El Rastro: Historia, teoría y práctica, de Andrés Trapiello

8423354412En el Rastro nadie pregunta mucho, ni de dónde vienen las cosas que se venden, ni para que las quiere el que las compra, ni cuándo ha pagado por ellas, si acaso ha pagado algo y no las ha robado o escamoteado.

El diccionario de la Real Academia Española define el término pasión como ‘Apetito de algo o afición vehemente a ello’. Y el libro del que hoy vengo a hablaros destila pasión desde la primera página. Pasión y una alta dosis de amor por una de las joyas del Madrid más castizo y popular, el Rastro. Andrés Trapiello pone por fin nombre y forma a su pasión con El Rastro: Historia, teoría y práctica, libro en el que plasma cuatro décadas de visitas dominicales casi ininterrumpidas, lo que le convierte en uno de los mayores expertos de este lugar.

En mi infancia siempre asocié el Rastro a esos domingos de otoño/invierno cuando iba con mi padre a intercambiar cromos. El itinerario, pese a lo rutinario (casi nunca cambiaba), siempre tenía algo de místico. Nos bajábamos en la estación de tren de Embajadores, y desde allí, directos a la Plaza del Campillo del Mundo Nuevo vía Ronda de Toledo. Una vez conseguidos los cromos, paseo arriba y abajo por la siempre atestada Ribera de Curtidores, parando de vez en cuando en alguna almoneda o tienda de antigüedades de las Galerías Piquer. Tirando de memoria, no recuerdo ninguna cosa de valor que sacara mi padre de esos paseos, si bien yo iba la mar de contento con mis nuevos cromos y alguna bufanda de fútbol, de las pocas cosas que me ha dado por coleccionar (libros aparte) en mi vida.

Los tesoros empiezan a venir cuando no se les busca. Los tesoros los encuentra uno antes de ir al Rastro, y con suerte, al llegar al Rastro se le aparecen. Pero el verdadero tesoro es el Rastro en su conjunto, el todo.

Este libro está formado por retazos varios, siendo ingente la documentación obtenida por el autor, apoyada también de un valiosísimo reportaje fotográfico con imágenes, mapas y material gráfico del Rastro desde sus inicios. Empieza Andrés Trapiello con una primera parte dedicada a hacer un recorrido histórico por lo que fue la génesis del Rastro hasta llegar al presente, a esa decena de calles que domingo a domingo congregan a miles de madrileños y turistas. La segunda y tercera parte del libro son una invitación del autor a acompañarle por sus paseos dominicales. Como buen maestro, nos enseña los mejores trucos para que la experiencia del Rastro sea lo más placentera posible. Habla de esas leyes no escritas que todos los amantes del lugar conocen y que pueden venir bien a un lector avezado que quiera iniciarse en el arte del regateo en cualquiera de sus tiendas. También habla de su afición por los libros viejos, por la búsqueda incesante de buena literatura con la que llenar sus estanterías y también por descubrir pequeñas joyas literarias que de cuando en cuando aparecen por sus tenderetes y librerías de viejo.

El Rastro nos enseña a mirar, primero, y luego a ver, pero a ver por dentro, y cuanto más vemos por dentro, cuanto más llevemos visto al Rastro, más veremos.

De la pasión por el Rastro ha ido dando el autor cuenta en múltiples ocasiones en su famosa colección de diarios titulada Salón de pasos perdidos. Y es de estos textos de lo que se compone la cuarta parte del libro, varios extractos y fotografías del autor que guardan la esencia misma de lo que es y lo que supone el Rastro para Trapiello.

Si bien es cierto que la lectura de este libro ha sido notablemente satisfactoria, he de decir que considero que la mejor manera de disfrutar de él es leyéndolo en pequeñas dosis. La gran cantidad de datos aportados por el autor pueden llegar a saturar si se hace una lectura continuada, por eso yo he optado por ir dedicando cada semana (casi siempre los domingos, por el simbolismo) varios ratos a su lectura, disfrutando y contagiándome de la pasión que Andrés Trapiello plasma en cada una de sus frases.  Sin duda, El Rastro: Historia, teoría y práctica es un libro al que acudir cada cierto tiempo, un texto didáctico con mucho que enseñar. Y a mí, que me considero una persona obediente y aplicada, la lectura de este libro me ha hecho cambiar algunos hábitos. Si bien disfruto mucho rebuscando libros de cuando en cuando por la Cuesta Moyano, las dos últimas veces he preferido tirar un poco más al oeste y rebuscar mejor por la zona del Rastro. El resultado, con libros de por medio, siempre suele ser satisfactorio. Y quién sabe, quizá algún día me cruce con Andrés…

“El Rastro es muchas cosas, pero, sobre todo, es el lugar al que la gente va, aunque no lo sepa, a buscar su pasado”. Esto es lo que significa el Rastro para Andrés Trapiello. Y sin duda, es este viaje al pasado de muchos (madrileños) lo que hace a este libro tan especial.

César Malagón @malagonc

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