Canción dulce, de Leila Slimani

canción  dulceCuando he leído una novela que me ha gustado mucho y sé que la voy a reseñar, ni por asomo se me ocurre leer ninguna reseña o crítica sobre ella hasta que yo no he hecho la mía. Otra cosa son las entrevistas y las biografías de autores a los que no conozco y que me han dejado gratamente impactada. Porque conocer un poco de la vida del autor me ayuda, en ocasiones, a profundizar en su obra una vez leída.

Canción dulce, es un libro que me regaló una buena amiga, muy poca gente me regala libros y ella es una de esas pocas. Yo les entiendo, no es fácil que nadie sepa qué he leído y qué no he leído a lo largo de cada mes, ya que aunque bastantes son los libros de los que hablo y que reseño, hay otros muchos que poco o nada me han aportado y no suelo hablar de ellos, y naturalmente tampoco los reseño. Luego están los que ni termino de leer, y les diré que no siempre porque me parezcan mal, en ocasiones ha habido buenos libros que he tenido que dejar para más adelante, para otro momento, ya saben que hay lecturas para cada momento y momentos para cada lectura de nuestra vida.

El caso es que inicié esta Canción dulce sin saber muy bien en qué mundos me adentraba, y como suele pasar era el momento y era el lugar… El libro me funcionó tan bien que fue de esos que leí en exclusiva, aparqué todo lo que tenía entre manos para dedicarme por entero a la historia que me ofrecía esta autora.

Leila Slimani inicia su tremendo thriller de la forma que menos me gusta: Por el desenlace. Así que mi mente me recuerda que hay que tener una historia muy potente para atreverse a mostrar al lector semejante final en las primeras palabras:

“El bebé ha muerto. Bastaron unos pocos segundos. El médico aseguró que no había sufrido. Lo tendieron en una funda gris y cerraron la cremallera sobre el cuerpo desarticulado que flotaba entre los juguetes. La niña, en cambio, seguía viva cuando llegaron los del servicio de emergencias. Se debatió como una fiera… ”.

Ahora que he terminado el libro, y ahora que conozco la historia, tengo que reconocerles que su lectura me ha tenido atrapada durante los días que le he dedicado. Aunque no leí la contraportada del libro, no puede evitar leer en la faja que había recibo el Premio Goncourt 2016, así que sin desmerecer para nada al género que tengo entre manos, y según avanzaba en la lectura, sabía que entre mis manos había algo más que ya estaba empezando a intuir…
Y me gustaba.

La autora acierta con el narrador, un observador atento y por ello conocedor de la realidad actual francesa, pero sobre todo un narrador (o narradora) que conoce del sentimiento humano, de lo desconocida que puede llegar a ser la mente de quienes nos rodean, de nuestras miserias y egoísmos, de cómo podemos pasar de comprender a uno de los personajes a sentir la misma humillación que sienten otros…

Myriam, abogada de origen magrebí; Paul, su marido, se dedica al mundo de la música; y sus dos hijos, Mila y el pequeño Adam, forman una bonita y típica familia joven francesa. Ella quiere retomar su vida profesional y para ello precisan recurrir a la contratación de una niñera, cosa que llevan a cabo con lo que ellos creen que ha sido exquisita diligencia, convirtiendo a Louise, mujer de unos cuarenta años, francesa y blanca, en una parte fundamental de sus vidas.

Verán, cuando yo era joven mis primeros sueldos los gané cuidando niños, es lo habitual en estudiantes. El caso es que hablando con muchas chicas que, como yo, ganaban algo de dinero con estos trabajos, me contaban que primero todo el mundo quiere que le cuides a su hijo porque es su bien más preciado, pero en nada eso se les olvida y pasan a querer una chica para todo por un mísero sueldo, pretenden que se sienta como una más de la familia… La verdad es que mirando a mi alrededor me doy cuenta de que las cosas no han cambiado mucho en ese sentido.

En realidad lo que he leído es una novela que pareciendo un thriller es una historia en la que lo que prevalece es la carga emocional, no es tanto querer saber qué ha pasado como comprender el porqué. Una profundas reflexión sobre la soledad y sus consecuencias … En fin, no crean que habiéndoles contado tanto les he contado nada, por sus casi trescientas páginas que no querrán que terminen, verán cómo se pasa la vida y cómo se viene la muerte, tan callando.

Cada uno de ustedes van a tener su propia lectura de esta novela, y esa creo que es una de las maravillas que consigue Leila Slimani con su obra, esta Canción dulce que como les decía ganó el Premio Goncourt 2016. Y si a mí me preguntan, y teniendo en cuanta que yo no soy amiga de premios literarios, les diría que muy merecidamente. Teniendo en cuenta la juventud de la escritora (1981) y su trayectoria ya que su primera novela, Dans le jardín de l´ogre (2014) obtuvo el reconocimiento unánime de la crítica francesa, y ya ven como le ha ido con su segunda, y por eso creo que Francia puede asegurarse un gran futuro literario a través de sus muchas jóvenes escritoras.

En ocasiones no es fácil transmitir todas las emociones que nos ha provocado una lectura, y al leer y releer la reseña que uno hace piensa que falta algo, que aun no está todo dicho, pero sé que podría estar aquí dos horas más dándole al teclado y siempre me faltará algún detalle, así que no les canso más, pero sí les recomiendo que lean esta obra que pareciendo una sola cosa nos ofrece un mundo de ellas.

2 comentarios en «Canción dulce, de Leila Slimani»

  1. ¡Amiga! Y así es como me gusta que empiecen a mí, por el desenlace, porque eso significa que lo que realmente importa va a ser otra cosa mucho más sustanciosa, jeje.
    Te voy a confesar que yo sí soy de premios, no de todos pero sí de muchos.
    Este me apetece y si dices que se presta a que cada uno haga su propia lectura, pues qué decirte, que volveré aunque sólo sea para “discutir” un ratito, Jajajaja, que si no la vida se hace muuuuuy aburrida.

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