Un viaje a la India

Un viaje a la India, de Gonçalo M. Tavares

un viaje a la india Si en la vida hay viajes que cambian la existencia, no es difícil imaginar que en la vida, también, hay libros que dejan un poso, una pequeña marca, que convierten su lectura en una especie de experiencia más allá del propio libro, más allá de lo que se vive en las letras y que convierte los instantes, los momentos en los que la historia ha ido desarrollándose, en un camino que lleva a algo más propio del alma, más propio de lo que se vive que del simple paso de los ojos por sus páginas. Si yo, después de Un viaje a la India intentara descubrir aquello que ha marcado un antes y un después, sería complicado porque en cada uno de los capítulos – o cantos, como el autor los denomina – hay un indicio, hay una pista, hay algún elemento que convierte este viaje del protagonista en un viaje de todos, de aquellos que cerramos nuestra vida y huimos, de aquellos que consideran que los caminos empiezan desde un lugar determinado pero nunca saben dónde acaban. Nuestros pies nos conminan a seguir, nos ordenan avanzar y nunca detenernos en un lugar determinado y observar, hacerlo sin el prejuicio que tanto abunda, o incluso con la ceguera que siempre anula la posibilidad de ver lo que realmente tenemos delante, aquello que aparece y desaparece en un momento y que, si no estamos atentos, nos perderemos sin remisión alguna. Hay viajes que cambian la vida de los que los hacen, pero también hay libros que golpean y que después dejan heridas que, quizá, no se curen rápido.

Conoceremos aquí a Bloom, un hombre que decide viajar tras llevar a las espaldas un crimen y que intenta huir, en un viaje que le llevará por paradas imprevistas, aunque el viaje más importante es el que se dará, como no podía ser de otra manera, en su interior.

Fue hace ya unos años cuando una amiga volvió de la India con la mirada cambiada y el cuerpo cubierto de pequeñas muescas por todo lo vivido, por lo sentido, por lo experimentado. Si hoy, tras todo ese tiempo, ha vuelto a mi vida ese recuerdo ha sido porque Un viaje a la India tiene mucho de ese proceso al que se llega tras la huida, tras el dejar atrás el peso de la mochila a la que nos sometemos a diario, y que contiene espejismos que convierten nuestra mirada en algo falso y lleno de sesgos. Gonçalo M. Tavares convierte un viaje en una experiencia que va más allá de lo conocido, con el corazón palpitante de los héroes griegos que viajaron por la Tierra en busca de un sentido, en busca de la belleza, en busca de un sonido que les anclara al suelo, a lo terrenal, a aquello que puede acariciarse y agarrarse, que se siente en los músculos, en los dedos, en las yemas de las falanges que reconocen la verdad mientras las lágrimas descubren el significado verdadero. Es, pues, también una pasión que recorre la piel, que la horada creando surcos, líneas que serán el vestigio de lo que se fue, de lo que ya no está pero que todavía permanece, de la muerte y la sangre que dentro del cuerpo recorre las venas y nos da la vida, para quitárnosla poco tiempo después. Y es también una reflexión, un pensamiento que se alarga en el tiempo, que convierte en poema lo que podría haber sido una novela, y que se cierra con el suspiro producido por aquello que desconocíamos y a lo que hemos estado expuestos durante toda la lectura. Para muestra, queda este botón que ejemplifica bien las razones, los dardos que se clavan tras cada nuevo caracter:

 

“Las pasiones, exageradas o no, deberían

estar protegidas como algunas especies animales

en peligro de extinción. Y es que hasta el amor empalideció

después de que algunos pueblos maltrataran, de

manera organizada,

a grupos de personas que hablaban otra lengua y recordaban otro pasado.

Los hombres no son seres vivos que se merezcan

especialmente el amor. Sin embargo, el amor existe”

 

Y así, tras esta despedida de pasiones que se encuentran en peligro, recuerdo que Gonçalo M. Tavares me ha hecho resucitar la parte escondida, ese momento en el que todos intentamos huir, poner tierra de por medio, en un trágico viaje que, como ya decía Kavafis: la vida que aquí has destruido, la has destruido en toda la Tierra. Porque en esa huida, en este Un viaje a la India está la huida pero también el lamento que, como cosido al cuerpo, lucha por no caerse de esta realidad y no dejarnos, por ende, sobrevivir.

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