La puerta del bosque, de Melissa Albert

La puerta del bosqueHay libros que pasan desapercibidos. Los leemos y, cuando han pasado los años, ya apenas recordamos la trama ni a los personajes. Sin embargo, hay otros libros que perduran en el tiempo. Nos marcan, nos dejan huella. No podemos sacarnos de la cabeza los nombres de sus personajes ni momentos clave de su historia. Siempre están ahí, en un rinconcito de nuestra memoria. Como La puerta del bosque, de Melissa Albert, que entró en mi vida para quedarse.

Si os gustan los cuentos de hadas a la vieja usanza, éste no es vuestro libro. Pero si buscáis algo diferente a lo que estáis acostumbrados a leer, no lo dudéis. Esta novela no os defraudará. Os diré que reúne todo lo que me apasiona en una historia: protagonista femenina con familia fuera de lo normal, mundos alternativos, magia oscura, secretos, sorpresas, toque macabro y segunda parte. ¿Cruzamos la puerta para adentrarnos en el bosque más siniestro que hayamos podido conocer?

Érase una vez una madre y una hija juntas en la carretera recorriendo ciudades de EEUU. Nómadas que huyen de algo pero que se tienen la una a la otra. Así comienza esta novela. Sin embargo, en breve uno se da cuenta de que está dentro de una historia que pertenece a algo más oscuro repleto de secretos. Según avanzamos, todo se convierte en una matrioska, una historia dentro de otra; y esa, a su vez, dentro de otra y de otra. El libro nos emborracha de madrigueras que nos llevan no precisamente al país de las maravillas, sino más bien al país de las pesadillas.

Alice, la protagonista, es la nieta de la famosa escritora de culto Altea Proserpina, una mujer misteriosa que vive apartada del mundo en el Bosque de Avellanos, una casa similar a un castillo, invisible para los mortales que no saben ver más allá. A Alice y a su madre siempre las ha perseguido la mala suerte, pero todo da un giro en sus vidas cuando reciben la noticia de que la abuela ha fallecido. Piensan que su suerte cambiará a partir de entonces, pero nada más lejos de la realidad. La madre de Alice desaparece y ésta debe emprender un viaje extraño y oscuro para recuperarla. Tendrá que adentrarse en esos cuentos sombríos donde encontrará la verdad que esconde el Bosque de Avellanos. Una verdad que la empujará hacia su propia historia.

Es cierto que la primera parte de la novela es lenta y da la impresión de que no va a llegar la acción nunca, pero creo que esto es así porque se complementa con la propia Alice en ese momento, que no sabe ni por dónde empezar a buscar. Pero cuando por fin descubre lo que tiene que hacer, la historia se vuelve trepidante. Empezamos a destapar todo lo que estaba bien escondido para no ser hallado nunca.

Decidme si no sería emocionante y a la vez aterrador el descubrimiento de algo inimaginable sobre uno mismo. Sabemos quiénes somos, quiénes son nuestros padres y nuestros abuelos. Tenemos claro cuáles son nuestros orígenes hasta que, de repente, averiguamos que no somos quienes creíamos ser. Nuestro mundo se destruye, se hace añicos. ¿Ese descubrimiento hará cambiar nuestra forma de vernos a nosotros mismos? ¿Nos detestaremos? ¿Nos transformaremos en quienes se supone que ahora somos? Pero, ¿y si queremos cambiar el cuento? ¿Seremos capaces de burlar al destino?

Algo que se me ha quedado grabado es el título inquietante del libro de Altea Proserpina: Cuentos desde el Interior. Ese título y esos personajes de su interior… Cada vez que me acuerdo se me ponen los pelos de punta. Esos cuentos me trasladaron a un interior oscuro, tétrico y lúgubre, donde las historias que se relatan son extrañas y macabras, como escapadas del fondo de un corazón negro y podrido, lleno de odio y venganza.

Y sigo hablando de la abuela, porque desde el principio me llamó la atención su apellido: Proserpina. Me vino a la mente la preciosa escultura El rapto de Proserpina, de Bernini, que disfruté hace años en la Galería Borghese, en Roma. El mito es oscuro, ya que Proserpina es raptada por el dios del inframundo Hades y arrastrada hasta allí. Es víctima de un secuestro. Pero prefiero no decir más, porque cuando leáis el libro seguro que sacáis similitudes entre este mito y la misteriosa Altea Proserpina.

Ha sido toda una aventura para mí adentrarme en este libro que me ha transportado de una historia a otra, mostrándome las piezas de un puzle que poco a poco van encajando hasta que todo cobra sentido y todas las historias llegan a ser una. En mi opinión, el mensaje que Melissa Albert quiere hacernos llegar con esta novela es que uno puede cambiar el final del cuento, puede cambiar su destino si se lo propone a pesar de que todo el mundo le diga que es imposible. El Interior os reclama, lectores, así que recorred con cuidado el camino que os conduce a La puerta del bosque si no queréis perderos entre personajes de cuentos de hadas cuyo final no es precisamente feliz.

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