La resaca, de J. A. Hazeley, (NSFW) y J.P. Morris (OMG)

la resacaLo reconozco, me he partido el culo con este Pequeño Clásico Ilustrado. Debolsillo se ha sacado de la manga, con acierto, una mini colección de cuatro pequeños volúmenes para “echar una mano a los adultos desorientados por la modernez del mundo”. La esposa, El marido, Mindfulness y La resaca son los cuatro títulos que la componen.

Son libritos de unas 60 páginas y de 17,5 x 12 cm. aproximadamente, un tamaño ideal para llevarlo en cualquier momento encima o leer en el baño. “La letra clara, la elección esmerada de los vocablos, las repeticiones constantes y las imágenes especialmente elegidas para la ocasión, ayudarán al lector a alcanzar límites insospechados de iluminación. O no.”

La página de la izquierda tiene texto y la de la derecha un dibujo ilustrativo, descontextualizado y con la estética de los años ¿60?, y juntos componen un chiste o una gracia. Como ejemplo, el dibujo que sirve de portada tiene un texto del que extraigo la chicha:

Luis ha salido en busca de aire fresco, pero acaba de recordar que hoy el aire fresco le da pánico.

Tal vez el policía pueda ayudarlo.

“¿Te traigo una copa, Luis?, le pregunta el policía.

¿Brillante, eh? Bueno, pues a mí sí me lo parece.

¿Y quién no ha tenido resaca alguna vez? ¿Alguien sabe cómo evitarla? De vez en cuando me topo con artículos sobre cómo conseguirlo, y muchos insisten en no mezclar bebidas… Chorradas. Lo de las mezclas es un mito. Al final lo que realmente cuenta es la cantidad. Lo que pasa es que uno se cansa de beber todo el rato lo mismo y al final cambia de coctel y claro, lo achaca a que ha mezclado sin tener en cuenta las ingentes cantidades que ha hecho pasar por sus tragaderas…

Pero volviendo al tema meramente literario, lo cierto es que los textos mantienen un nivel de ironía sublime durante todo (lo corto que es) el libro, con las típicas situaciones que se dan cuando uno se ha pasado la noche bebiéndose hasta el agua de los floreros y afronta el nuevo día con una resaca del quince. Momentos en los que te prometes no volver a beber, recordarte a ti mismo antes de volver a caer en la bebida, ese dolor y malestar, pero, como Héctor, uno de los muchos personajes de este libro, después de la primera copa, empezamos a recordar lo bien que lo pasamos la última vez que bebimos.

La resaca también nos hace caer en la cuenta, por poner un ejemplo, del bucle continuo y paradójico  del  vicio que afecta a muchos, pues beben para olvidar su trabajo, pero es su trabajo el que les proporciona el dinero para poder beber.

Y así unos cuantos más ejemplos, delirantes unos, acertadísimos otros, descojonantes todos, son los que podemos encontrar en este libro.

Lo malo es lo breve que se es y que se te hace. Lo bueno es la edición tan cuidada, en tapa dura, el precio, y la calidad de los dibujos y texto.

Es un pequeño divertimento que no aspira más que a hacerte pasar un buen rato alejándote de la bebida y, de lo que es peor, de la dolorosa resaca.

Ah, es también un libro ideal para regalar en plan coña. Es de ese tipo de regalos que primero das el gracioso, aunque útil y práctico, y luego el bueno y caro.

Hacedme caso, os sacará de un apuro.

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