Réquiem por un sueño, de Hubert Selby Jr.

Réquiem por un sueñoBienvenido de vuelta a los quince años. A los pasillos polvorientos de las bibliotecas públicas por el día, a los primeros canutos en el parque las noches de sábado. A las copias desportilladas de El almuerzo desnudo, de Los vagabundos del Dharma, a la extraña traducción del Aullido, al rarísimo Moksha de Huxley, descubierto en los ratos en los que nos negábamos a leer a Miguel Hernández. A las canciones de Nirvana en cintas de 90 mal traducidas sobre cuartillas de papel cuadriculado, a los anuncios del Plan Antidroga. Nunca supiste de qué iba aquello en verdad, eran tus hermanos mayores los que habían corrido delante de los yonquis, los que habían jugado entre las jeringuillas, y algún primo lejano el que se había enganchado con la mierda que se intuía de tarde en tarde en algún paseo por el barrio chino, desmantelado por la fiebre del ladrillo.… Leer la reseña completa del libro "Réquiem por un sueño, de Hubert Selby Jr." “Réquiem por un sueño, de Hubert Selby Jr.”

El don de la fiebre, de Mario Cuenca Sandoval

El don de la fiebreSolo hay una decena de libros que no presto nunca. Son aquellos que cumplen una doble condición: que me hayan herido gravemente y que no pueda encontrar otra copia de ellos con facilidad en caso de pérdida. Uno de esos, quizá el más icónico de esta categoría, es El ladrón de morfina, de Mario Cuenca Sandoval, que en su día publicó la difunta 451. Su impacto me arrastró a conseguir los libros anteriores de Cuenca Sandoval, incluso Boxeo sobre hielo (a pesar de mi aversión a su editor), y que espere cada uno de los posteriores con una ilusión que ni en los mejores días de los Reyes Magos.… Leer la reseña completa del libro "El don de la fiebre, de Mario Cuenca Sandoval" “El don de la fiebre, de Mario Cuenca Sandoval”

La primera mano que sostuvo la mía, de Maggie O’Farrell

La primera mano que sostuvo la míaAsí como la realidad supera a la ficción en ocasiones, muchas veces una buena ficción es la mejor manera de explicar la vida. Es lo que ocurre con la maternidad en La primera mano que sostuvo la mía, la última entrega que llega al castellano de Maggie O’Farrell, después del excelente sabor de boca que nos dejó con Tiene que ser aquí.
O’Farrell es una narradora con talento, capaz de desenvolverse en épocas diferentes con una particular maestría para desarrollar un estilo detallista, rico, que sin embargo no recarga el resultado final de sus novelas. La primera mano que sostuvo la mía progresa en dos frentes: el Londres de la década de los cincuenta y sesenta, en plena y burbujeante recuperación posterior a la segunda guerra mundial, y las mismas calles medio siglo más tarde, con una ciudad transformada en decorado y sus habitantes reducidos a meros figurantes del sistema de consumo.… Leer la reseña completa del libro "La primera mano que sostuvo la mía, de Maggie O’Farrell" “La primera mano que sostuvo la mía, de Maggie O’Farrell”

La última noche de Ayrton Senna (suite 200), de Giorgio Terruzzi

La última noche de Ayrton SennaCuenta Giorgio Terruzzi que todos a los que pregunta sobre ello, periodistas, conocidos, pilotos, son capaces de recordar lo que estaban haciendo en el momento exacto en el que supieron de la muerte de Ayrton Senna. Yo también, lo reconozco, tengo una memoria concreta de aquel domingo de mayo, una de las más vívidas que conservo de mi adolescencia, y eso que ha transcurrido casi un cuarto de siglo.
Senna no ha pasado a la historia como el mejor piloto en cuanto a victorias o títulos mundiales. No lo es ahora, pero es que ni siquiera lo fue en vida. Prost, Schumacher y los actuales Hamilton y Vettel superan sus registros, aunque también es justo admitir que, sobre todo en el caso de los dos últimos, hablamos casi de un deporte distinto.… Leer la reseña completa del libro "La última noche de Ayrton Senna (suite 200), de Giorgio Terruzzi" “La última noche de Ayrton Senna (suite 200), de Giorgio Terruzzi”

Cómo llegamos a la final de Wembley, de J.L. Carr

Cómo llegamos a la final de WembleyComienza esta novela con un pequeño hurto, o con un regalo. El del título. Porque el original en inglés destripaba la principal intriga del relato, pero, consciente o inconscientemente, su traducción no se parece en nada. Así que si quieren evitar la curiosidad de saber cómo le fue al Steeple Sinderby Wanderers en su temporada más memorable, no caigan en la tentación de mirar la página de créditos; yo no se lo voy a revelar, para que así puedan seguir leyendo esta reseña sin problemas.
Narrada a modo de informe por el secretario del club, el poco reconocido Joe Gidner, Cómo llegamos a la final de Wembley sigue la epopeya del imaginario Steeple Sinderby Wanderers durante su primera participación en la FA Cup, la competición copera por excelencia en el Reino Unido, una verdadera lucha por la supremacía futbolística de las Islas durante la década de los setenta.… Leer la reseña completa del libro "Cómo llegamos a la final de Wembley, de J.L. Carr" “Cómo llegamos a la final de Wembley, de J.L. Carr”

