Lo que mueve el mundo

Lo que mueve el mundo, de Kirmen Uribe.

Lo que mueve el mundo

Mi relación escritor/lectora con Kirmen Uribe (Ondarroa, 1970) comenzó con una recomendación de mi hermana para que leyera Bilbao-NewYork-Bilbao y continúa porque me gustó tanto, que en esta ocasión no he esperado a que nadie me recomendase nada, yo misma estuve pendiente de la publicación de Lo que mueve el mundo. Y es que no puedo resistirme a la forma de escribir del escritor vasco y esa forma tan suya de conectar con el lector a través de historias cargadas de sensibilidad, belleza y sencillez. Sobretodo sencillez. Y es que Uribe hace de lo sencillo, literatura. Y de la buena. No necesita constantes y excesivas florituras ni busca perífrasis imposibles, vamos, que sin necesidad de enrollarse como una persiana es capaz de tocar la fibra del lector. No escatima aquellas palabras que son necesarias pero tampoco añade algunas en exceso. Y eso a mi, que en la literatura busco entretenimiento, entre otras cosas, me gusta y mucho.

En esta ocasión, el punto de partida de la novela es 1937, en plena Guerra Civil Española. Concretamente justo después del archiconocido bombardeo de Guernika tras el cual, miles de niños vascos tuvieron que partir en barcos desde el puerto de Bilbao hacia el extranjero para exiliarse. Entre esos chavales se encuentra Karmentxu Cundín Gil, una niña de ocho años de la que se hizo cargo en Gante, Bélgica, el escritor Robert Mussche.

Si bien es cierto que la historia de Karmentxu sirve para mostrar algún retazo de la vida de los niños vascos exiliados, únicamente es el punto de partida de una novela en la que el total y absoluto protagonista es Mussche. ¿Y quién es Robert Mussche? un escritor e intelectual solidario e idealista, cuyas fuertes convicciones y valores, tales como la amistad o la lealtad, lo llevan a implicarse de forma activa en la resistencia belga contra los nazis durante la II Guerra Mundial.

Una vez más, y como ya hiciera en la citada novela Bilbao-New York-Bilbao, hace uso de lo que se ha denominado como metaficción (sí, a mi también me llamó la atención la palabreja y, como he aprendido algo nuevo, pues lo comparto con vosotros aunque seguro que alguien habrá que ya la conocía). El caso es que la metaficción consiste en partir de una historia real y llenar aquellos vacíos que pudieran existir por falta de documentación, escrita o testimonial, con ficción. Tan simple como eso. Y Uribe emplea esa técnica para introducir los sentimientos del protagonista, obviamente desconocidos, en una historia construida a partir de las entrevistas que mantuvo con la hija de Mussche, Carmen, así como toda aquella documentación (fotos, cartas…) que ésta le proporcionó.

Lo que mueve el mundo no es únicamente una novela en la que se reconstruye la vida del protagonista, es algo más. Kirmen Uribe consigue que cuando uno la está leyendo sienta proximidad con Robert, sienta que sus problemas son los suyos y consigue que te preocupes por él y por sus inquietudes. Consigue emocionar.

En definitiva Lo que mueve el mundo no se trata solamente de contar otra historia más acerca de la II Guerra Mundial o la historia de alguien que vivió aquello, se trata de amistad, de generosidad, de lealtad, de compromiso con la gente y con lo que uno cree.

Cuando acabé el libro a la cabeza me vino automáticamente la expresión “¿ya está? ¿se ha acabado?” Pensad que 240 páginas con el tiempo que tenemos en Galicia en los últimos tiempos puede significar que lea el libro en tres tardes escasas. Sin embargo, en ese periodo de tiempo que me concedo para reflexionar sobre un libro antes de comenzar con el siguiente (confieso que tampoco es mucho, no soy capaz de mirar para mi mesilla de noche y no ver un libro por allí) llegué a la conclusión de que no le sobra ni le falta ni una sola palabra. Si se os presenta la ocasión, disfrutad de este libro.

4 comentarios en «Lo que mueve el mundo»

  1. Te agradezco esta reseña María. Kirmen Uribe es, quizás, uno de mis autores preferidos. Si sólo has leído de él novelas, te emplazo a que leas “Mientras tanto cógeme la mano”, un poemario que a mí me puso el vello de punta.

    Enhorabuena por la reseña!

    Un saludo

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    • ¡Muchas gracias! No suelo leer poesía (de hecho creo que desde el instituto no lo hago) pero ten por descontado que este libro lo apunto. Lo digo en serio ¿eh? Probaré con “Mientras tanto cógeme la mano”.

      Un saludo.

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