Viaje por el Antiguo Egipto, de Jean-Claude Golvin y Aude Gros de Beler

Viaje por el antiguo EgiptoLos títulos que nos invitan a viajar al pasado suelen ser un poco engañosos. Así, esos viajes al mundo de los dinosaurios, la antigua Roma o la Edad Media, deberían titularse, más apropiadamente, Gran colección de datos sobre los dinosaurios (la Antigua Roma, etc.). Es cierto, “colección de datos” no suena demasiado atractivo, pero es que, después de leer el libro que hoy os traigo, no acepto que nadie utilice la palabra viaje en vano.

Los aficionados a la Historia saben que el conocimiento del Antiguo Egipto presenta dificultades mayores que las de, por ejemplo, la Roma clásica. Ésta, en efecto, tiene la ventaja de que sus protagonistas, aquellos emperadores tan bien retratados por los clásicos, nos resultan muy cercanos y familiares, lo cual hace que la presentación cronológica de sus vidas y milagros sea mucho más sencilla. Pero, ¿cómo acercarse a una historia que cubre casi cuatro milenios, más de treinta dinastías, y una superficie de millones de kilómetros cuadrados?

Muy sencillo: en un viaje a través del Nilo.

Puesto que Egipto es el Nilo y el Nilo es Egipto, qué mejor forma de conocer el país que dejarse llevar por el río y dejar las cuestiones dinásticas o cronológicas calladitas en un recuadro bien visible. Así, nuestro periplo no comienza en el monumento más antiguo, sino en el primero que se presenta a nuestra vista desde la cubierta del barco: Abu Simbel, con sus cuatro colosos que nos contemplan desde la orilla. Desde Abu Simbel continuaremos bajando plácidamente el mítico río, dando saltos adelante y atrás en el tiempo, hasta llegar a la legendaria Alejandría.

En el barco disfrutamos de un exquisito bufet libre, del mismo modo que Viaje por el Antiguo Egipto nos permite picotear de este plato o del otro, todos presentados de forma clara, bien organizada y apetitosa. Esta mañana decidimos conocer mejor a las deidades egipcias, mientras que por la tarde quizá nos apetezca vivir la historia del pillaje de las tumbas reales. Siguiendo en todo momento el punto rojo que nos indica a qué altura del Nilo nos encontramos, mañana romperemos algunos mitos relativos a Tutankamón, luego tendremos unas horas libres para recorrer con la vista las impresionantes, por no decir alucinantes, ilustraciones de Jean-Claude Golvin, y, por la tarde, algún plato fuerte como el complejo de Guiza, donde escucharemos a Heródoto, Diodoro de Sicilia o Plinio el Viejo ilustrarnos sobre la construcción de las pirámides.

Quizá en algún momento no sepamos si vale la pena visitar tal o cual monumento. En ese caso, nada más fácil que recurrir a la breve guía que tenemos al final del libro, donde encontraremos una pequeña ficha técnica del lugar en cuestión, y un comentario tan sencillo y práctico como “de vista obligada”, “para aficionados”, “para aficionados bien informados” o “para especialistas”. Antes de leer este libro yo no llegaba ni a aficionado. Ahora he pasado de mero curioso a apasionado.

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