Aitana y la abuela, de Sandra Araguás y Rosa Mai

Aitana y la abuelaEs muy importante para ser un buen contador de historias saber escuchar.

Para hablarles de Aitana y su abuela, he de empezar contándoles que conocí, literariamente hablando, a Sandra Araguás al leer otro libro infantil del que ya les hablé hace una barbaridad de años ¡SIETE!,  Amina quiere ser bruja. 

Pero tuve la suerte de conocerla personalmente en una reunión del club de lectura del Colegio Público Ferrer y Racaj,  un colegio con una gran vida cultural al que me gusta acercarme de vez en cuando,  y al que ella vino para hablar de otro de sus libros titulado “Lágrimas en los tejados”, un libro con el que se está paseando por numerosos colegios e institutos pues no solo es literatura de la buena, sino que los profes de historia la requieren también para poder hablar de él con los estudiantes, porque en este caso no es infantil, sino juvenil o de iniciación, aunque ya saben que para mí los libros no tienen que ser para edades determinadas, en él nos habla del abuelo Antón y de su historia, una triste historia que está empezando a ser olvidada por él por la llegada del Alzheimer, y por los demás por el silencio y el paso del tiempo.

Sandra ha recogido durante mucho tiempo testimonios de habitantes de la zona del Pirineo para que no caiga en el olvido la historia de Antón. Aquellos que conocen bien la triste historia de la Guerra Civil sabrán que me refiero al episodio de la huida de la población civil en la Bolsa de Bielsa… Y sobre este asunto estaba yo escuchando a la autora hablar, cuando me percaté de que lo que me causaba verdadero interés era ver con qué cariño y atención escuchaba ella a quienes hacían comentarios sobre este u otro tema… Y por cosas así es por lo que tras conocer a una autora te interesas y empiezas a seguirle la pista, y la pista me lleva de nuevo  hasta sus cuentos infantiles, y la retomo con este que hoy les traigo, Aitana y la abuela, y naturalmente hasta la que hoy es su pequeña editorial llamada “Sin cabeza” 😉

Porque como todos le decían hay que tener muy poca cabeza para meterse en el mundo editorial en estos tiempos que corren. Pues verán, yo creo que lo que hay que tener es efectivamente poca cabeza pero desde luego un gran corazón como se ve en ella a poco que la conozcas.

Seguir viviendo y trabajando en lo que te gusta en esta parte de la España que se va vaciando, y que va a perder su memoria si personas como ella no lo impiden, no tiene precio, es algo que hay que agradecer y valorar. Y no hablo de Memoria Histórica, hablo de lo que habla este libro (o álbum ilustrado) que hoy les traigo, Aitana y la abuela, que de una forma tan bonita y juguetona ha ilustrado Rosa Mai.

Hablo de contar a la chavalería aquellas cosas que nos contaban nuestras madres y que a ellas les contaban las suyas. Hablo de dejar que pasen ratos con los abuelos para que puedan empaparse de las cancioncillas familiares, esas que ahora leo a través de Sandra Araguás, y a las que mis abuelos les daban unas letras parecidas pero no iguales, y en esas pequeñas diferencias es sonde está lo particular, lo que te lleva a coger el teléfono y llamar a quien te cortó un poquito por aquí, otro poquito por aquí… Y te hizo reír hasta que se saltaban las lágrimas.

Aitana y la Abuela 2

Pero también ha venido a mi pensamiento la abuela de mi hija, Aurora, que dejó a sus nietos como herencia cosas tan bonitas como aquel:

“Pon
pon
gallinita pon
el dinerito en el bolsón…”

Y si Laura tiene alguna vez un hijo o hija estoy segura que estarán en su memoria todas esas canciones y todos esos juegos que hemos compartido con la familia y que la han hecho ser lo que es y como es…

También me ha hecho recordar una cancioncilla que me cantaba mi abuela María y que siempre pensé que era una invención suya hasta que ahora hace muy poro he investigado sobre ella y veo que es una canción tradicional andaluza que empieza diciendo:

La pipirina,

la pipirona,

tu madre señorita,

tú señorona.

Tú señorona,

tú señorita,

se pone el mandil blanco

pa ir de visita…

 

Y la recuerdo completa y sé que yo debía ser muy, muy pequeña cuando ella la cantaba y yo escuchaba…

Así de importante es lo que hace Sandra Araguás con sus libros infantiles y es por eso que en su dedicatoria (algo que en muy pocas ocasiones suelo mostrar) me dice que espera que vuele hasta los brazos de mi madre y de mi abuela…

Aitana y la abuela 3

Pues sí, si eso es lo que pretenden con este álbum la autora y la ilustradora, con “nosotras” se ha cumplido. Con la que está y a la que he llamado, y con las que no están y a las que me ha hecho recordar con emoción y mucho cariño.

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