Curvas peligrosas, de Susana Hernández

 

Tenía cierta curiosidad por leer algo de Susana Hernández ¿Imagino que lo entienden? Me dejé aconsejar por quien la conoce bien, literariamente hablando, y decidí tras consultarlo con mi querida Carmina, lectora experta en novela negra y conocida de muchos de ustedes, que debía empezar por el principio y eso es lo que he hecho, y vengo a deciros a todos que, en tiempos de “coronavirus”, Curvas peligrosas ha sido una lectura genial para olvidar durante unas horas todo lo que hay a nuestro alrededor. Aunque tengo que decir que si por la portada original hubiese sido:  jamás me habría acercado a esta historia… Ya sabéis que me muevo en esa simplicidad, pero creo que hay que cuidar mucho más la imagen de un libro y esta no creo que tenga nada que ver con lo que después he encontrado dentro.

Malos tiempos para muchísima gente, y no por tener que estar confinados en casa sino porque estamos ante una situación tremendamente excepcional que se está cobrando vidas humanas, las vidas que más tenemos que cuidar, las de nuestros mayores y familiares enfermos. También malos tiempos para la economía…

Pero yo soy de esas personas que miran la vida de forma optimista y animo siempre a ver la parte buena de las cosas, una especie de Roberto Benigni sobre todo en lo relacionado con la lectura. Y será por eso que pienso que este puede ser un buen momento para leer y para que muchos se acerquen de nuevo a ello o se animen a formar parte del gran colectivo social que lee.

Sí, buenos tiempos para la lectura, y muchos son los amigos que me piden títulos de libros para evadirse de todo, pues aquí, como les decía antes, tienen un ejemplo, con una autora como la barcelonesa Susana Hernández, que te lleva de la mano a la acción directamente y sin pasar por la casilla de Salida, que diríamos si jugásemos al Monopoli. Ya me entienden, ¿no?

Leyendo Curvas peligrosas he recordado la canción de Amistades Peligrosas que dice: “… pero basta ya de tanta tontería, hoy voy a ir al grano, te voy a meter mano, porque otro gallo así nos cantaría…”. Y es que no son tiempos de mucha concentración, y siempre que llegan tiempos mal dados la novela negra y la poesía es lo que mejor puede acompañarnos ¿Extraña mezcla, verdad?

Me gusta como Susana afronta este género, hace rápida la lectura, fluidas las conversaciones y trepidante la trama, y ya veis que si vengo a hablaros de Curvas peligrosas es porque creo que la autora ha conseguido evadirme hasta del coronavirus. A mí, que estos días también me está resultado difícil centrarme en la lectora, reconozco la autora lo ha conseguido.

A la vista de lo leído voy a seguir leyendo algún otro libro de Susana Hernández. No sé si la recién incorporada a la comisaría, subinspectora Santana, me seguirá acompañando o será quizá la propia Inspectora Vázquez…, o ambas, lo que sí imagino es que me seguirá paseando por Barcelona, porque es esta una ciudad muy de novela negra, y quizá por ello tantos autores han hecho de ella una protagonista más.

La novela se inicia cuando Gloria Fuentes, una joven con síndrome de Down aparece asesinada mientras regresaba del trabajo a casa. He leído que la autora ha tenido relación y cierta formación en psicología y especialmente en campos relacionados con la integración de grupos marginales, también con la investigación privada. Supongo que será verdad pues se nota en el respeto con el que trata a estos personajes. También porque, y ya saben que yo me dedico profesionalmente al mundo del Derecho, no comete esos errores tan comunes en relación con la forma de tramitación de los procedimientos policiales y deja al margen el tema judicial.

Curvas peligrosas es la tercera novela de Susana Hernández, en la actualidad son muchas más las que cuenta en su haber, así que seguramente muchos ya habréis leído alguna de sus obras, pero os aseguro que voy a seguir leyéndola por orden hasta traeros una de sus últimas novelas ¿En estos días no será por tiempo!

Dijeron que sería curioso que Susana Hernández (aragonesa) reseñara a Susana Herández (catalana), pero muchos no saben que esta que hoy les habla también nació en Cataluña, concretamente en Valls, y que al fin y al cabo aragoneses y catalanes venimos de una misma historia y ambas “Susanas” tenemos en común lo que más humanas nos puede hacer a las personas: Amor por los demás, por la lectura, la escritura y, naturalmente, por la Poesía…

No tardaré mucho en venir a contaros algo más de mi tocaya, con la que, como dicen en mi pueblo actual, hemos echado un buen rato…

Un abrazo a todos y cuídense ahí afuera…

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