Un año de dulces, de Alma Obregón

Un año de dulcesLa experiencia de estar embarazada es diferente dependiendo de la mujer de la que estemos hablando y de las condiciones del propio embarazo. Alma Obregón, a pesar de tener muchas náuseas y sufrir la pesadez de cuerpo que conlleva portar otra vida dentro, decidió adentrarse en un proyecto sintiendo el apoyo que Bruno le estaba dando desde lo más profundo de su cuerpo. Ese proyecto fue Un año de dulces. La bilbaína vio así recompensado su esfuerzo y un tiempo después, además de ser mamá, era la autora de un libro de recetas de postres que es todo un boom en el mercado.

La verdad es que a mí me encanta el dulce, sobre todo el chocolate. Pero hace unos años me diagnosticaron celiaquía, por lo que la ingesta de postres se vio reducida al mínimo. Pero ahí tengo a mi tía, que le encanta la repostería, y que de vez en cuando me sorprende con una tarta o con unas magdalenas sin gluten. Es una maravilla. Yo decidí leer este libro por ella. Ella está todo el día buscando nuevas recetas de postres (no solo sin gluten) y la verdad es que si pudiera enviaros un trocito de las tartas que hace a través de esta reseña, se os caería la baba.

Yo he intentado hacer postres desde que tengo uso de razón. Todo el mundo dice que, aunque se te dé mal la cocina en general, un bizcocho (aunque sea el famoso “1-2-3”) le sale a todo el mundo. Bueno, yo debo de ser la excepción. El único postre que me sale bien (incluso sin gluten) son las crêpes. Pero no me saques de ahí, porque puede ser todo un desastre. Recuerdo que tuve una época en la que me dio por hacer rosquillas; llegaba el domingo, me aburría y me dedicaba a ensuciar cacharros y la cocina en general. A ver… comestibles, eran. Pero tampoco nada del otro mundo. En cambio, a mi tía le das un poco de harina, leche, unos huevos y un limón y te hace una obra maestra. Así que cuando estaba leyendo las recetas de Alma Obregón (porque, vale, no sabré cocinar, pero al menos la teoría la intento aprender) no paraba de pensar en Carla, mi tía. Y, especialmente, cuando vi la receta del rollito de chocolate de Navidad. Tengo que decir que en todas y cada una de las fiestas que se dan en esta época, mi tía se marca un postre de diez. En Navidad hizo mousse de limón y en Noche Vieja, una tarta de tres pisos de chocolate con naranja. Yo, claro está, me paso la comida entera pensando en esos postres y se me olvida el jamón, los langostinos e incluso el cochinillo. También hace tartas personalizadas. Yo ya estoy planeando la mía, ya que mi graduación está a punto de caramelo. Pero cada vez que hablamos del tema se echa las manos a la cabeza, porque todavía no sabe cómo va a conseguir hacer una tarta que tenga la temática de Harry Potter, que incluya búhos y libros y en la que aparezca Jack Skeleton. Va a ser la mejor tarta del mundo.

Volviendo al libro, este se divide en cuatro partes, referente cada una de ellas a una estación del año, de manera que los postres que vamos viendo son los que se podrían hacer con las frutas de temporada de cada época y los que más pegan según las fechas. Hay recetas muy clásicas, como el roscón de Reyes, pero también incluye postres de esos que están tan de moda últimamente, como los macarons. Muchas de las recetas vienen con fotos del paso a paso y tanto los textos como las fotos que los acompañan, están hechas por Alma Obregón.

Un año de dulces es la cima de la montaña que esta repostera ha ido escalando poco a poco. Y todo empezó cuando se fue a vivir a Alemania, donde las tardes frías de invierno le hicieron buscarse un nuevo hobby que le permitiera no tener que salir de casa. Ese fue el comienzo de una larga carrera profesional. Y, si estos postres de verdad están tan buenos como parece (estoy segurísima de que sí), creo que Bruno muy pronto dejará los biberones para pedir con ansia un cupcake.

2 comentarios en «Un año de dulces, de Alma Obregón»

    • ¡Hola, Yolanda! La verdad es que, aunque sea un libro en el que abunda el gluten, yo me imaginaba a mí misma intentando hacer las recetas singlu. Y digo imaginando porque soy bastante negada para la repostería, tanto con gluten como sin él. Así que empezaré a hacer como tú, ¡imaginación al poder!

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