Todo oscuro, sin estrellas

todo-oscuro-sin-estrellasTodo oscuro, sin estrellas, de Stephen King

Hacía tiempo que no leía algo del llamado maestro del terror (lo último fue La Cúpula si no recuerdo mal) cuando sin quererlo llegó a mis manos el tochazo “Todo oscuro, sin estrellas”, y me dije a mi mismo: “venga, va, démosle a tito King una segunda, o quinta, o ¿cuántas oportunidades van ya?” Y es que, si de joven intentaba leer casi todo lo que podía de King, poco a poco fui desencantándome, más que nada por sus finales. Porque lo cierto es que King escribe bien. Si yo fuera vulgar, diría que escribe que te cagas, pero como no lo soy, diré que escribe puñeteramente bien. Tiene historias muy buenas, con inicios y desarrollos excelentes a los que no se puede poner ni un pero, … pero muchos de sus finales son penosos y son los que a la larga acabaron haciéndome no huir de King, pero sí evitarlo.

Por desgracia, o por fortuna, la carne es débil y me topé con éste señor libro, tocho como he dicho antes, de 448 páginas, con un lomo negro que queda muy bien en la estantería, y recaí. Y ésta vez King lo hizo todo bien, hasta los finales.
Todo oscuro, sin estrellas se compone de cuatro historias sin relación entre ellas, aunque una vez leídas comprendes que todas tienen como hilo común la oscuridad recién descubierta y puesta de manifiesto de los protagonistas, el descubrirse a si mismos o más bien a sus otros “yo”, como el oscuro pasajero de Dexter. Y de ahí el título del libro.

En la primera historia, “1922”, la más larga de las cuatro asistimos a una historia de asesinato y locura, según dice la contraportada, aunque más bien es de remordimientos.
La segunda, “Camionero grande” (King no es muy bueno con los títulos, ¿eh?), tiene como actriz principal a una escritora que es violada y dada por muerta y que se debate entre dejarlo estar o llevar a cabo una venganza.
La tercera, “Una extensión justa” y, personalmente junto con la cuarta, la que más me gustó, nos cuenta un pacto con el diablo. (Se me hizo muy corta, acaba casi de sopetón, sin esperarlo).
En “Un buen matrimonio”, cuarta y última de las historias, vemos como cambia la vida de una esposa al conocer algo horrible de su marido.

Que conste que no estoy contando ningún final. Es más, estoy quitando información de la contraportada, que me parece que cuenta demasiado.

No sé si a los demás lectores de King les ocurre lo mismo, pero a mí me lo que me engancha, aparte de la temática, es su modo de escribir y contar la historia. La forma en que desgrana pequeños detalles de cotidianidad y  los vas leyendo sin darte cuenta, aceptándolos como algo normal, reconociéndolos y comparándolos con los pequeños hechos diarios de tu propia vida. En éste sentido, la cuarta historia, la del matrimonio, es magistral. El punto de vista de la mujer contando los pormenores diarios derivados de compartir la vida en común con su marido durante veintiséis años (la zapatilla dentro de la zapatilla, el cepillo de dientes,…) queriendo demostrar que conoce tan bien a su marido cuando lo cierto es que no es así, es algo que aporta tanto al desarrollo del cuento y que nos hace empatizar tan bien con la voz narradora, que muy pocos pueden hacerlo. Y esto es así no sólo en la última historia, sino en todas.

Da gusto leer a King por el mimo que da a esos detalles, por lo bien perfilados que nos ofrece a los personajes y por lo bien que dosifica un terror en crescendo. Porque es terror. No es un terror fantasmal o demoníaco. No es terror sobrenatural. Es el terror que más fácilmente y con más probabilidad podemos llegar a experimentar. Es el terror real. El terror que puede darse en una familia, ante desconocidos o con tu propia pareja. Porque nunca se conoce del todo a nadie, ni siquiera a uno mismo, y eso King lo sabe muy bien…demasiado.

Todo oscuro, sin estrellas, es un libro con el que pasar un buen rato, un libro que merece leerse despacio y muy recomendable para todos, en especial para los que perdieron la fe en King.

3 comentarios en «Todo oscuro, sin estrellas»

  1. Stephen King es un genio de la literatura actual. Un genio infravalorado. A mí me pasó, me pasa algo parecido que a ti: algunas de sus obras son tan flojas, que me hacen renegar de él, o casi. Pero este libro que reseñas (muy bien, por cierto) me ha reconciliado plenamente con él. Personalmente, el relato que más me gustó fue “1922”.

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  2. Gracias a las dos. En general no creo que sus obras sean flojas. Tiene buenas ideas pero no las remata. Siempre recuerdo el final con forma de tarta de “Maleficio” y esa sensación de pensar “con lo bien que iba todo, ¿¡y lo acabas así!?). Otro tanto pasaba con “La tienda”…
    A mi el relato de 1922 se me hizo largo. Me quedo con los dos últimos.

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