Visión binocular, de Edith Pearlman

Visión binocular

La irrupción de Edith Pearlman en el panorama del cuento estadounidense se asemeja al descubrimiento de una supernova. Recién pasados los ochenta años de edad, y tras varias décadas publicando relatos y ganando decenas de premios, hasta hace cerca de un lustro la presencia de esta escritora era inapreciable, al menos desde la galaxia de los lectores normales. De repente, una reacción en cadena provoca su gran estallido y en unos meses pasa al primer plano del firmamento de tal manera que, en la actualidad, parece que pocos permanecen al margen de su intenso brillo.
Visión binocular es la reunión de treinta y cuatro de sus mejores cuentos, que abarcan lo más importante de su creación.… Leer la reseña completa del libro "Visión binocular, de Edith Pearlman" “Visión binocular, de Edith Pearlman”

La belleza es una herida, de Eka Kurniawan

La belleza es una heridaNo hay nada mejor que preguntar a los muertos para conocer el pasado con pelos y señales, y nadie como las prostitutas para contar una buena historia de amor. Podríamos escribirlo a la puerta de las iglesias y enfrente de los colegios, y al lado añadir que la belleza es una herida, y que cada uno interprete si gusta o duele o si quizá las dos cosas a la vez.
La novela más conocida de Eka Kurniawan, indonesio del 75, ha tardado quince años en llegar traducida al castellano. Nunca es tarde si la dicha es buena, o más vale tarde que nunca.… Leer la reseña completa del libro "La belleza es una herida, de Eka Kurniawan" “La belleza es una herida, de Eka Kurniawan”

El último apaga la luz, de Nicanor Parra

El último apaga la luzEl último apaga la luz. O dicho de otra manera: ahí os quedáis que yo me voy. El título de la última obra de Nicanor Parra ha resultado ser absolutamente premonitorio: unos meses después de la publicación, el poeta chileno se ha marchado para no volver y nos ha dejado con la luz encendida. Una luz brillante y poderosa la suya, eso sí, encarnada en una obra que ilumina la noche poética como una antorcha infinita.

Pero que también quema, cuidado. Porque la premisa inicial siempre presente en la obra de Nicanor Parra es la revisión de todo lo anterior. Revisión, renovación y ruptura hasta el punto de hacer arder todo aquello inservible,  algo que queda claro desde su primera obra importante, Poemas y antipoemas, cuyo título le hizo cargar para siempre con el sambenito de “antipoeta”.… Leer la reseña completa del libro "El último apaga la luz, de Nicanor Parra" “El último apaga la luz, de Nicanor Parra”

Tránsito, de Rachel Cusk

TránsitoTodo se renueva, evoluciona, se transforma, no hay nada que no sea susceptible de mutar. Nuestra existencia está plagada de cambios, y de hecho hay temporadas enteras durante las cuales, como si habitáramos el ojo de un ciclón, el universo entero da vueltas a nuestro alrededor y no tenemos claro cuánto se va a parecer lo que resulte de la caída de nuevo al suelo de los objetos a lo que era nuestra vida hasta entonces.
Faye acaba de comprar una casa en un barrio de Londres donde, por lo general, no podría permitirse vivir. La casa, a cambio, necesita una renovación profunda, de la que no está muy segura de salir con éxito.… Leer la reseña completa del libro "Tránsito, de Rachel Cusk" “Tránsito, de Rachel Cusk”

Saltar en los charcos, de Ariel Herz

Saltar en los charcos

Seguramente Álex se me haya colado alguna vez en la interminable fila del Carrefour de Lavapiés, habremos estado codo con codo en la barra del Traveling y el camarero le habrá servido primero, quién sabe si me habrá quitado la última mesa en la enésima terraza de moda para ponerse a divagar con su última cita de una noche. Así que puede que la haya odiado durante un segundo entonces, pero después leer su novela me resulta imposible no tenerle un puntito de cariño.
Álex es Ariel Herz, o viceversa. Una ilustradora recién salida de una relación fracasada, con un empleo precario, y ya es decir mucho, que se aventura en Tinder con una mezcla de curiosidad, escepticismo y buen humor.… Leer la reseña completa del libro "Saltar en los charcos, de Ariel Herz" “Saltar en los charcos, de Ariel Herz”

La mirada de los peces, de Sergio del Molino

La mirada de los pecesMás o menos en la época en la que Sergio del Molino terminaba su adolescencia, Ray Loriga escribía en “Tokio ya no nos quiere” aquello de que “la memoria es el perro más estúpido, le lanzas un palo y te trae cualquier cosa”. No creo que Sergio lo leyera en aquel momento, porque las referencias que cita se encuentran bastante alejadas de Loriga, pero si lo hizo podríamos pensar que en La mirada de los peces pasa el tiempo tratando de llevarle la contraria al Ray de finales del siglo pasado, el tiempo al que salta y del que salta La mirada de los peces. … Leer la reseña completa del libro "La mirada de los peces, de Sergio del Molino" “La mirada de los peces, de Sergio del Molino”

Toda una vida, de Robert Seethaler

Toda una vida¿Cabe una vida entera en ciento cuarenta páginas? La de Andreas Egger sí, al menos tal y como la escribe Robert Seethaler. ¿Cabe una vida interesante? Por supuesto. Y cabe una buenísima novela que, de puro simple, es casi revolucionaria.
Toda una vida desovilla la existencia de Egger, una madeja del tamaño de un puño que transcurre entre las primeras y las últimas décadas del siglo XX, casi siempre con el mismo decorado de fondo: el valle recóndito de los Alpes donde crece y termina muriendo. Andreas llega a él tras perder a su madre y quedar al cargo del granjero Kranzstocker, quien lo convierte en un mulo de carga y lo castiga con frecuencia, hasta el punto de dejarlo cojo tras una de sus palizas.… Leer la reseña completa del libro "Toda una vida, de Robert Seethaler" “Toda una vida, de Robert Seethaler”