Viñetas de vida

Viñetas de vida, de Varios Autores

Viñetas de vida

Se acercan las últimas semanas del año y no quería dejarlo pasar. Viñetas de vida es uno de esos libros que, de vez en cuando, catalogo como necesarios. Me ocurrió con Siria. La primavera Marchita, y antes con Algodoneros, de James Agee. Los dos, aunque no son los únicos, me vienen a la cabeza ahora por distintos motivos. El primero, huelga decirlo. El segundo porque en él Agee sostiene que “una civilización que por cualquier razón relega una vida humana a una situación de desventaja; (…), no merece llamarse así ni seguir existiendo”. Era el verano de 1936 cuando lo escribía, y parece que, con el paso del tiempo, algunas cosas apenas han cambiado.

Y es que de desventajas, léase desigualdades, precisamente es de lo que viene a hablar este Viñetas de vida, que nace en el seno de Oxfam Intermón, en concreto de su campaña “Sí Me Importa“, en una maravillosa iniciativa que pretende aunar arte y denuncia social y de la que subyace una lectura positiva: la Cooperación al Desarrollo, castigada cruelmente a una reducción del casi 70% en los últimos años en España, no solo funciona, mejorando la situación de quienes la reciben, sino que además salva vidas.

Para ello un total de diez autores de cómic, Miguel Gallardo, Paco Roca, David Rubín, Sonia Pulido, Isabel Cebrián, Álvaro Ortiz, Cristina Durán, Miguel A. Giner Bou, Antonia Santolaya y Enrique Flores, viajaron a lo largo de África, América Latina y Asia, para conocer de primera mano los nombres propios, los rostros y las historias humanas que se esconden detrás de la ayuda al desarrollo.

Viñetas de vida es el resultado de este viaje a la otra cara del mundo. Siete países, siete cómics que nos hablan de los cinco millones de desplazados y los cincuenta mil desaparecidos en Colombia, de la explotación de la mujer en la producción de las fresas en Marruecos, de la violencia de género y de las jornadas laborales de 18 horas de las nicaragüenses, de los trabajadores de los Bateyes en República Dominicana, con un sueldo de 46 euros por veinte días de trabajo a pleno sol, de los ocho millones de filipinos afectados por el tifón Yolanda, del 42% del analfabetismo de Mauritania, o de los niños de Burundi, invisibles, incapaces de reconocerse a sí mismos porque nunca se vieron reflejados en ninguna parte.

Siete relatos gráficos de inestimable calidad y profunda belleza humana, que a ratos destaca por los bellos trazos de sus dibujos (“Yolanda”), o por el fuerte contraste de la realidad que cuentan sus viñetas (“Aquí vive Dios”). Y a otros, por ese intenso simbolismo, de enorme carga emocional, que atraviesa las historias de “La madeja” o “Los niños sin espejo”. Todos ellos, recopilados en este libro pero también disponibles a partir de la aplicación gratuita Cómic On Tour. Que nos hablan, por ejemplo, de la importancia del empoderamiento de las mujeres (“Femmes des fraises”), de los bancos de semillas (“Ondas en el río) o de los pozos con bombas de agua alimentadas por placas solares (“Una país sin conductor”). En ellos son sus propios protagonistas la mejor prueba de que la Cooperación al Desarrollo ayuda a cambiar vidas que de otra manera estarían completamente condenadas.

En esto último, también nosotros, tenemos mucho qué decir. Para empezar, podemos comenzar con un simple Sí me importa.

O, como diría James Agee, llegará el día en que tristemente nos demos cuenta de que no merecemos seguir llamándonos civilización.

Deja un comentario