La cara norte del corazón, de Dolores Redondo

La cara norte del corazónAmaia Salazar ha regresado, y con ella, vuelve nuestra querida Dolores Redondo.

¿O debería ser al revés?

Regresa Dolores Redondo y con ella con nuestra querida Amaia Salazar.

En cualquier caso, con La cara norte del corazón, Elizondo regresa a nuestras vidas, y la lluvia, y esa humedad que cala y cala nuestras ropas y nuestro cuerpo hasta los huesos… Y esa angustia con la que vivimos los seguidores de Salazar temiendo que esta sí pueda ser esa noche en que la ama “se coma a la pequeña zorra”.

Los millones de seguidores de Dolores Redondo ya me entienden, y por muy lejos que se lleve a nuestra protagonista, y sea el tiempo en que sea en que recree la historia, siempre estará ahí el dolor y el cariño que sentimos por Amaia; y ese pasado al que nos lleva no resultará menos doloroso ni menos impactante que aquello que ya sabemos.

Poco podré contar de la historia para que nadie deje de leer esta reseña y salga con la sensación de que he contado más de aquello en lo que una se debe adelantar en una trama negra, pero ni mucho menos te frenes aquí si llevas idea de adentrarte en esta última novela de Elizondo, el Baztan, Salazar y Redondo, porque lo único que intentaré hacer es animarte a que remates la emocionante historia de Amaia Salazar leyendo esta precuela extraordinaria con la que ha regresado a nuestras vidas.

Los lectores de la trilogía queríamos saber muchas cosas ¿Qué le pasó a Amaia Salazar en Quantico? ¿Quién era ese famoso Agente especial Dupree? Pues bien, no sólo ha sido generosa contando ese pasado, es que Dolores Redondo se ha sacado de la manga una historia absolutamente espectacular, situando la escena de ese pasado en Nueva Orleans durante la llegada, y posterior devastación sufrida, por el paso del huracán Katrina.

Hay pasado en EEUU, pero también hay pasado de Elizondo, y ambos pasados como os decía, y por hacer un juego de palabras fáciles, ¡son una pasada!

Como ya veis, vengo totalmente entregada.

Y es que con este libro conoceremos más en profundidad el pasado de Amaia, su infancia, a sus hermanas y a su tía, y como no, a su madre y a su padre, del que casi nada sabía el lector de la trilogía. Pero sobre todo conoceremos mejor a Amaia, su interior, sus pensamientos y su formación antes de ser la Inspectora Salazar que conocíamos.

Estoy muy feliz de volver a Dolores Redondo y a través de ella a Salazar, no puedo evitarlo, porque sinceramente no pensaba que pudiera superar lo ya hecho. Y no solo por la historia en sí, que me ha tendido interesada y enganchada en cada una de las páginas que iba leyendo, sino por la narrativa, los diálogos, y en general por la forma de utilizar el lenguaje. Dolores Redondo vuelve, como vuelve Salazar, crecida.

Es esta una ocasión en la que puedo congratularme de poder leer a una autora de este tipo de literatura en mi idioma, porque no hay que perderse toda la descripción que hace de los muchos y diversos hechos que narra sobre situaciones concretas que suceden durante las primeras horas del paso del Katrina, ese fatal 25 de agosto de 2005, cómo es capaz de hacernos entender el horror de lo que vivieron ese 80% de la población que debió desplazarse, dejar su casa, su mundo y como ya sabemos en muchos casos…Su vida.

Dolores Redondo orquesta toda una historia en EEUU que deja al lector sin aliento, con esa necesidad de seguir y seguir, de saber más, de no dejar el capítulo inacabado…

Porque el lector se recrea con el caso en el que está trabajando allí Salazar, pero también sabemos que entre capítulo y capítulo el agua de Nueva Orleans nos llevará a la humedad de Elizondo, a la tía Engrasi y al resto de la familia… y ante nuestros ojos la niña de Elizondo se irá convirtiendo en la Inspectora Salazar que hoy conocemos.

En fin, que para alguien como yo que piensa que hay autores que no se reponen tras una buena historia, ha sido una gran alegría ver esta novela tan redonda con la que Dolores ha vuelto de verdad al panorama literario internacional para mostrarnos, a través de esa cara norte del corazón, ese lado oculto que nunca mostramos de nosotros mismos.

¿No me digan que la propia Dolores Redondo no sería una perfecta Inspectora Salazar?

P.D. para la autora: Y que sí, que sigo pensando que no tardaremos en poder hacernos juntas esa foto y darnos ese abrazo que nos debemos desde pocos días antes de salir al mercado aquel primer libro en el que nos presentabas a tu querida Amaia Salazar.

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