Me desperté con dos inviernos a los lados, de Elsa Veiga
Saber que Elsa Veiga iba a publicar esta novela fue una de mis más recientes alegrías como lectora y admiradora de esta increíble mujer. A Elsa la conocí por su poemario Manejamos la pena (Torremozas, 2016) y desde que leí sus versos supe que conectaba con ella, que su forma de ver y estar en este mundo encajaban conmigo. Esas conexiones lector-escritor que se dan de vez en cuando, sabéis de lo que hablo, ¿verdad?
Elsa Veiga, Licenciada en Filología Hispánica, es redactora y crítica literaria. En los últimos años se ha dedicado a la comunicación, la edición y corrección de textos para varias editoriales y, además, también narra audiolibros (es un lujazo oírla leer, os lo aseguro).… Leer la reseña completa del libro "Me desperté con dos inviernos a los lados, de Elsa Veiga" “Me desperté con dos inviernos a los lados, de Elsa Veiga”
No voy a irme por las ramas: Casas vacías es un libro de una dureza extrema. Pero también es un libro que esconde una belleza insólita entre sus páginas y creo que su lectura es un revulsivo muy necesario en los tiempos que corren. Hace varios días que terminé de leerlo y aún sigue dentro de mí. Este es el tipo de cosas que le pido a la buena literatura, que consiga agitarme, que me haga pensar y se quede conmigo una buena temporada. Qué acierto esta nueva publicación de Sexto Piso.
De vez en cuando elijo libros solo por sus portadas o por las ilustraciones que me voy a encontrar dentro. Lo sé, es algo que no siempre sale bien. A mí misma me ha ocurrido. Pero dentro de todos los libros que se publican hoy en día hay muchos libros-objeto que son una delicia ya solo por la calidad de su edición o por los dibujos que contienen. Algo así pensé cuando vi Mujeres, supuse que valdría la pena por su edición y sus ilustraciones y es que, para esto, la editorial Lunwerg es una garantía de éxito.
Hace unos días un alumno me preguntó qué edad tenía yo. Cuando le respondí que tengo treinta y cuatro años se quedó un rato pensativo y me dijo: “¿te puedo llamar Doña Victoria? Al principio me hizo gracia y pensé “qué salao el niño”. Pero en mi fuero interno estaba pensando “qué cabrón”. Diréis que para qué os cuento todo esto y ni siquiera yo lo sé muy bien. Creo que es que tengo un montón de sentimientos dispares a la hora de escribir esta reseña. Por una parte, cuando leo que la autora de Canto yo y la montaña baila nació en 1990 y ha ganado el 4º Premio Llibres Anagrama de Novela me siento muy Doña Victoria.… 
Acababa de regresar de pasar unos días en París cuando vi este libro entre las novedades. Volvía, una vez más, enamorada de esa ciudad y de todos los buenos momentos que allí he pasado. Así que, encontrarme con este libro fue una especie de bote salvavidas, la forma perfecta de seguir viajando por sus calles y quedarme un poco más en la ciudad de la luz. No lo dudé. Seguí viajando de la mano de Mathias Malzieu, esta vez de una forma completamente diferente y bastante más fantástica. Pero dejadme que os cuente.
Está muy bien eso de ser una persona de perros o de gatos. De hecho, podría iniciar una guerra ahora mismo y batirme en duelo al alba con mi compañero Andrés Barrero, quien escribió la reseña de 
Estoy segura de que todos los profesores hemos oído en más de una ocasión todos los topicazos habidos y por haber en torno a nuestra profesión: “es que los profesores tenéis tres meses de vacaciones, qué buena vida” o “vaya sueldazo tenéis” (ejem). Si encima eres maestro y trabajas con peques todavía te tocará oír más tonterías si cabe: “pero si lo vuestro es todo pinta y colorea”. Solo quienes nos dedicamos a la docencia, y alguna que otra persona empática, sabemos todo el esfuerzo y el sacrificio que supone ser profesor. Que sí, que tenemos vacaciones, pero también tenemos miles de tutorías, juntas de evaluación, clases de ratio imposible con alumnos con necesidades distintas, preparación de clases y largas horas de corrección de exámenes.… 
Como ya os he comentado en alguna que otra reseña, soy traductora y profesora de inglés. Me gustan mucho los idiomas y me encanta seguir estudiándolos y aprendiendo cada día. Con los idiomas, ya se sabe, nunca dejas de aprender cosas nuevas y es por eso que me gustan tanto este tipo de libros, porque nunca vienen mal ya sea para aprender, para repesar o, en mi caso, para coger ideas y poder aplicarlas en mis clases.
No puedo evitar empezar esta reseña volviendo a decir que esta colección de Nórdica Libros me parece una delicia. Hace más o menos un año os hablaba 
Ya sabéis que las series de teenagers y sus dramas son mi secreto confesable. Mi historial de Netflix lo sabe bien. De vez en cuando, también llevo esta peculiar afición a los libros y me dejo llevar por mi instinto para elegir una novela ligera de adolescentes haciendo cosas de adolescentes. Es una manera genial para despejar la mente y volver un poco a aquella época tan divertida y, al mismo tiempo, tan llena de tragedias.
Por lo general no soy muy fan de los cuentos de princesas. No me han gustado ni siquiera de pequeña, así que imaginad la pereza que me da hoy en día leer historias sobre miembros de la realeza y sus dramas. Ya sabéis, como dice aquella canción “la vida en palacio es muy aburrida, tenemos que inventarnos drama”. Pero claro, afortunadamente, hay princesas y princesas, y la protagonista de El perro de la princesa es menos de dramas y más de perros. Mucho mejor, dónde va a parar.
Todo lo que Andrés Neuman escriba me parece bien. ¿Os gusta la objetividad de esta primera frase para empezar la reseña? Lo siento (en realidad no lo siento), pero es lo que hay. Neuman es uno de mis escritores fetiche actuales y en mi humilde opinión creo que tiene un talento arrollador que me ha dado y va a darme muchas alegrías y horas de agradable lectura. He disfrutado muchísimo todas sus novelas y encontrarme con esta nueva publicación entre las novedades literarias me ha hecho muy feliz.