todo el mundo, puedo decir que esta es una de las mejores novelas del autor, que sin duda alguna me ha atrapado hasta el punto de devorarla en un día. Porque, al fin y al cabo, ¿no tratamos todos, alguna vez en nuestra vida, intentar “Subir a por aire”? ¿Quién no ha sentido esa necesidad, cuando parece que todo aprieta aunque no llegue a ahogar, de sentir de de nuevo el aire que llena nuestros pulmones?

George Orwell nos descubrió un mundo apocalíptico, una fábula animal sobre la guerra, y aquí, en esta novela, aparece un ser humano, una radiografía de la inmundicia de la guerra, una crítica a la sociedad burguesa de la época, un mirada mirada irónica sobre las ideas que se llevan a cabo por mentes estrechas y, sobre todo, por encima de todo, una búsqueda sobre lo que nos hace feliz, o lo que creemos que puede llegar a hacérnoslo sentir.

Porque, ¿si podemos volver a respirar, si podemos llenarnos de aire de nuevo, acaso no estaríamos más tranquilos, nuevos, intentando seguir adelante?

1 comentario en «Subir a por aire»

Deja un comentario