En el nombre del hijo, de Donna Leon

En el nombre del hijoQueridos amigos, volver a Donna Leon es siempre volver a Venecia. Hacía tiempo que tenía ganas de sentarme con tranquilidad a leer una historia de Brunetti porque por algún motivo este comisario tan encantador y su familia me caen bien y son capaces de entretenerme y llevarme un poco a la vida y al día a día de la bella ciudad.

Cada vez que nos adentramos a una de las historias de Donna Leon entramos en un mundo complejo, conocemos un poco de sus vidas a través de las relaciones entre los distintos personajes que prestan sus servicios en la comisaria, pero me he dado cuenta que de ninguno se profundiza más allá de los esencial para que ninguno sea ni prescindible ni imprescindible en una nueva historia.

Donna Leon ha sido muy inteligente con sus personajes, la familia y la ciudad son elementos eternos pero vivos, el resto es la historia de cada una de las novelas, y así uno puede leerlas por el orden que desee, o leer solo una… Cosa que no suele ocurrir.

Existe un personaje que me interesa siempre, la “signorina Elettra”, es secretaria del vicequestore Patta, pero mantiene una excelente relación con Brunetti y siempre resulta imprescindible por sus muchos recursos y contactos, así como por su manejo de la informática. En esta ocasión ella se marchará dos semanas de vacaciones ¿Tiembla la comisaría Brunetti? ¡¡¡Claro!!!

A los lectores de las novelas de Brunetti nos gusta que la autora nos vaya destapando a la familia, la vida familiar en general, porque así podemos ver cómo viven y piensan realmente los venecianos. A mí me parece muy complicado. Las veces que he visitado Venecia me ha parecido una locura todas las horas de sol. La noche es otra cosa, la ciudad se vacía de la mayor parte de los turistas y da gusto pasear por sus calles, callejas y puentes. Ver amanecer en Venecia no tiene precio, poder hacer fotografías sin personas y sin apenas ruidos es todo un lujo.

En esta ocasión con  En el nombre del hijo, vamos a pasar más rato con el padre de Paola, suegro del comisario, el conde Falier, pues está preocupado por la actitud de su viejo amigo, Gonzalo Rodríguez de Tejeda, un hombre que ha dedicado su vida al mundo del arte, de hecho tiene varias galerías y un gran patrimonio artístico, y que como por el nombre habrán podido deducir, es originario de España, así que, de alguna manera, apareceremos por ahí representados y en estos días anta por nuestro Pais Donna Leon, también descendiente de España, presentando su novela.

Naturalmente Raffi y Chiara, hijos de Brunetti, que conocimos como tiernos infantes y que hoy son ya adolescentes también compartirán con nosotros algunas de sus opiniones, Donna Leon les va dando voz en temas sociales muy interesantes.

Temas que trata en el nombre del hijo, tienen que ver con la avaricia, con el arte y el dinero, pero también con las opciones sexuales y con las libertades, y no olvidemos que estamos ante una saga de novela negra, así que no faltarán los asesinatos, y en este caso una curiosa cuestión civil como la adopción de mayores de edad, temas hereditarios que son distintos en casi cada derecho en particular por lo que he podido evadirme y no querer comparar con el derecho español y sus limitaciones en este terreno.

Para lo que no me importa mirar en diccionarios de italiano es para disfrutar de las recetas culinarias que se preparan en casa de los Brunetti… Sabor italiano cien por cien.

Otra entretenida novela de Donna Leon en la que encontraremos todo lo que nos dice directamente pero también todo lo que nosotros queramos añadir reflexionando sobre los temas que ella pone sobre la mesa… Y de fondo y de forma, Venecia, siempre Venecia.

1 comentario en «En el nombre del hijo, de Donna Leon»

  1. Totalmente de acuerdo con tus comentarios. Desde que descubrí a esta autora, por casualidad, en el 2008, me gusta porque me hace recordar mis paseos (más breves de lo que me gustaría) por Venecia y el conocer a los personajes a través de sus diálogos en torno a la mesa.
    Muy italiano Brunetti, eficaz en su trabajo pero que no da un palo al agua en su casa.

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