Caminante y La Estirpe Afortunada

Reseña del libro “Caminante y La Estirpe Afortunada”, de Lola Monterreal Espinosa

Qué bonito es cuando un libro te saca de tu rutina y te coge en volandas para llevarte, como por arte de magia, a tu infancia. Volver a sentirme una niña gracias a la literatura es una de las cosas que más me gustan en el mundo. Por eso, de vez en cuando, me acerco a esos libros que sientan tan bien para rejuvenecer el alma. Caminante y La Estirpe Afortunada ha sido la última historia que he leído y que me ha hecho viajar hasta mi yo del pasado. Es como contemplarme en un sillón, echa un ovillo, sosteniendo un libro en mis manos, disfrutando la historia, soñando con otros mundos.

Lo mejor de este precioso libro de Lola Monterreal Espinosa es que se puede disfrutar siendo esa niña de la que os hablaba o siendo la adulta que ahora escribe. Cuando una historia es buena, cuando los personajes trasmiten tanto y disfrutas pasando las páginas del libro no hay límite de edad. ¿No es eso maravilloso?

En Caminante y La Estirpe Afortunada, Lola Monterreal Espinosa nos traslada hasta la España de la baja Edad Media. Conocemos entonces a Ramiro, un chico de once años, y a su burra Bellota. En una de sus idas y venidas con su fiel compañera, el joven Ramiro encuentra a Tordo, un hermoso caballo al que dos ladrones llevan consigo. Con los ojos vendados y sin caballero que lo monte, Ramiro siente pena por el bravío semental. Lo que no podía imaginar es que, a la mañana siguiente, al abrir la puerta de la fragua de su padre, iba a encontrarse al caballo descansando ahí mismo.

Haciéndose cargo de él, el muchacho lo libra de las vendas y de la traba, recibiendo la mirada de agradecimiento del caballo. En la gualdrapa que lo cubre, Ramiro descubre bordada una C. Una insignia totalmente descocida que debe pertenecer a algún lugar lejano, asegura el padre, quien permite que el caballo se quede en su cuadra.

Desde ese momento, la vida de Ramiro da un fantástico vuelco. Con Bellota y Tordo, el joven puede ayudar mucho mejor a su padre en las tareas de reparto en la fragua. Dos compañeros tan excelentes como dispares. Con la nobleza y el aplomo de Tordo los viajes se convierten en una auténtica aventura.

En uno de eso viajes, persiguiendo a un halcón herido, Ramiro llega junto a la torre Mocha, donde reside una misteriosa dama. Cuentan los rumores que la dama no es nada más y nada menos que una hechicera. Para sorpresa del niño, cuando la dama ve al caballo corre, llena de felicidad, hacia él. Caballo y dama se miran con complicidad, como si sus miradas escondiesen muchas historias vividas juntos. Y es que la dama conoce a Caminante, como realmente se llama Tordo, desde potrillo. Pero, ¿qué hace el niño con el caballo? Doña Águeda, que así se llama la dama, escucha la historia de Ramiro bajo la atenta mirada de Inés, Catalina y el mercenario. Reconociendo sinceridad en las palabras del muchacho, la dama le pide que le suministre cada cierto tiempo algunas cosas. Así nace la relación entre Ramiro y estas entrañables y divertidas personas.

Una mañana, cuando el joven va a suministrar los pedidos a la dama en compañía de Tordo, sufren un accidente. Con las fuerzas que le quedan, el niño lleva al caballo malherido junto a la dama, quien se hará cargo de su recuperación. Sin la ayuda de su fiel compañero acude al día siguiente con su padre a Sogado, donde se celebra uno de los mercados más importantes de la comarca.

Será allí cuando, un oficial, al fijarse en la C bordada de la gualdrapa que ahora cubre a Bellota, vaya directo a preguntar al niño dónde está el valioso caballo que pertenece a su señor, Don Rodrigo, a quien el joven tendrá que rendir explicaciones.

Conocemos, entonces, la historia de Tordo, del majestuoso Caminante y la Estirpe Afortunada. Conocemos a Don Rodrigo y el vínculo que le une a Doña Águeda. Su pasado y su presente. Pero eso tendréis que descubrirlo vosotros, no es cuestión de contaros toda la historia. Será mejor que os dejéis llevar al galope de este increíble libro.

Caminante y La Estirpe Afortunada es una historia a la que no le falta de nada. Hay caballeros, damas, hechizos y magia. Pero, sobre todo, hay muchos valores tras las páginas de este libro que habla de amistad, amor y lealtad.

Con facilidad, la autora nos sumerge en este mundo de fantasía que no queremos abandonar. Acompañar a Ramiro y a Caminante en esta aventura es algo que no podéis perderos. Los niños que fuisteis os lo agradecerán y los niños de ahora merecen, sin duda, conocer la historia de este majestuoso caballo que proviene de la Estirpe Afortunada.

Además, el libro incluye unas preciosas ilustraciones realizadas por la autora que han sido animadas por Francisco Armas Perona. ¡Para no perdérselo!

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