Swinging Christmas

Swinging Christmas, de Benjamin Lacombe

Swinging ChristmasEl principio de esta reseña es un agradecimiento. Un gracias enorme, con el suspiro pegado en los labios, por vuestra ayuda, por vuestra compañía al otro lado de la pantalla, para que yo, un humilde escritor que intenta ganarse la vida en la carretera de las historias, en los caminos pedregosos de la literatura, tuviera este libro dedicado por Benjamin Lacombe en las manos. Y es que sin vosotros, nada de esto hubiera sucedido. Porque a veces, las historias que se escriben tienen un premio, en forma de libro, pudiendo tocar, ver, sentir sus páginas. Pero otras veces, que son las más importantes, las historias que se escriben tienen un premio que no puede tocarse, que no puede acariciarse ni abrazarse, pero que tienen en su interior ese poder de convertir a los que escribimos y a los que nos leéis en amigos inseparables, juntos y unidos por las letras más comunes, más interesantes, creando un nuevo mundo, creando amigos en los lugares más recónditos y contribuyendo, una vez más, a que la literatura, esa diosa que durante todo este año ha proclamado a los cuatro vientos su importancia, nos llene a todos con la misma fuerza. Sólo por eso, este libro ya es todo un regalo. Gracias a vosotros, hoy, más allá de esta historia, vosotros sois mi regalo.

En un lugar, de nombre desconocido, en una ciudad donde nunca sucede nada, un niño pequeño está a punto de descubrir la magia de la lectura, y el candor con el que el jazz abraza los cuerpos, con sus sonidos de trompetas y la voz melodiosa de una mujer que es pura belleza.

 

Cuando la vida escuece, cuando la vida provoca esa desagradable sensación de no encontrarnos seguros en ningún sitio, hay un lugar, hay un minúsculo lugar en el que podemos encontrarnos refugiados del frío que azota fuera, más allá de nuestra ventana, mientras la lluvia empapa los cristales y la nieve empieza a cuajar en el asfalto. Ese lugar son los libros. Pequeños seres que esconden algo grande en su interior. Seres vivientes que nos hacen vibrar, que nos hacen visitar otros mundos, que nos hacen conocer otras realidades cuando la nuestra es lo suficientemente dolorosa para no entenderla demasiado. Swinging Christmas nos hace jugar al formidable juego de la belleza que se esconde tras una historia de amor, tras los avatares de la vida que tira los dados y hace que nos perdamos, tras los ojos de un niño que no tenía ilusiones, pero que consiguió con la lectura y la música encontrar su sitio donde nada más lo había llenado hasta el momento. Somos personas que leen, somos aquellos que se reúnen al calor de un buen libro, consiguiendo que la vida sea aquello que pretendemos. Y esto sólo con este libro, imagínense si indagáramos un poco más, observando toda la obra de un autor, de un ilustrador, de un artista como Benjamin Lacombe que convierte en ambrosía todo aquello que toca, y que ilumina la mirada a todos los que, como yo, admiramos sus historias, por encima de todo.

Dibujo-benjamin-lacombe
Dedicatoria y Dibujo de Benjamin Lacombe

Una edición cuidada la que nos proporciona Edelvives, en una verdadera joya que, junto con las ilustraciones, nos transporta con la música que se nos regala a otra época, a la música del jazz con la voz de una mujer que rasga las palabras, que nos hace conmovernos, que nos hace temblar de la emoción, haciendo que olvidemos aquellas penas, aquellas tristezas que un año viejo nos ha dado, y que abramos los ojos, los oídos, todos y cada uno de los sentidos, a un año nuevo que entra, que ya casi nos da la bienvenida, y que será, de seguro, el año de unas lecturas inolvidables y en el que la ilusión por creer más todavía en la literatura no podrá apagarse nunca. Swinging Christmas no es sólo una historia de Navidad, donde un niño encuentra su lugar, sino que es, además, una historia que nos hace desplegar unas alas imaginarias, convirtiendo nuestro cuerpo pesado en liviano como una pluma movido por el viento haciéndonos imaginar con todas esas lecturas que el niño de este cuento descubre, con la amistad con ese señor mayor que asusta desde lejos a los demás pero que guarda en su interior una historia que emociona. Es, por encima de todo, un regalo que agradezco a todo el mundo: a vosotros por seguir los pasos de mis palabras, a la editorial Edelvives por contribuir a que mis ojos hagan correr por mis mejillas unas lágrimas de alegría, y, por qué no decirlo, a mis compañeros de este blog, por haber convertido mi vida en una lectura continua, en un libro que jamás se acabará, en una historia interminable, en un final con punto y seguido que espero jamás, repito, jamás termine.

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