Y, el último hombre 3: un pequeño paso

Y, el último hombre 3: un pequeño paso, de Varios Autores

Y el ultimo hombre 3Olviden todo lo que conocen, esto no es igual. Por consiguiente, deben hacer tabula rasa de aquello que pensaban que era cierto porque resulta que no lo es, que nos han estado mintiendo desde que éramos pequeños. El mundo ha cambiado y ya no está al mando de los mismos de siempre, sino de alguien completamente diferente. Si esto fuera un vaso y estuviera al borde, después de leer Y, el último hombre verán como el agua se desborda y acabamos empapados, sin posibilidad de secarnos. Sucede pocas veces, pero cuando lo hace, es como si el mismo Big Bang se hubiera instalado para que nos lo tuviéramos que hacer mirar, para que tuviéramos que ver todas aquellas cosas que hemos hecho mal para intentar arreglarlas (sin éxito, he de decir, pero que no se diga que no lo hemos intentado). De nuevo, olviden todo lo que conocen, esto jamás volverá a ser igual. Y me pregunto, ¿acaso es necesario que vuelva? No, la respuesta es no, porque una vez que hemos sido despertados a la evidencia más absoluta, ¿qué más da lo que ha quedado atrás? Observen, vean con los ojos bien abiertos, y después disfruten. Es lo único que les queda, y aquí, con todas las mujeres supervivientes, se divertirán porque no hay otra, porque tiene que ser así y porque en el fondo, como todo en la vida, cuando algo es manejado por ellas se convierte en algo, quizás, mucho mejor.

Yorick sigue siendo el último hombre en la tierra. Todavía no se sabe qué ha sucedido, pero lo único de lo que está seguro es que todas las mujeres del mundo quieren ir a por él por razones muy diferentes. ¿Un sueño hecho realidad? Él está a punto de descubrir que la realidad es mucho peor que todos sus sueños.

 

Siempre hablo de Y el último hombre con una mezcla de pasión y alegría como con pocas novelas gráficas. Será porque desde su primer número he visto cómo se maduraba una historia que podía haber quedado abocada al más absoluto fracaso si los autores no hubieran puesto toda la carne en el asador. Este tercer número puede que sea el más plano de los tres que llevamos hasta ahora (a excepción de esa recreación shakespeareana que se representa en sus páginas, que es todo un bizarrismo propio de los mejores cómics de la década), pero aun así nos desvela que ser el último hombre sobre la faz de la tierra tiene sus consecuencias (y no todas son positivas). La vida es dura compañeros de fatiga, y junto a Yorick las vamos a pasar canutas, como en los dos anteriores volúmenes, pero esta vez más porque, al fin y al cabo, ¿qué es lo que se puede perder en la lucha por la supervivencia? En realidad nada, por eso los actos pueden ser devastadores para todos aquellos que osen pensar que en el apocalipsis todo está permitido. Hay que seguir unas normas, de convivencia o de educación, así que antes de apretar el gatillo al menos pidamos perdón, sabemos que ustedes nunca lo harían, pero esto es el fin del mundo, así que al menos si vamos a disparar, lo menos que podemos hacer es lamentarlo durante un segundo.

Que yo agradezco a ECC la edición de esta novela gráfica es un hecho indiscutible. Es algo así como querer arrodillarme todos los días por poder leer algo de este calibre. Y lo agradezco especialmente por habernos traído una colección de ciencia ficción como pocas y en la que me he podido ver inmerso sin necesidad de ser un experto en la materia. Ahondar en el argumento de Y, el último hombre me sería imposible sin destripar algunos spoilers que restarían autenticidad a vuestra lectura, pero fíense de mí, por una vez aunque sea, y tengan en sus manos esta maravilla que nos transporta de lleno a un paraje rodeados de mujeres, rodeados de mujeres que buscan respuestas, rodeados de mujeres armadas y listas para matar, y rodeados de mujeres que tienen a su lado al último hombre sobre la Tierra y que está igual de desconcertados que todos nosotros. ¿Por qué él y no lo demás? ¿Qué le hace especial? ¿Es genética o una decisión divina? ¿De verdad un chico como Yorick es el único superviviente? ¿De verdad es él nuestra última esperanza? Echen a correr si esto es así, porque estamos jodidos. Pero para responder a todas esas preguntas tienen que leer, que es lo importante ahora mismo. Si después ven que les he mentido, pueden venir a buscarme, yo les doy mi dirección y les presto unas antorchas para que me quemen a gusto. Pero estoy demasiado seguro de que ustedes, tanto como yo, no se van a arrepentir de haber escogido esta lectura. Palabra de un hombre entre tanto hombre.

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