Vivir peligrosamente en tiempos extraordinarios

Vivir peligrosamente en tiempos extraordinarios, de Osho

¿Se puede ser un iluminado, en el sentido supremo del término, sin dejar de ser un hombre, con todo el lote de contradicciones que ello implica? Es más: ¿se puede ser un iluminado, es decir, haber alcanzado el grado más alto de realización, de sabiduría y de éxtasis alcanzables en toda la experiencia humana, y al mismo tiempo ser una persona con dichos y hechos propios de alguien que ama la polémica, que es prepotente, que ciertamente no ha renunciado al ego ni ha sido capaz de superarlo, que no respeta las creencias ni las convicciones ajenas ni un ápice y que puede comportarse mismamente como un bocachancla?

Sí, se puede, y llamarse Osho y ser una de las figuras más influyentes del siglo XX en cuanto a espiritualidad, y ser un hombre sabio, y haber acercado las escuelas de meditación y de pensamiento orientales a millones de occidentales de forma clara, directa y atractiva, y haber dicho su parte alicuota de majaderías y de tonterías, y haber cometido errores, y ser imperfecto, y ser sin embargo una figura absolutamente actual, una personalidad llena de carisma y magnetismo y portadora de una verdad que se percibe clara, luminosa e incuestionable aun a través de textos que ni siquiera fueron escritos por él, y haber dicho, a veces compartiendo frase con la majadería de turno, algo auténtico, verdadero, y no sólo eso, sino también muy útil, muy oportuno, muy revolucionario en su forma de ser dicho, y por todo ello merecer la pena ser leído y escuchado y tenido en cuenta.

Y porque Acharya Rajneesh, más conocido como Osho, es a pesar de todo un iluminado y un maestro, podemos aprender mucho de él. Hay muchas obras basadas en transcripciones de lecciones o discursos de Osho, y esta Vivir peligrosamente en tiempos extraordinarios es un buen compendio de las ideas principales que Osho solía exponer y defender en sus charlas y apariciones públicas, así como en la comuna que fundó en Estados Unidos. Ya hemos dicho que Osho es una figura llena de contradicciones, y aun en un libro no largo que condensa sus tesis principales se advierten tales contradicciones y algunas salidas de tono (no sé llamarlas de otra manera) que no ayudaron a que se le comprenda del todo bien aun hoy. Pero ese carácter contradictorio es, a mi juicio, positivo, porque viene a desmitificar la figura del buda, del iluminado, que no asciende a los altares de la perfección ni se convierte en un Mesías; sigue siendo un hombre profundamente humano, como lo fue Osho.

A mi modo de ver, allí donde Osho acertó plenamente y allí donde adquiere todo su valor como maestro es en su defensa de la libertad absoluta como base para realizarnos y ser felices; pero también en su forma de mostrarnos que la libertad viene a cambio de un alto precio.

En Vivir peligrosamente en tiempos extraordinarios, Osho nos desafía precisamente a vivir una vida peligrosa, es decir, profundamente libre, y, por ello, profundamente responsable. Para eso, nos invita a destruir toda la contaminación mental que llevamos cargando desde que nacemos, en parte por herencia histórica y en parte por nuestras circunstancias vitales. Es aquí donde entronca con el misticismo de raíz budista, y donde nos recuerda que, en más ocasiones de las que nos gusta admitir, somos esclavos de la mente, en lugar de ser sus señores. Osho señala los puntos débiles de gran parte de las creencias y de los sistemas que aceptamos como nuestros desde que entramos a formar parte de la sociedad, y nos invita –muchas veces, en ese estilo intempestivo y rudo que le caracteriza– a cuestionarlos y a desprendernos de sus ataduras.

Osho parecía tomarse muy en serio su papel de provocador, y no se detiene ante nada, ante ninguna autoridad presente, pasada o futura –si bien también aquí incurre en contradicciones, dando la sensación de que sus verdaderas creencias religiosas o bien cambiaron a lo largo de su vida, o bien formaron parte de su esfera más personal e íntima.

Es en la última parte de Vivir peligrosamente en tiempos extraordinarios donde más sale a relucir el Osho persona. Se exponen, en los últimos capítulos del libro, una serie de ideas, propuestas y hasta de profecías de índole social y política que no se han cumplido; por ejemplo, cuando Osho carga contra la familia como institución y como modo de organizarse en sociedad y propugna la comuna como modelo de futuro.

De cualquier manera, Vivir peligrosamente en tiempos extraordinarios es un valioso y práctico retrato en miniatura de Osho y de las creencias y los conceptos que promulgó e incluso personificó para muchas personas durante el auge de su enseñanza. Este libro nos resume lo mejor de Osho y nos ayuda a entender cuál es su gran contribución: haber ayudado a expandir en Occidente unas ideas verdaderamente revolucionarias para las que nuestro mundo no acababa de estar lo suficientemente receptivo ni preparado.

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